
MÉXICO, DF (Proceso).- Los mercaderes tienen una sola prioridad:
vender. Entre más y con mayor margen de utilidad, mejor; aunque ello
vaya en contra del interés o la salud de los consumidores. En
consecuencia, dos de los principales retos de legalizar la mariguana en
México son la estricta regulación de su comercialización y el exterminio
del narcomenudeo ilegal. Y asegurar que ambos se cumplan.
La venta legal de mariguana es el negocio de mayor crecimiento en Estados Unidos. En 2014, alcanzó un monto de 2 mil 700 millones de dólares, lo cual significó un aumento de 74% respecto a 2013 (mil 500 millones de dólares), de acuerdo con datos de la compañía The ArcView Group. Para 2015 se prevé un crecimiento de 32%.
A la fecha, 23 estados de la
Unión Americana han legalizado el comercio de cannabis para fines
medicinales, y en cuatro más –Colorado, Washington, Alaska y Oregon–
está permitida la venta para usos recreativos. En Washington D.C., los
ciudadanos votaron a favor de la legalización del uso recreativo de la
planta, y pese a ello su venta sigue prohibida. De acuerdo con la
predicción de ArcView, en los próximos cinco años la industria de la
mariguana alcanzará un mercado potencial de 11 mil millones de dólares,
considerando que 14 estados más la legalicen para fines recreativos y
dos más para empleo medicinal.
Se prevé que el año próximo la
venta de cannabis para uso lúdico pueda legalizarse en California,
Nevada, Arizona, Maine, Vermont Massachusetts, Rhode Island y Maryland. A
ese ritmo, si el comercio de mariguana llegara a legalizarse en los 50
estados de la Unión Americana, su industria podría alcanzar un valor de
36 mil 800 millones de dólares, 3 mil millones más que el total del
mercado de comida orgánica. El lobby pro-cannabis en Washington D.C., se
está fortaleciendo para conseguir esa meta.
De acuerdo con la
Evaluación sobre la Amenaza de las Drogas de la DEA (2014), la mariguana
es la droga ilegal más consumida en Estados Unidos. Los altos niveles
de accesibilidad que tiene se deben al tráfico a gran escala proveniente
de México, así como al aumento de su cultivo en espacios cerrados en
territorio estadunidense, además de los plantíos en estados donde su
venta es legal. En consecuencia, el abuso del consumo de la yerba entre
adolescentes se ha incrementado. Más aun, los concentrados que presentan
elevado contenido de THC (tetrahydrocannabinol, el ingrediente primario
activo de la cannabis, con efectos nocivos) representa un creciente
desafío para las autoridades de seguridad y salud del país vecino.
Más
de un tercio de los alumnos estadunidenses de sexto grado de
bachillerato (36.4%) declaran haber consumido mariguana durante el año,
un aumento de 11% respecto a 2009. Más de un cuarto de los alumnos de
primero de prepa (29.8%) reportaron haberla fumado, un incremento de 12%
respecto al mismo lapso. Los preadolescentes de 12 años de edad que
cursan el segundo año de secundaria también están expuestos a la misma;
12.7% confiesan haberla probado más de una vez durante el año, lo cual
supone un aumento de 8% respecto al nivel de consumo de 2009.
En
Estados Unidos –donde está prohibida la venta de alcohol a menores de
21 años– es más fácil para un adolescente conseguir un cigarro de
mariguana que una cerveza. El 60% de los alumnos de sexto grado de
bachillerato no considera nocivo el consumo de cannabis. La mayoría la
consigue a través del narcomenudeo o bien mediante “recomendaciones” de
mariguana medicinal a través de terceros. Los médicos profesionales no
están autorizados a expedir una prescripción oficial para la compra de
la droga, sino sólo “recomendaciones” que pueden ser obtenidas en
dispensarios permitidos en ciertos estados pero que no son supervisados
por el gobierno federal, que la sigue considerando ilegal.
Otra
grave preocupación para el gobierno estadunidense es la creciente
ingestión infantil de los llamados edibles o productos de uso común
hechos con mariguana, como pasteles, galletas, crema de cacahuate,
dulces o refrescos, que resultan atractivos para los niños pero que son
muy peligrosos debido a su alto contenido de THC.
En menores de 21
años, el consumo de mariguana puede producir daños importantes en el
funcionamiento de la sinapsis cerebral debido a que el cerebro humano
termina su proceso de desarrollo a los 21 años de edad. Por tanto, su
empleo puede tener efectos adversos de largo plazo producidos por el
THC, tales como: a) Reducir la interconectividad neuronal en
determinadas regiones del cerebro. b) Disfunción en las redes
prefrontales que regulan la función de decidir y actuar. c) Reducción de
la conectividad de las redes subcorticales que procesan los hábitos y
las rutinas. d) Disminución del volumen del hipocampo. e) Declive
significativo del coeficiente intelectual (IQ). (Nora Volkow, et.al.,
Adverse Health Effects of Marijuana Use –Efectos adversos para la salud
por el uso de la mariguana–, The New England Journal of Medicine, junio,
2014). Mexicana de nacimiento, la doctora Volkow es la directora del
Instituto Nacional para el Abuso de las Drogas de Estados Unidos (NIDA,
por sus siglas en inglés) y una de las más reconocidas autoridades en la
materia a nivel internacional.
Si la sentencia de la Suprema
Corte y los debates organizados por el Congreso conducen a la
descriminalización de la mariguana, habrá que jerarquizar y
compatibilizar dos derechos en conflicto: el derecho al libre desarrollo
de la personalidad y el derecho a la salud y el desarrollo integral de
niños y jóvenes. La experiencia de los países que han legalizado drogas
debe analizarse con rigor crítico, relacionándola con la realidad
institucional y social de nuestro país. En ningún caso debe prevalecer
el criterio del mercader ni el de la frivolidad o el gregarismo
políticos. Es responsabilidad del Estado evitar que niños y jóvenes
menores de 21 años consuman cannabis sativa.
Fuente: Proceso
Fuente: Proceso