Julio Hernández López - Astillero
Un día después de ir a
votar, padres de familia del estado de México comenzarán a hacer válida
la promesa del gobierno de Eruviel Ávila de entregarles 150 pesos para
compra de útiles escolares. Son 3 millones 45 mil 309 tarjetas
denominadas La efectiva las que han sido entregadas a los padres en
razón del número de sus hijos estudiantes, en
asambleasprogramadas a realizarse aún en estos días de
vedaelectoral. Las tarjetas utilizan principal y destacadamente los colores verde y rojo, y significarán una erogación del erario mexiquense, incluyendo gastos de administración y organización, de alrededor de 500 millones de pesos.
Un manual de operaciones (http://bit.ly/1KPvUIs) señala que
el 8 de junio el Señor Gobernador (mayúsculas en el original) presidirá un evento que dará inicio a la entrega en todo el estado, la cual se realizará desde ese día hasta el 13 de julio, mediante un calendario establecido para que en cada
asamblea de padres de familia estén presentes las autoridades educativas e integrantes del gabinete regional, quienes darán un mensaje en nombrede Eruviel Ávila.
En las 14 mil 219 asambleas previas, programadas en plena efervescencia electoral,
entre el 27 de mayo y el 5 de junio, el control estuvo a cargo de los representantes del gobierno estatal y los directores escolares. En el modelo de discurso propuesto para esas reuniones se incluye la mención de que
es importante subrayar que inicialmente (las tarjetas) eran por la cantidad de 130 pesos por cada alumno, pero el Señor Gobernador, atento como siempre a las inquietudes de las mamás y los papás, autorizó que sean 150 pesos por cada alumno.
La versión mexiquense de las tarjetas Soriana en 2012 es sólo un
ejemplo de las tretas que los gobiernos (federal, estatales y
municipales) pueden practicar para la compra del voto con recursos
públicos. Vasto es el catálogo de posibilidades que ofrecen y ejercen
las secretarías de desarrollo social, tanto las estatales como, sobre
todo, la federal a cargo de Rosario Robles Berlanga. Además, claro está,
de los ríos de dinero proveniente de actos de corrupción expresamente
organizados con empresarios, proveedores y firmas fantasmales para
financiar campañas electorales y de las inyecciones de efectivo
realizadas por grupos del crimen organizado que desean garantizar
impunidad y prosperidad a sus negocios.
La respetabilidad y credibilidad del proceso electoral en curso ha
sido, además, seriamente golpeada (exterminada, a juicio de este
tecleador) por la descarada y sostenida campaña de violaciones a las
reglas del
juegodemocrático por parte del grupo autodenominado Partido Verde Ecologista de México (el partido de las cuatro mentiras), en una estrategia de desdoblamiento de intereses del PRI con la mira puesta en captar por esa vía alterna el voto de ciudadanos expuestos a una tan cuantiosa como infractora campaña de propaganda y regalos.
El Instituto Nacional Electoral, conformado en su actual cuerpo por
consejeros y directivos con una calidad decreciente y con
comportamientos partidistas más evidentes que nunca, fue fulminado por
el
Verdey sus trapacerías nunca castigadas de verdad. Igual demérito extremo sufrió el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que no sólo ha sido complaciente, sino cómplice y encubridor, al rebajar constantemente los montos y términos de castigos de alguna manera decididos por el INE.
La cita de los ciudadanos con las urnas tiene como referente
una situación nacional de crisis múltiple, sobre todo en terrenos de
crecimiento económico, seguridad pública y honestidad de la clase
política. Como nunca, en esta ocasión se han producido pronunciamientos y
acciones duras contra la realización de los comicios, como ha sucedido
en Guerrero por parte del movimiento de los familiares de los
desaparecidos estudiantes de Ayotzinapa. También se han hecho escuchar
voces que proclaman la viabilidad del voto nulo como forma de protesta
contra el sistema electoral y sus resultados.
En términos de oportunidad de corrección y mejoría de los grandes
males del país, los actuales pueden ser clasificados ya como comicios
perdidos (aunque resultarán sumamente productivos para la clase
política, que incluso comenzará, a partir de este lunes, a preparar los
siguientes malabarismos, con ánimos de eternización en el poder). Las
campañas fueron insustanciales, el gasto en propaganda y movilizaciones
resultó ofensivo, los partidos (los ya existentes y los nuevos) fueron
incapaces de presentar propuestas novedosas y deslumbrantes que
provocaran un renacer cívico volcado en las casillas, y los chispazos
llamativos se dieron en el terreno engañoso de los candidatos
independientes, como la carta alterna del PRI en Nuevo León (movida con mucho dinero y plenamente avenida con el poder priísta nacional y con segmentos empresariales norteños) o la participación en Cuernavaca, en nombre de un partido de poca presencia, del futbolista Cuauhtémoc Blanco. Mención aparte merece el caso de Pedro Kumamoto en el distrito 10 de Zapopan, Jalisco, un ejemplar esfuerzo independiente, con decenas de miles de pesos como gasto y una importante movilización de clases medias.
Algunos lectores de esta columna y seguidores de una cuenta astillada
en Twitter han solicitado que quien la escribe fije postura respecto de
la discusión entre anulistas, abstencionistas, promotores del voto útil
y defensores en general de la concurrencia a las urnas. Pero, votar,
votar anulando o no votar acabará siendo, en el fondo, un ejercicio
arrollado por las inercias, trampas y adulteraciones en curso. Lo
importante vendrá al día siguiente, pues sólo un esfuerzo de crítica y
autocrítica de quienes desean impulsar cambios de fondo en el país podrá
dar paso a intentos de unidad y lucha renovados, entre ellos el de
impulsar reformas tajantes a la legalidad electoral para que ésta sea
una viable opción más de una amplia batalla nacional y no, como ahora,
una farsa intermedia convalidada. ¡Hasta el próximo lunes!