viernes, 2 de mayo de 2014

Migrantes se movilizan "de costa a costa" en EU contra las deportaciones

Se unen a sindicatos y otros grupos para pedir mejores sueldos
FotoDavid Brooks | Corresponsal | Periódico La Jornada | Viernes 2 de mayo de 2014, p. 25
Nueva York, 1º mayo.- Subiendo el volumen de su grito de basta de deportaciones y separación de familias, ante la sordera de la Casa Blanca y el Congreso, activistas migrantes y aliados se movilizaron en varios puntos del país para marcar el primero de mayo, resucitando una vez más esa fecha del Día del Trabajo festejada oficialmente en casi todo el mundo, menos en el país donde se originó.
Coaliciones migrantes, sindicatos, religiosos, organizaciones comunitarias, estudiantes y activistas en las luchas de defensa de derechos civiles y laborales realizaron marchas y actos en Wa-shington, Los Ángeles, Chicago, Nueva York y decenas de ciudades más, coreando consignas cada vez más airadas para exigir el cese de las deportaciones y medidas antimigrantes, así como por mejores condiciones y salarios para trabajadores tanto migrantes como estadunidenses.

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En ciudades estadunidenses se han intensificado las acciones de protesta y desobediencia civil de inmigrantes y grupos aliados con actos celebrados desde las rejas de la Casa Blanca hasta los centros de detención de la costa oeste. La principal exigencia es el cese de las deportaciones. La imagen, en Nueva York. Foto: Mike Fleshman

En esta ciudad, en la que más de 40 por ciento de la población proviene de otros países, aproximadamente dos mil integrantes de sindicatos y organizaciones comunitarias marcharon y realizaron mítines frente a la alcaldía, mientras otras organizaciones avanzaron desde Union Square e unieron sus exigencias de mejores salarios, reforma migratoria, educación y medidas contra la desigualdad económica, entre otras demandas del 99 por ciento contra el uno por ciento más rico.

Se mezclaron imágenes del Che Guevara y de la máscara de Guy Fawkes de personas que se identificaban como miembros de Ocupa Wall Street, anarcosindicalistas junto con un par de #YoSoy132 y veteranos de las guerras de Irak y Vietnam por la paz, junto con organizaciones de migrantes.

Latinoamericanos, caribeños, asiáticos, africanos y hasta algunos europeos marcharon juntos con una amplia gama de aliados, coreando: Obama, escucha, el pueblo está en la lucha, grito que cada vez se extiende más. Lo más notable es que la demanda inmediata de los inmigrantes ya no va dirigida sólo a republicanos, sino al que prometió una reforma integral como parte de su lema: sí se puede.

En Los Ángeles, integrantes del Frente Indígena de Organizaciones Binacionales realizaron una marcha silenciosa ante la falta de respuesta de las cúpulas políticas a una reforma; en otras dos marchas con miles de participantes se exigió también el fin de las deportaciones masivas. En más entidades a lo largo y ancho del país, las movilizaciones hicieron eco de estas mismas exigencias.

Aunque muy lejos de llegar a las dimensiones de las movilizaciones masivas por los derechos inmigrantes de hace nueve años, y ante la creciente frustración y desilusión con ambos partidos para promover una reforma migratoria integral, nuevas expresiones del movimiento por los derechos de los inmigrantes continúan ejerciendo presión sobre la cúpula política, y cada vez más enfocada sobre Barack Obama.

En los últimos días y semanas se han intensificado las acciones de protesta y desobediencia civil de inmigrantes y aliados con actos que van desde las rejas de la Casa Blanca hasta los centros de detención de la costa oeste y en múltiples ciudades a lo ancho del país.

Coaliciones como #NiUnoMas, FIRM, y de los jóvenes indocumentados conocidos como Dreamers, y organizaciones como la Red Nacional de Organización de Jornaleros (NDLON), entre otras, continúan coordinando múltiples acciones a diferentes niveles –algunas de desobediencia civil, otras de cabildeo de legisladores, otras de movilizaciones de jóvenes–, todas con una demanda inmediata y directa a Obama: el cese de deportaciones y detenciones masivas de inmigrantes indocumentados.

Afirman que el presidente ha deportado a 2 millones de personas durante su estancia en la Casa Blanca, más que cualquiera de sus antecesores, y por ello lo apodan deportador en jefe.

Durante más de tres semanas, frente a la Casa Blanca integrantes de diversas organizaciones se turnan realizando huelgas de hambre, mítines y acciones de desobediencia civil, e invitan al presidente Obama a que salga a hablar con familiares de deportados. NDLON, la Alianza de Latinos por Derechos Humanos de Georgia y representantes de la Alianza Nacional de Trabajadoras Domésticas, entre otros, han participado junto a líderes sindicales, religiosos y organizaciones sociales y representantes de comunidades inmigrantes, de Nueva Orleáns a Massachusetts.

Al mismo tiempo, continúa otra huelga de hambre a 5 mil kilómetros de la Casa Blanca, en Tacoma, en el estado de Wa-shington. La semana pasada, después de más de 40 días de ayuno, Ramón Mendoza Pascual y Cipriano Ríos Alegría finalmente fueron liberados de su aislamiento en solitario y regresados a la población general de reos en el Centro de Detención Noroeste en Tacoma. Sus simpatizantes afirmaban que ese castigo fue en represalia porque se atrevieron a promover acciones de protesta dentro de la cárcel, en las cuales llegaron a participar cientos de detenidos, con el apoyo de familiares y activistas a escala local e internacional.

Hoy se realizó una manifestación frente a ese centro de detención, que marcó 56 días desde que detenidos iniciaron una ronda de huelgas de hambre para protestar por sus condiciones y los niveles sin precedente de deportaciones en el gobierno de Obama.

Otras acciones relacionadas incluyen una huelga de trabajo en una prisión de inmigrantes en Alabama, y anteriormente otras huelgas de hambre en centros de detención en Conroe, Texas y Eloy, Arizona.

También han continuado las acciones de desobediencia civil frente a instalaciones de detención del servicio de inmigración (ICE) en varios estados, muchas de ellas cárceles privadas que lucran con la creciente reclusión de indocumentados. Estas protestas han dado visibilidad a este mundo casi oculto, donde miles de inmigrantes indocumentados son detenidos a veces por meses y años.

Ya no se me ocurre qué más decirle a mis hijos. ¿Cómo les explico que su padre está en una celda sólo por trabajar?, pregunta Santos Gutiérrez, de la organización Comunidades Justas en Massachusetts, quien participa en la huelga de hambre frente a la Casa Blanca.

Fuente: La Jornada