martes, 27 de mayo de 2014

“Los mexicanos tienen una buena razón para ser escépticos”: The Economist

26 mayo 2014 | La Redacción | Proceso
MÉXICO, D.F., (apro).- Considerado en enero pasado como el mejor ministro de finanzas de América Latina, el secretario de Hacienda y Crédito Público (SHCP), Luis Videgaray, cayó de la gracia de los principales diarios especializados internacionales luego de ajustar a la baja su pronóstico de crecimiento del PIB en 2014, de 3.9% a 2.7%.
En sus ediciones del pasado fin de semana, al menos dos de los principales diarios financieros en el mundo, The Economist y Financial Times, dedican un espacio importante a explicar las razones que impulsaron a Videgaray a reducir las expectativas de crecimiento en el país.

The Economist tituló su artículo “A frustrating start to the year” (Un comienzo frustrante de año), en el que señala que pese a la “ola de reformas constitucionales” y al crecimiento de la economía en el primer año de gobierno de Enrique Peña Nieto, los mexicanos “tienen una buena razón para ser escépticos”.

El gobierno de Enrique Peña Nieto, subraya, se ha convertido en uno de los más grandes devotos de San Judas Tadeo, patrono de las causas perdidas.

“Se ha mantenido obstinadamente en 3.9% como previsión de crecimiento para 2014, a pesar de que su principal mercado de exportación, Estados Unidos, ha ido lento, y a que a los dos pilares de su economía –comprar y construir– les ha ido aún peor”, apunta.

En el primer año de gobierno del mexiquense, “cuando lanzó una impresionante ola de reformas constitucionales, la economía creció un magro 1.1%. Su gobierno anunció un nuevo impulso para el crecimiento de este año con más gasto deficitario.

“Efectivamente, el gasto público aumentó 13.2% en el primer trimestre, comparado con el mismo periodo de 2013. Sin embargo, ha habido una caída en la construcción, incluidos los proyectos de infraestructura grandiosas que supuestamente se detonarían con dinero público. Incluso los funcionarios del gobierno parecen desconcertados por el tiempo que está tomando en registrarse el gasto”, sostiene.

Según The Economist, para los comercios “las noticias son aún peores”. Y precisa que la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD) ha señalado que en los primeros cuatro meses de 2014 las ventas totales cayeron por primera vez en 30 años.
Las exportaciones no petroleras, agrega, aumentaron 5.2% en los tres primeros meses, principalmente a Estados Unidos. “Pero la recuperación de la frontera norte todavía no es lo suficientemente robusta como para confiar”.

Contra toda lógica, dice el artículo, las reformas de Peña Nieto parecen pesar sobre el crecimiento a corto plazo, incluso si prometen beneficios eventuales.

“Tomen los impuestos. La reforma fiscal ha elevado el impuesto sobre la renta que afecta a las personas acomodadas. La política también ha herido de manera desproporcionada a los pobres a través de un gravamen contra la obesidad sobre los refrescos y aperitivos. Jonathan Heath, economista, lo expresa así: ‘El gobierno está gastando más, pero tomó ese dinero de los hogares’”.

La inversión es otro ejemplo para el diario económico. Muchas empresas, señala, han puesto sus planes de expansión en espera hasta que vean cómo las leyes secundarias que detallan los cambios constitucionales del gobierno sean aprobadas en el Congreso. “Esto es particularmente cierto en la energía (reforma energética) y las telecomunicaciones, las dos industrias más importantes que se han revisado”.

El diario Financial Times también vio con escepticismo la medida adoptada por Videgaray.

Según el rotativo, luego de un primer trimestre decepcionante, el gobierno tuvo que recortar su pronóstico que, dice, prolonga el crecimiento lento de las últimas tres décadas, y que “continua a pesar de las promesa de transformación económica bajo el impulso de reformas ambiciosas”.

Añade:
“El gobierno y Banxico aseguran que lo peor ya pasó, pero Carlos Capistrán del Bank of America Merrill Lynch dice que el pobre crecimiento del primer trimestre en EU aumenta la posibilidad de que el segundo trimestre mexicano sea mediocre también”.

El reto para México, según el diario londinense, es deshacerse de lo que Alfredo Coutiño, director para América Latina de Moody’s Analytics, llama “anemia crónica” y los cuellos de botella estructurales que han socavado el crecimiento a pesar de la “euforia reforma”.

“El gobierno ha rechazado las sugerencias de que la economía se ha sumergido en la recesión destacando los datos económicos positivos de baja inflación y el incremento de las exportaciones y la inversión extranjera directa”, sostiene.

Y concluye que el destino del país continúa atado a la suerte de Estados Unidos y que la velocidad de la recuperación dependerá de la rapidez del crecimiento del vecino. “Necesitamos un cambio de sentimiento de que las cosas están mejorando, lo cual es difícil si todo el mundo está revisando sus estimaciones hacia abajo”, remata.

El pasado viernes 23, la SHCP finalmente cedió y ajustó su pronóstico de crecimiento del PIB en 2014 a 2.7%, desde el 3.9 en que se había empecinado.

Ante la contundencia de los datos que difundió ese día el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en el sentido de que la economía nacional sólo creció 1.8% en el primer trimestre de este año, respecto de igual periodo de 2013, y apenas 0.28% en relación con el último trimestre del año pasado, Hacienda debió recortar su pronóstico de crecimiento para 2014.

Desde septiembre del año pasado, cuando el Ejecutivo envió al Congreso el programa económico para este año, la dependencia estimó un crecimiento de la economía de 3.9%.

Desde entonces y hasta el jueves 22 –casi nueve meses–, nada ni nadie hacían que cambiara de opinión. Ni las proyecciones de los organismos financieros internacionales (FMI, Banco Mundial, OCDE), ni las que hacían grupos financieros y consultorías dentro del país, todas continuamente a la baja, conmovían a la Secretaría de Hacienda, que se había obstinado en el 3.9%.

Apenas la semana antepasada, el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, cuando rechazaba que la economía mexicana estuviera en recesión –información del Inegi así lo indicaba–, dijo que la situación exacta de la economía se conocería el 23 de mayo, cuando el propio Inegi diera a conocer el dato oficial del PIB al primer trimestre.

Pero llegó el 23 de mayo y Luis Videgaray tuvo que aceptar la realidad: en el primer trimestre del año la economía siguió prácticamente en la atonía. El Inegi informó que en ese lapso la economía apenas creció 0.28% en relación con el último trimestre del año pasado y en 1.8% respecto del primer trimestre de 2013.

Pero si a este último dato se le aplica el ajuste por los efectos estacionales y de calendario, resulta que el crecimiento anual del PIB en el primer trimestre fue de 0.64% respecto del año anterior.

Y fue sólo hasta que conoció estos datos que la Secretaría de Hacienda modificó sus estimaciones: que ahora la economía crecerá en todo este año en 2.7%, dijo en conferencia de prensa el subsecretario de Hacienda, Fernando Aportela.

Una reducción de 1.2 puntos porcentuales respecto del alegre 3.9% sostenido empecinadamente.

Fuente: Proceso