Es la misma política que se impulsó el sexenio pasado, acusan opositores
Enrique Peña Nieto envió al Senado la Estrategia Nacional de Energía para los próximos 15 años, centrada en “incentivar” una mayor participación del capital privado en el sector eléctrico y petrolero, tanto en almacenamiento y distribución de hidrocarburos como en la refinación de crudo, en la petroquímica y en la explotación de recursos no convencionales, como el gas shale.
En el documento de 73 cuartillas se establece eliminar los subsidios generalizados a la gasolina y otros energéticos y focalizarlos, a fin de que beneficien a las familias más necesitadas. “Es necesario que el sistema tarifario dé las señales adecuadas respecto al costo real de los energéticos, lo que conllevará a un uso más eficiente de la energía”.
Se resalta que “es inevitable” que el costo de la energía –gasolina, gas, electricidad y otros– “pueda incrementarse para el consumidor final, pero el reto es hacer llegar la energía a precios competitivos para toda la población”.
El secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, quien ayer se reunió con los senadores del PRD para comentar esa estrategia, señaló en breve entrevista que la participación privada es “en aquellas áreas que la Constitución permita la concurrencia, no así las áreas reservadas, en el caso de los hidrocarburos, exclusivamente al Estado”.
En esa Estrategia Nacional de Energía 2013-2027 se plantea impulsar “alianzas estratégicas” de Petróleos Mexicanos (Pemex) con “empresas líderes en el ramo de la petroquímica y esquemas de suministro de largo plazo cuando se justifique la rentabilidad para ambas partes”.
Se habla de una mayor participación privada en la exploración en busca de reservas probadas, sobre todo en caso de yacimientos complejos, como el proyecto Aceite Terciario del Golfo (ATG), donde “es necesario replantear sus esquemas de explotación a través de apoyos contractuales con terceros”.
El Ejecutivo federal argumenta que durante los últimos años se han llevado a cabo acciones que han permitido mejorar la situación del sector energético, entre ellas multiplicar las inversiones en exploración en busca de hidrocarburos, lo que permitió revertir la declinación natural del crudo y alcanzar un nivel de restitución de reservas probadas de 100 por ciento, pero no es suficiente, ya que pese a que la inversión en actividades para exploración y producción de petróleo se incrementó más de tres veces en los últimos 12 años –al pasar de 77 mil 860 millones de pesos a 251 mil 900 millones de pesos de 2000 a 2012–, la producción comenzó a declinar hasta alcanzar 2.5 millones de barriles el año pasado.
En el documento se agrega que México se ha convertido en importador neto de gasolina, diésel, turbosina, gas natural, gas licuado y petroquímicos. Además, “los sistemas de transporte de energéticos presentan signos de obsolescencia, capacidad insuficiente y problemas de integridad física”.
Adicionalmente, México enfrenta retos de medio ambiente, donde los costos a la salud y al entorno natural derivados del uso de la energía son significativos. Por ello, “tanto en materia de hidrocarburos como en electricidad es fundamental la participación del sector privado”.
Una de las líneas de acción, por ello, es fomentar la participación del sector privado en el desarrollo de la nueva infraestructura de transporte de gas natural por ductos.
Igualmente en materia de refinerías, se “debe establecer una política que incentive la inversión del sector privado en las actividades que sean susceptibles para su participación dentro del marco legal vigente”. Entre ellas como proveedores externos de servicios tales como cogeneración, suministro de hidrógeno y tratamiento de agua.
En el caso de recursos no convencionales, como el gas de lutitas o gas shale, se señala que su explotación “deberá adaptarse a las condiciones legales y económicas que prevalecen en el país, por lo que su desarrollo pudiera ser lento a menos de que se adopten medidas especiales de promoción”.
Por lo que se refiere a la electricidad, la estrategia gubernamental plantea también más capital privado. Establece promover la entrada de los “operadores independientes” a las zonas no atendidas por el servicio público de energía eléctrica e incluso darles esquemas de apoyo financiero para su establecimiento.
Bajo esa figura de operadores independientes funcionan empresas privadas, la mayor parte extranjeras, que se encargan ya de producir casi la mitad de electricidad que se genera en el país, misma que venden a la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Durante la reunión con el titular de Energía, algunos perredistas, entre ellos Dolores Padierna, criticaron la estrategia energética. “Es la misma que se impulsó en el sexenio pasado, que va encaminada a avanzar en la privatización del petróleo y la electricidad”, recalcó.
Fuente: La Jornada
Fuente: La Jornada