Hace muchos años, cuando Necaxa se escribía con mayúscula, baje por primera vez a la Planta de Tepexi en el malacate y en ese lugar, conocí a un trabajador de la Compañía de Luz y Fueza del Centro (LyFC), que lo operaba y tuve la oportunidad de hacer amistad con él y de abusar de esa amistad, por lo que con mucha frecuencia bajábamos, sobre todo los domingos, a comer a ese Paraíso.
Ha de existir aún un arroyo lleno de peces, calor tropical, vistas hermosísimas y una quietud inigualable. Gracias a ese amigo, visitaron Tepexi algunos otros amigos tulancinguenses, en unas excursiones que hacia la Cámara de Comercio de Tulancingo, donde algo tenía que ver Ricardo, mi hermano, que todavía no era presidente de ese organismo.
Trajo a mucha gente a admirar la riqueza de la Sierra Norte de Puebla y siempre se regresaron contentos de haber podido tener la oportunidad de conocer, esos inigualables lugares que el pobre de nuestro presidente de la República no conoce, ni porque fue secretario de Energía.
El no hubiera tenido la necesidad de tener un amigo que manejara el malacate para bajar y subir cuantas veces hubiera querido, pero ya ve usted; desaprovechó la oportunidad.
Ese amigo se alcanzó a jubilar antes de que sucediera la desgracia de perder una de las riquezas más emblemática del México moderno y, precisamente, lo salude la semana pasada y me hizo el favor de poner al tanto de todo lo que está ocurriendo con el patrimonio de esta Sierra Poblana.
En “El Salto”, solo están trabajando dos generadores que son los que siguen surtiendo de energía al metro de la ciudad de México y si por alguna razón, llegan a dejar de funcionar habrá problemas graves en el suministro, mientras que los generadores de Tepexi, de Texcapa y de Patla, están apagados desde que hizo su chistecito el Gobierno Federal, por lo que cuando los vuelvan a arrancar les va a costar “la mitad del otro” (¿?).
Mientras que aún en el tiempo que ha transcurrido, desde la desaparición de LFyC, no han logrado apagar la lucha del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) ni tampoco han podido cerrar los expedientes laborales ni legales con esa organización, que representa a los 16 mil 599 trabajadores que no se liquidaron.
Copias de documentos del Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos (Ifai), proporcionadas por jubilados del gremio, revelan que el gobierno federal pagó más a contratistas, empresas privadas, viáticos y salarios de trabajadores traídos de otros estados, que el costo laboral de la plantilla que tenía LFyC.
No ha habido ningún ahorro; han erogado más para dar un servicio peor; desapareció el subsidio a los usuarios; no han recuperado las cuentas por cobrar que dejó LFyC y no mantuvo un control de los inventarios que dejó la empresa, y siguen las movilizaciones, marchas, mítines, huelgas de hambre, plantones, alianzas y otras acciones, los trabajadores que siguen en la lucha no se han cansado.
El costo de la extinción de LFyC no sólo lo han pagado los trabajadores, sino también el pueblo. Los trabajadores del SME darán su voto a quien los ha apoyado y lamentan que no haya quedado Ebrad como candidato a la presidencia de la República, pero tienen puestas sus esperanzas en que el próximo presidente de México, tenga sensibilidad política y se resuelva el problema, que tanto daño le ha hecho a la economía de la Sierra Poblana.