La industria petrolera dejó de ser una actividad única del Estado mexicano con la reciente concesión a dos empresas privadas para que participen en la exploración y producción del crudo.
25 agosto 2011 | Jacinto Granda | Argenpress
La industria petrolera dejó de ser una actividad única del Estado mexicano con la reciente concesión a dos empresas privadas para que participen en la exploración y producción del crudo.
A esto se une el anuncio de Petróleos Mexicanos (PEMEX) de que se abrirán más licitaciones para otras entidades estimuladas a incorporarse a esa actividad productiva.
Unas 30 compañías extranjeras y mexicanas ya se manifestaron interesadas en participar en el negocio, lo cual anticipa el incremento de la entrada privada en esa industria.
La gestión particular ya realizaba algunos trabajos de servicios en la producción petrolera del país, aunque hasta el momento no se había involucrado nunca en la extracción.
Esta industria fue nacionalizada en 1938 durante la presidencia del general Lázaro Cárdenas del Río y desde entonces fue considerada constitucionalmente como patrimonio del pueblo mexicano.
Pero el nuevo esquema neoliberal de contratación que concede a firmas privadas actividades sustantivas de PEMEX es el resultado de la reforma energética aprobada por el Congreso mexicano en octubre del 2008.
Ese polémico acuerdo se tomó después de un debate acalorado en el Poder Legislativo y de diversas protestas por parte de sectores nacionalistas preocupados por ceder esta actividad económica fundamental para el país y también símbolo de la soberanía.
El director general de PEMEX, Juan José Suárez, dijo que la reforma da a esa entidad la posibilidad de asociarse con empresas que la complementen en sus nuevos programas de exploración y extracción.
Las dos firmas privadas que participarán en la producción de reservas del crudo en el sureño estado de Tabasco son la británica Petrofac Facilities Management Limited y la mexicana Administradora de Proyectos de Campo.
Las reservas donde esas empresas van a laborar, llamadas campos maduros, abarcan una superficie de 312 kilómetros cuadrados, con un potencial de 207 mil millones de barriles de petróleo.
De acuerdo con el contrato, se remunerará a la empresa privada con pagos en efectivo a través de un porcentaje de recuperación de los costos en que incurrió más una tarifa fija por barril extraído.
Como limitación fijada por el convenio, las empresas privadas no pueden vender el petróleo que extraen, porque PEMEX seguirá obteniendo los beneficios de la comercialización de esos hidrocarburos.
Según se anunció, las próximas licitaciones serán para terrenos de la región norte, en Chicontepec y en aguas profundas.
Representantes de diversas agrupaciones manifiestan su oposición a que se ceda participación en la industria petrolera del país a empresas extranjeras y nacionales privadas.
El presidente del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Jesús Zambrano significó la oposición de su organización a esas concesiones.
Igualmente reiteró que su partido tiene una demanda en la Cámara de Diputados para que se prohíban.
La enorme importancia que tiene para el Estado mexicano la industria petrolera radica en que es la mayor fuente de ingresos de divisas extranjeras del país y financia aproximadamente el 40 por ciento del presupuesto anual del gobierno.