Por el momento vendo cigarros y dulces. Cuando me va bien ganó como 250 pesos, y eso sucede cuando hay marchas o manifestaciones. Por otro lado, mi esposa empezó a trabajar en una empresa de costura.
Soy Gonzalo Cabrera Salinas, tengo 51 años, y hace año y medio que por intereses económicos dejé de trabajar en el taller automotriz de Luz y Fuerza del Centro. Un sábado de octubre de 2009 cambió mi vida y la de mi familia, todo lo que uno imagina y quiere se ve frustrado, arrebatado.
Vivir en la incertidumbre ya es cotidiano para los ex-trabajadores de Luz y Fuerza, vivimos con la esperanza y el engaño, tenemos que aprender a manejar nuestras emociones, a contener nuestro enojo, a soportar que algunos sectores de la sociedad nos vean como gente sin valía… Tenemos que seguir. Trabajé por cinco años en el taller, ganaba cerca de seis mil pesos al mes, no robé ni he robado, no soy delincuente ni pandillero y lo único que quiero es un trabajo que permita que mis hijos estudien y que tengamos una vida digna.
Por el momento vendo cigarros y dulces. Cuando me va bien ganó como 250 pesos, y eso sucede cuando hay marchas o manifestaciones. Por otro lado, mi esposa empezó a trabajar en una empresa de costura.
Tengo tres hijos, un varón de 20, que afortunadamente sigue en la escuela, ahora estudia ingeniería en computación. Tengo dos hijas, una de 12 y la otra de nueve años. La menor quiere ser presidenta para dar trabajo a mucha gente. Lo cierto es que entre mi esposa, mi hijo cuando termine su carrera y yo haremos lo posible porque ellas logren lo que desean.
No sólo somos los trabajadores los afectados, también son nuestros hijos y la gente que dependía de nosotros para buscar mejores condiciones de vida. Además nos quedamos sin servicios de salud y cada vez que buscamos algún trabajo (seguramente con sueldos bajos), nos rechazan al ver que somos gente de Luz y Fuerza; estamos fichados.
El gobierno es un cabrón, no sólo quiere acabar con el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), quiere acabar con la unión, con todo aquello que estorba para hacerse de más poder y dinero, quiere acabar con la esperanza. Afortunadamente seguimos unidos, y mi familia es mi principal motor para continuar en la lucha.
Los compañeros que nos encontramos desde hace año y medio en la plancha del zócalo queremos demostrar a la población que se puede hacer frente al gobierno con dignidad, que se puede vivir y dejar vivir a los demás.
El gobierno nos quiere provocar, nos incita; en ocasiones la policía federal pasa alrededor del zócalo en las madrugadas buscando una reacción. Un ejemplo fue lo que sucedió el 11 de abril; nos calificaron de violentos y pandilleros. Todos nos cansamos, la espera tiene condimento de burla y engaños.
No es que despertamos un día con ganas de golpear o ser violentos, no somos como ellos, que de un día para otro nos dejaron sin trabajo. Además existe una total desinformación, ya que a un compañero (Gabriel Blas) le imputan delitos como pandillerismo y agresiones en contra de cuerpos policiacos. Lo llamativo es que él tiene 70 años; no puede ni aventar una piedra.
He hablado con mi esposa y mi hijo para pensar en nuestro futuro, esperaremos la resolución de los diputados esta última semana de abril, para saber si es posible la creación de una empresa alterna a CFE; no se trata de dinero, sólo queremos un trabajo digno y una solución. De no ser así pensamos poner un negocio estable, un negocio que deje, tal vez pidiendo un préstamo, y si no es posible, seguiremos en la lucha.
No puedo decir que me voy a liquidar, no me conviene liquidarme, pues no me darán bono y me darán lo que ellos quieran, así que esa opción está casi descartada.
Por último quiero terminar con una historia jamás contada de una reunión que tuvimos toda la gente del SME:
Estábamos en una asamblea discutiendo, cuando apareció Cristo, se sentó en medio de todos y nos preguntó:
-¿De qué hablan?
- De los “logros” del presidente Felipe Calderón.
-¿Cuáles logros?
-El desempleo, los muertos por una guerra que ya no se llama guerra, el rompimiento del tejido social.
-¡Qué interesante!, responde pensativo. A mí por llevar la paz y el bien me crucificaron… ¿Qué han hecho ustedes?