Leopoldo Ramos
Jueves 5 de mayo de 2011, p. 4
Saltillo, Coah., 4 de mayo. Familiares de los trabajadores atrapados desde la mañana del martes en una mina de carbón en Sabinas, que colapsó por una explosión de gas metano, reclamaron a autoridades federales y estatales la ausencia de noticias sobre los nueve que permanecen dentro de la carbonera, mientras fueron rescatados los cadáveres de cinco.
Los parientes de los mineros intentaron rebasar la valla de acero que los separa unos 100 metros de la bocamina y del centro de mando del titular de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social, Javier Lozano Alarcón, quien advirtió que el pronóstico de hallar con vida a los nueve mineros atrapados
no es esperanzador.
Que nos digan qué van a hacer o dejen a los voluntarios bajar. Que hagan algo, exigió Benita García, esposa de uno de los mineros.
Ya saquen a todos los muchachos, vivos o muertos, como sea, pero que los saquen ya; todas las horas que han pasado y no han hecho nada, imagínense si hay alguien vivo ahí, dijo a gritos.
Policías estatales impidieron a los inconformes pasar la valla. Posteriormente, los familiares consiguieron que una comisión de cinco personas esté de manera permanente en la bocamina para corroborar el ingreso de los brigadistas.
No obstante lo dicho por Lozano Alarcón, familiares y amigos de las víctimas no descartan que salgan con vida. José Antonio Salazar, quien laboró durante 50 años extrayendo carbón en la región, explicó que en las galerías los trabajadores habilitan
recovecospara descansar y comer, y es posible que
en uno de esos lugares los compañeros estén refugiados, pero sin aire, agua ni comida.
Una mujer no identificada le gritó a Lozano que
por ningún motivopermitirán que ocurra lo mismo que en Pasta de Conchos, que se convirtió en sepultura para 63 trabajadores atrapados el 19 de febrero de 2006.
Nos dan una solución o a ver cómo le hacemos, no vamos a dejar que hagan lo que en Pasta de Conchos, aquí nos los van a entregar vivos o muertos, pero no los vamos a dejar abajo.
Los familiares reclamaron a Lozano que los trabajos de búsqueda y rescate transcurren con lentitud y le exigieron echar mano de los recursos disponibles para contratar especialistas.
La irritación de los deudos aumentó luego de que la Subsecretaría de Protección Civil de Coahuila impidió a brigadistas de la agrupación Topos ingresar a la mina.
No estamos como para rechazar la ayuda de nadie, todo el apoyo sirve y a estos señores no los dejaron trabajar, reprochó una joven.
Lozano dijo que de los 15 mineros afectados por el estallido en el pozo carbonero de la empresa Beneficios Industriales del Norte SA (Binsa), la cual inició actividades hace 25 días, sólo siete están inscritos en el Instituto Mexicano del Seguro Social.
Entre los familiares de las víctimas se supo que a cambio de no quejarse por carecer de seguridad social y prestaciones laborales, siete mineros recibían 300 pesos más que sus compañeros, para sumar un ingreso semanal de mil 200 pesos, mientras el menor Jesús Fernando Lara Ruiz, de 15 años, obtenía 700 pesos por semana.
De acuerdo con Lozano Alarcón, la mina era explotada por Melchor González Vélez, propietario de Binsa, aun cuando la Dirección General de Minas de la Secretaría de Economía expidió el 3 de noviembre de 2005 la concesión respectiva, por 50 años, a favor de las razones sociales Luis González Garza y Minera El Sabino.
Entre las 22 horas del martes y las cuatro del miércoles, brigadistas rescataron los cadáveres de Reyes Franco, Julio César Reséndiz, Isaías Valero, Mario Alberto Anguiano y Leobardo Sánchez.
Sin embargo siguen atrapados a 60 metros de profundidad Jesús A. Sifuentes, Julio Sifuentes, Hermilo Pérez, Néstor Carmona, Eleazar López, Santos Vallejo, Rogelio Robledo, Hugo Santos y Juan César Chávez.
En los trabajos de rescate participan unas 40 personas, que ingresan en cuadrillas de seis, en turnos de tres horas, para retirar los escombros que obstaculizan el acceso a la galería donde podrían estar los nueve atrapados.
De manera simultánea, otros obreros buscan conectar por el subsuelo el pozo de carbón siniestrado con una excavación alterna, para tratar de inyectar aire fresco y reducir el riesgo a los brigadistas.
(Con información de Lilia Ovalle)