El show de Lozano y Cordero / Otro aumento a la gasolina
Carlos Fernández-Vega
Qué pena, qué desperdicio, pues de nada ha servido la intensa actividad mediática de los informadores gubernamentales sobre "la realidad oficial" en materia de empleo. Constante es la aparición de los carismáticos secretarios del Trabajo y de Hacienda en conferencias, seminarios, entrevistas y conexos (donde con envidiable entusiasmo cacarean "los buenos resultados" y las "cifras históricas, con nombre y apellido" en eso que ellos califican de generación de puestos de trabajo), para que al final de cuentas la verdadera realidad los desmienta un día sí, y el siguiente también.Mes tras mes, Javier Lozano Alarcón y Ernesto Cordero arman su show para aparecer en la tele con una enorme sonrisa y difundir la buena nueva de que ahora sí la generación de empleo en el país alcanza "niveles históricos", que "lo peor quedó atrás", que "se recuperaron las plazas perdidas por la crisis que vino de afuera", que el desempleo vertiginosamente se reduce, que los salarios crecen a la velocidad de la luz y que etcétera, etcétera, para que hasta la propia estadística oficial tire al bote de la basura las afirmaciones de tan distinguidos integrantes del gabinetazo.
Resulta que ayer, en su encuesta trimestral sobre ocupación y empleo en el país (correspondiente a enero-marzo de 2011), el Inegi documentó que las alegres afirmaciones de ese par de joyas de la burocracia nacional son tan falsas como la "exitosa estrategia" gubernamental contra el crimen organizado, pues la tasa oficial de desocupación prácticamente no se movió en un año, de tal suerte que el derroche mediático de los susodichos no ha servido más que para engordarle la chequera a los medios "amigos".
De acuerdo con los resultados de la citada encuesta, en el primer trimestre de 2011 la tasa oficial de desocupación abierta fue de 5.2 por ciento de la población económicamente activa (6 por ciento en las ciudades de la República con más de cien mil habitantes). Un año atrás, tal indicador se ubicó en 5.3 por ciento, con lo que en el transcurso de 12 meses apenas 45 mil mexicanos, en términos netos, se habrían colocado en el mercado laboral, y ello no representa precisamente un "logro histórico" en materia de empleo. De cualquier suerte, alrededor de 2.5 millones de mexicanos, según la medición oficial, permanecen en desocupación abierta, contra 1.6 millones cuando "el presidente del empleo" se sentó en Los Pinos.
Tan resultón ha sido el show mediático de los susodichos, que la tasa oficial de desocupación abierta en el primer trimestre de 2011 (5.2 por ciento) resulta incluso ligeramente superior a la registrada por el Inegi en igual periodo, pero de 2009 (5.1 por ciento), el año de la crisis disfrazada de "catarrito". Las "cifras históricas" presumidas ni de lejos han servido para atemperar la desocupación en el país, amén que resultan extremadamente inferiores a la demanda real en el mercado laboral. Para tener el dato a la mano, en el primer trimestre de 2007 (ya con "el presidente del empleo" en funciones), el citado indicador fue de 3.9 por ciento; un año después no se había movido (se quedó en 3.9 por ciento); para 2009 se había incrementado a 5.1 por ciento, en 2010 a 5.3 por ciento y en 2011 oficialmente se instaló en 5.2 por ciento. "¿Cifras históricas que no logran atemperar la desocupación?" Sólo en el show mediático de Lozano-Cordero.
Mientras preparan la siguiente ronda, en su reporte trimestral el Inegi detalló que si bien la tasa promedio nacional de desocupación abierta fue de 5.2 por ciento en el primer trimestre del año, algunas entidades de la República parecen haberse esforzado más para destacar como las que registran el indicador más elevado en este renglón. Así, en el periodo de referencia, el estado de Chihuahua reportó la tasa de desocupación más elevada: 7.6 por ciento. En orden descendente, le siguieron Tlaxcala (7.2 por ciento), Durango y Zacatecas (7 por ciento cada una), Sonora (6.9), Tamaulipas (6.7), Tabasco (6.6), Distrito Federal, Guanajuato y Nuevo León (6.4 en cada caso) y Aguascalientes, Baja California Sur y el Estado de México (6.2 cada uno). En sentido contrario, los estados de la República con indicadores de desocupación abierta por debajo de la media nacional fueron Chiapas (2 por ciento), Guerrero (2.1), Campeche (2.4), Yucatán (2.9), Michoacán (3.1), Oaxaca (3.4), Morelos (3.6), Nayarit (3.8) y Veracruz (3.9).
La citada encuesta revela que entre enero y marzo del presente año descendió la ocupación en los sectores agrícola e industrial, mientras que en el de servicios reportó incremento. Más de la mitad de la población ocupada (50.9 por ciento) se concentra en las ciudades más grandes del país (de 100 mil y más habitantes); le siguen las localidades rurales (menores de 2 mil 500 habitantes) donde se agrupa 20.2 por ciento de la población ocupada total; los asentamientos que tienen entre 15 mil y menos de 100 mil habitantes (urbano medio) albergan 15 por ciento, y el resto de los ocupados (13.9 por ciento) residen en localidades de 2 mil 500 a menos de 15 mil habitantes (urbano bajo).
Se mantiene al alza el indicador de población ocupada en el sector informal de la economía. En el primer trimestre fue de 28.5 por ciento (alrededor de 13 millones de mexicanos), 1.33 puntos porcentuales más que lo registrado en octubre-diciembre de 2010.
El panorama lo redondea La Jornada, en nota de Roberto González Amador: "la recuperación de la actividad económica después de la crisis de 2008 y 2009 no ha llegado a los bolsillos de los trabajadores. El promedio de las remuneraciones, tanto en la industria como en el comercio, es ahora menor al registrado a mediados de 2008, indica información del Banco de México. La contención de los salarios, uno de los factores que han apoyado el control de la inflación, ha ocurrido mientras la actividad de las empresas, tanto las exportadoras como las orientadas al mercado interno, han retomado el dinamismo perdido por la crisis. El ingreso promedio de los trabajadores mexicanos en el sector manufacturero es ahora 6.76 por ciento menor en términos reales, es decir, descontado el efecto de la inflación, al que prevaleció en junio de 2008, periodo en que la economía mexicana comenzó a acusar los efectos de la crisis financiera y después también económica en Estados Unidos".
Las rebanadas del pastel
Y para no perderle el gusto y la costumbre, la Secretaría de Hacienda, con Ernesto Cordero a la cabeza, regala a los mexicanos el quinto gasolinazo consecutivo en 2011.