Alejandra Escobar es hija de integrantes del sindicato y participará en el festejo masivo de quinceañeras el 30 de abril en el Auditorio Nacional
KARLA MORA
15 de abril 2011
Faltan dos semanas para que Alejandra Escobar, a lado de 406 adolescentes, festeje sus 15 años. Para ella es como un sueño hecho realidad, una imagen que permanece a pesar de que a diario lidia con el desempleo de sus padres, ambos integrantes del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) de la extinta Luz y Fuerza del Centro (LyFC).
La quinceañera teme por el futuro de su familia, cuyos ocho integrantes se sostienen sólo por el sueldo de su hermana mayor.
Sus pestañas altas no vislumbran su historia, tiene un color cereza en la boca marco de una sonrisa de nerviosismo, sujeta en el apodo que le pusieron compañeros de su escuela y del Instituto de la Juventud:Barbie.
Aunque baila, no niega que no puede ir a la escuela por problemas económicos y que sus padres cayeron en una depresión desde que les anunciaron su despido por la desaparición de LyFC.
“Cayeron en depresión, mi papá ahorita están muy mal y mi mamá también y nos afectó bastante”, expresó.
“Somos muchos de familia y dicen que vamos a salir adelante y que no nos vamos a dejar pisotear por el gobierno”, platican tras ensayar el vals que presentará junto con otras quinceañeras en el Auditorio Nacional.
Los ojos se le llenan de lágrimas al hablar de la situación de sus padres por el conflicto sindical. La adolescente relató que sus progenitores han acudido a los plantones e, incluso, su mamá participó en la huelga de hambre que organizaron en el Zócalo.
Sobre los hechos que ocurrieron el lunes pasado, donde se acusó a los simpatizantes de armar disturbios, Alejandra Escobar mencionó que sus padres no estuvieron ahí. Sin embargo, le han comentado que “el gobierno mete a alborotadores que son los que generan los disturbios, como lo fueron los cinco autos quemados”.
“Nos están dando la espalda bastante, no se dan cuenta de que destruyeron un buen de futuros y luego se quejan de que hay ninis y por su culpa es que estamos así”, detalló.
Su mamá acaba de ser intervenida de la vesícula y su padre es diabético, por lo que existen varios actos públicos a los que no pueden asistir. Siguen en la lucha, pero antes, dijo, estaban felices.
“Antes no me faltaba nada, estaba bien y mis papás estaban felices; después de que les quitaron el trabajo, pues así como que sí se sintieron mal, todos caímos en depresión”, aseveró.
La adolescente explicó que espera que haya una respuesta, que sus papás tengan de nuevo trabajo o una ayuda para sus familias y sea resuelto en conflicto a bien de quienes integran el SME.
En tanto, espera mejores tiempos, acompañada de su baile y su vestido, con decenas de compañeras que compartirán el 30 de abril su presentación en sociedad en el Auditorio Nacional.
Además, espera entrar pronto a la escuela y poder estudiar Turismo.