
En la Comisión de Cambios
(Secretaría de Hacienda y Banco de México) no saben de qué forma
podrían contener lo que sus integrantes gustan en denominar
volatilidad pasajera. Duro y tupido le han pegado a la divisa nacional en el transcurso del gobierno peñanietista, pues el peso se ha devaluado frente al dólar en alrededor de 46 por ciento, y ayer el tipo de cambio no sólo impuso récord, sino que rozó las 19 unidades por billete verde.
En ese lapso tal Comisión (integrada por el
ministro del (d) año, Luis Videgaray, y dos de sus subsecretarios, más el gobernador del Banco de México, el afamado
doctor catarritoAgustín Carstens, y dos subgobernadores de esa institución) no ha dejado de meter mano a las reservas internacionales en su intento (fallido, por lo demás) de
atemperarel golpe, pero el tipo de cambio no deja de hundirse.
barrera sicológicade los 19 pesos por dólar,
muroque de cualquier suerte, por lo visto, se superará fácilmente.
Mientras son peras o manzanas, y la Comisión de Cambios resuelve si aumenta a 700 millones de dólares diarios la
subastade billetes verdes en el mercado cambiario nacional, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) divulgó ayer sus Perspectivas sociales y del empleo en el mundo, tendencias 2016, de las que se toman los siguientes pasajes:
Al disminuir el ritmo de crecimiento en las economías emergentes y en desarrollo, el malestar social ha subido. Tras años turbulentos después de la crisis mundial (2008-2009) las manifestaciones de descontento con la situación económica y social empezaron a reducirse en muchas regiones, pero como la actual situación económica ha empezado otra vez a deteriorarse, principalmente en los países en desarrollo, el malestar social se hace de nuevo más patente. En las economías desarrolladas, donde la recuperación se ha consolidado, la estabilidad social ha seguido mejorando, mientras las economías emergentes han experimentado pequeños cambios. Si las mejoras actuales en el mercado de trabajo fueran de corta duración, la situación podría revertirse rápidamente. En ambos grupos de países, el desempleo generalizado entre los hombres jóvenes, que se mantiene en altos niveles en las economías desarrolladas, es a menudo un factor determinante en los movimientos políticos y sociales.
Las más recientes previsiones de crecimiento económico estiman que el número de desempleados a nivel mundial se incrementará en 2.3 millones durante 2016 y 1.1 millones en 2017. La mayor parte de este crecimiento tendrá lugar en las economías emergentes. Las que contribuirían serían las de Brasil (con 700 mil) y China (800 mil). Se estima que el número de desempleados en los países emergentes y en desarrollo crezca en 4.8 millones durante estos dos años. Parte de dicho incremento se verá compensado por la mejora continua en las economías desarrolladas.
El empleo vulnerable es la proporción de trabajadores por
cuenta propia y trabajadores familiares no remunerados con respecto al
empleo total. Estas categorías de trabajadores sufren generalmente altos
niveles de precariedad, dado que las personas en trabajos vulnerables
tienen a menudo un acceso limitado a los sistemas de protección social.
El empleo vulnerable representa más del 46 por ciento del total mundial,
lo que supone cerca de mil 500 millones de personas.
Su prevalencia en términos absolutos indica que existen importantes
deficiencias en el logro de un patrón de crecimiento inclusivo y en la
disponibilidad de trabajo decente. El problema del empleo vulnerable es
especialmente grave en los países emergentes y en desarrollo, donde
afecta respectivamente a más de la mitad y a las tres cuartas partes de
la población ocupada. En el sur de Asia y en el África Subsahariana las
tasas alcanzan aproximadamente 73 y 70 por ciento, respectivamente.
La falta de oportunidades de trabajo productivo, junto con la
ausencia de protección social adecuada, llevan a grandes segmentos de la
población de los países en desarrollo a empleos mal pagados, a menudo
por cuenta propia, intensificando así el riesgo de pobreza. Se estima
que el año pasado en pobreza extrema se encontraban 327 millones de
personas empleadas, y 967 millones en pobreza moderada o casi moderada.
Durante el periodo comprendido entre 2000 y 2015 el número absoluto se
redujo en un promedio anual de 4.9 por ciento en el caso de la pobreza
extrema, pero subió 0.7 por ciento en el caso de la pobreza moderada o
casi moderada. Ese ha sido el caso tanto en las economías en desarrollo
como en las emergentes, que representan aproximativamente 30 y 70 por
ciento, respectivamente, de la pobreza extrema mundial.
El empleo informal es generalizado en muchas economías en desarrollo y
emergentes, pues como porcentaje del empleo no agrícola, supera el 50
por ciento en la mitad de los países con datos comparables. En un tercio
de ellos afecta a más de 65 por ciento de los trabajadores. La
informalidad tiene sus raíces en la incapacidad de crear suficientes
empleos formales capaces de atender a todos aquellos que quieren
trabajar. Cuando hay carencia de plazas laborales decentes los
trabajadores se pasan al empleo informal. Es poco probable que este
problema mejore rápidamente, sobre todo en las economías en desarrollo
que tienen un alto crecimiento demográfico.
Las rebanadas del pastel
Los fondos para el retiro de los trabajadores se utilizan
para financiar, muy barato, a las grandes empresas privadas, que
obtienen pingües ganancias de ello. Todo para los corporativos y los
dueños de las Afore, pero ni un peso para los dueños de ese dinero:
Fuente: La Jornada - Opinión
en 2015 los fondos mexicanos de pensiones no obtuvieron rendimientos; su crecimiento, de casi 166 mil millones de pesos, derivó sólo de las aportaciones realizadas por los trabajadores a lo largo del año; de hecho, acumularon cinco pérdidas durante el año, que sumaron 56 mil 388 millones de pesos(La Jornada). He allí una muestra de “la gran solución social al México moderno de hoy… un sistema para el futuro, moderno, ágil, transparente y, sobre todo, justo” (Zedillo dixit).
Fuente: La Jornada - Opinión