jueves, 25 de julio de 2013

Profeco contra CFE

En un nuevo Kramer contra Kramer, la Procuraduría Federal de Protección al Consumidor prepara una demanda colectiva contra la Comisión Federal de Electricidad. La manzana de la discordia es la forma en que la instancia calcula los cobros al público
25 julio 2013 | Alberto Barranco / Empresa | El Universal

La posibilidad de los reclamos conjuntos, al estilo de los Estados Unidos en que un consumidor se sube a un camión al que se agregan decenas más en la misma ruta de reclamo, se abrió hace unos meses al modificarse la ley.

Bajo el marco, la Profeco promovió juicios contra Mexicana de Aviación al quedarse varados con boleto en mano miles de clientes tras la salida de las pistas de la empresa. En la vía está también Teléfonos de México, las televisoras de paga vía satelital y otras líneas aéreas. 

Aunque la ley lo prevee, el organismo, encabezado desde hace unos meses por el exsubprocurador de la Procuraduría General de la República y exprocurador del Estado de México, Alfredo Castillo Cervantes, no se había atrevido contra una empresa paraestatal. 

El alud de quejas por cobros indebidos de la CFE, al calcularse el consumo sobre la base de pagos anteriores, es decir sin consultarse los medidores, se inició en el Valle de México a partir de la salida de escena de Luz y Fuerza del Centro. 

En varias entidades federativas, con énfasis en el sureste, es decir Chiapas, Oaxaca, Tabasco y Quintana Roo, los reclamos son permanentes. De hecho, en la primera se integró un Comité de Defensor. 

En la capital del país la Asamblea Legislativa tomó la estafeta, documentando casos de escándalo, usuarios que pagaban 60 pesos, ahora les cobran tres mil, para no hablar de recibos de 20, 25 o 35 mil pesos. 

La llegada del funcionario, quien sustituyó al también ex procurador del Estado de México, Humberto Benítez Treviño, tras el escandaloso caso de tráfico de influencias de su hija, motejada como Lady Profeco, le ha dado una dinámica inusitada a la institución. 

Bajo su gestión, por ejemplo, se litiga contra la llamada cláusula de adhesión que obligan los hospitales privados a firmar a un enfermo o sus familiares, eximiendo de antemano de responsabilidad a éstos en lo general y a los médicos en lo particular de supuestas complicaciones que pudiera tener el paciente. 

Si se muere, pues, no es nuestro problema. 

Más allá, la Profeco ha emprendido una cruzada contra gasolineras que otorgan litros incompletos, con la novedad de que ahora la revisión de dispensadores se realiza en forma integral, no aleatoria. 

Las clausuras alcanzan a cientos de establecimientos. 

La acción alcanza a las empresas gaseras bajo dos vías: la inmovilización de tanques o cilindros que no tienen el peso que pregonan, y la verificación de los medidores de las pipas que surten sus tanques estacionarios. 

El terremoto mantiene en vilo a docenas de empresas. 

En el mismo palmetazo en el escritorio, el organismo que surgió hace más de 40 años, se lanzó contra empresas con etiqueta de intocables como SKY y Dish, al mantener la exigencia de borrar de sus contratos la obligación de sus clientes de permanecer atados un año mientras se amortiza el costo de los equipos. 

Más allá, se confiscaron miles de productos de Bimbo, ante la acusación de publicidad engañosa, al plantearse en las envolturas que el contenido era de tres pastelitos, con la novedad de que aparecen sólo dos. 

La acción provocó una protesta airada de la Cámara Nacional de Comercio en Pequeño, quien calificó las acciones de excesivas y arbitrarias. 

La paradoja del caso es que la acción contra los cobros abusivos de la Comisión Federal de Electricidad llega justo cuando la paraestatal está implementando un escenario en que el cliente pagaría de antemano su consumo. 

Estamos hablando de los medidores con posibilidad de introducirles tarjetas de prepago, algo así como la mayoría de los teléfonos celulares. 

El usuario, así, sería su propio inspector y en tal caso racionaría su consumo en función de su capacidad de pago. 

Por lo pronto, no se requiere un camión, sino un convoy para subir a todos los usuarios que se sientan agraviados por cobros arbitrarios de la CFE, algunos de ellos organizados para impedir cortes. 

Ahora que la ruta apunta hacia el cobro de agua que se realiza bajo las mismas características de ir prorrateando el consumo promedio, ante la inutilidad de los medidores. 

Y ahí viene la telefonía móvil. 

Kramer contra Kramer.