martes, 25 de junio de 2013

Pemex en la encrucijada / “Modernización” veloz / Urge inversión privada / Universidad Cantinflas

México SA-Carlos Fernández-Vega
La prometida reforma energética promovida por el inquilino de Los Pinos y amigo$ que lo acompañan, y el debate que genera, han motivado a no pocos funcionarios, líderes partidarios y representantes populares a presumir en público sus desarrolladas habilidades retóricas y sus muy bien ganados diplomas de la internacionalmente reconocida Universidad Cantinflas.
Desde luego que no es la primera vez que los muestran (es enorme y creciente el número de egresados de dicha institución educativa), pero a partir del más reciente patinón energético del adelantado inquilino de Los Pinos (la reforma incluiría los cambios constitucionales necesarios para dar certeza a los inversionistas privados), parece que alguien organizó un concurso para saber quién es el más picudo en estas artes.

Ayer, por ejemplo, el pastor tricolor en la Cámara de Diputados, Manlio Fabio Beltrones, se aventó una frase de colección: “Petróleos Mexicanos no se vende ni se privatiza; lo que buscamos es darle más velocidad a la modernización… una reforma energética que (…) gira alrededor de reconocer que la propiedad del petróleo es del Estado”. Bien haría el legislador en explicar a los no doctos en estos menesteres qué coño quiere decir con eso de darle más velocidad a la modernización, sobre todo cuando el presidente Peña Nieto ya dijo que habrá cambios constitucionales para darle certeza a los inversionistas privados, y dijo inversionistas, no contratistas.

Ahora que si el quid es reconocer que la propiedad del petróleo es del Estado, pues que el diputado Beltrones no se sofoque ni se acongoje, porque la Constitución es nítida en ese sentido, es decir, a quién le pertenece el oro negro, de tal suerte que no vendría al caso una reforma que modifique la Carta Magna para dejar en claro lo que ya está más claro que el agua.

Dicho sea de paso, a lo largo de los últimos 30 años el gobierno federal no hizo otra cosa que dar certeza jurídica al capital privado para complementar la inversión en todos los sectores económicos y acelerar la modernización, para que a la vuelta del tiempo el Estado mexicano se quedara encuerado, sin bien alguno, salvo el oro negro (hasta ahora), puesto que certeza y modernización fueron meros eufemismos para privatizar absolutamente todo, sin red de protección.

Pero no es el único. Durante su estancia en el bello Caribe mexicano, otro distinguido egresado de la Universidad Cantinflas, Emilio Gamboa Patrón –también pastor tricolor, pero en el Senado–, cambió ligeramente la versión: no hay proyecto ni podemos hablar de qué es la reforma energética; sería engañarnos a nosotros y al pueblo (¡¡¡!!!), pero lo que sí sabemos es que Petróleos Mexicanos se tiene que modernizar, Entonces Beltrones afirma que sí sabe para qué es la reforma, pero Gamboa no, porque, dice, no existe ningún anteproyecto de la reforma energética propuesta por el presidente Peña Nieto.

Pero el pastor tricolor en el Senado no se quedó allí: ¿Qué queremos nosotros?, la generación de empleos, y creemos que Pemex puede tener inversión extranjera, pero hay que decirlo de una vez: la prioridad es que haya inversión privada, principalmente mexicana, pero bienvenida la extranjera (una vez más: dijo inversionistas, no contratistas).

Por lo anterior, dijo Gamboa, “cuando dicen que vamos a privatizar Pemex, lo desmiento contundentemente; Petróleos Mexicanos seguirá en manos de los mexicanos pero, en cambio, sí vamos por la modernización de esa empresa… no se privatiza, sólo se moderniza” (La Jornada, Julio César Solís). Es bueno saberlo: inversión privada en la paraestatal (principalmente mexicana, pero bienvenida la extranjera), no es sinónimo de privatización, sobre todo cuando la Constitución que pretenden modificar impide la participación de esos dineros en la empresa del Estado.

Qué decir del pragmático gerente… perdón dirigente nacional priísta, César Camacho Quiroz, quien meses atrás rápidamente atendió la instrucción superior de modificar los principios básicos del partido (que ahora bien podría oficializar el cambio de nombre para denominarse Partido Neoliberal Institucional, PNI) para allanar el camino y quitarse de encima incómodas incongruencias entre lo dicho y lo hecho. Por ejemplo, de sus normas esenciales desapareció lo siguiente: rechazamos cualquier procedimiento que pretenda de manera subrepticia ceder la planeación y operación de las actividades propias de Pemex, el control de su mercado y el usufructo de la renta petrolera. Es el mismo personaje que a su entender el PRI debe tener ideología, pero ésta no debe rayar en el dogmatismo, que es cosa de religiones, no de partidos. Y listo: a borrar se ha dicho.

La pragmática decisión de la militancia priísta fue consecuencia del mensaje que a principios de año envió el secretario de Hacienda: la reforma energética se realizará en 2013, y será necesario cambiar el marco legal mexicano, en el entendido, dijo, de que tales modificaciones no pueden ser rechazadas por un punto de vista exclusivamente ideológico. Y Camacho Quiroz maniobró rapidito y de buen modo. Eso sí, recientemente el propio Luis Videgaray también se encargó de dejar en claro que ni el presidente de la República ni ninguno de los integrantes del gobierno han hablado de privatizar Pemex, ni mucho menos privatizar las reservas petroleras o de gas que tiene México.

Declaraciones similares han corrido a cargo del secretario de Energía, Pedro Joaquín Codwell, del director general de Pemex, Emilio Lozoya, y de sus socios Gustavo Madero y Jesús Zambrano, al frente de sus respectivas empresas, quienes tampoco ven, por ninguna parte, que se aliste una privatización. Aquí el problema no se sabe si es de carencias visuales o de exceso de cinismo, pero coinciden en que “las fuerzas progresistas buscan una modernización de la paraestatal. No más, porque los cambios a la Constitución los consideran mera coincidencia.

Entonces, la Universidad Cantinflas está obligada a organizar tremenda ceremonia de reconocimiento a este ramillete de alumnos destacados.

Las rebanadas del pastel

Y en el México real, el mercado laboral de plano no reacciona: la tasa oficial de desempleo se incrementó a 4.93 por ciento en mayo pasado. Como dirían los citados alumnos de la UC, obvio es que la reforma laboral tampoco fue para legalizar el outsourcing, abaratar la mano de obra o joder aún más a los trabajadores. Sólo los modernizamos.