jueves, 11 de octubre de 2012

Respeto al fallo laboral, exige Esparza

Estaremos los 2 sindicatos en la CFE, dice
Periódico La Jornada | Jueves 11 de octubre de 2012, p. 3 | Jueves 11 Octubre 2012
“Es inatacable la sentencia del segundo tribunal colegiado en materia de trabajo, que resuelve que el patrón sustituto de los trabajadores de Luz y Fuerza del Centro es la Comisión Federal de Electricidad, y ahora vamos a estar los dos sindicatos dentro de la CFE… lo que sigue es que se cumpla esta sentencia, y se recurrirá a la ley, a movilizaciones, incluso a legisladores para hacerla valer, se aprovechará el apoyo de los senadores del Movimiento Progresista”, sostuvo el dirigente del gremio, Martín Esparza.
Ante cientos de electricistas reunidos ayer en la sede del sindicato, el dirigente indicó que una vez obtenido el amparo directo de este tribunal, el cual señala que las relaciones laborales de los trabajadores de Luz y Fuerza del Centro subsisten y que tienen derecho a la sustitución patronal, se harán valer diversas responsabilidades y derechos. En primer término se tienen que pagar salarios caídos de tres años a los que no fueron liquidados, se hará valer el derecho de jubilación y sus fondos de ahorro, entre otros.

Durante la realización de un foro sobre la reforma laboral, el dirigente indicó que deben hacer valer las responsabilidades que tienen en este asunto el presidente Felipe Calderón y el ex secretario del Trabajo Javier Lozano, pues este último instó con engaños a los trabajadores de Luz y Fuerza del Centro a pedir su liquidación; diciendo que las relaciones laborales estaban finiquitadas y que no había derecho a la sustitución patronal. Incluso en el proceso penal del amparo, Lozano declaró que ya estaba el decreto de extinción y ya la Corte había decidido que era constitucional, por lo que la terminación de las relaciones laborales era por causa de fuerza de mayor y en esta resolución le pusieron una repasada.

Lozano tendrá fuero pero también tiene responsabilidad como servidor público, el fuero le da para temas penales, no para civiles, tampoco para responder a una demanda de juicio político. No queremos venganza, sino justicia, apuntó Esparza.

Sostuvo que hoy sale a la luz que el golpe al SME fue confabulado con el Congreso y los partidos, para acabar con un sindicato democrático, por su contrato colectivo, por su postura en contra de la privatización de la energía eléctrica. “Vieron a LFC como botín, utilizaron esquiroles de la CFE, a gente como Alejandro Muñoz y otros ex secretarios generales; 16 mil 599 hemos resistido, aguantado persecuciones, asesinatos de trabajadores; otros compañeros se suicidaron, afectaciones a la salud de electricistas, tienen a sindicalizados presos, como Miguel Márquez, quien cumplió dos años en una cárcel de Puebla por defender su derecho a laborar.

Ahora hay un amparo definitivo y no tienen para dónde hacerse; la sentencia dice que la CFE es nuestro patrón sustituto y se debe cumplir la ley, dijo.

Trabajadores, desesperados tras la extinción

El decreto mediante el cual el presidente Felipe Calderón Hinojosa ordenó la extinción de Luz y Fuerza del Centro (LFC), el 11 de octubre de 2009 –argumentando su comprobada ineficiencia operativa y financiera–, tuvo una serie de consecuencias legales cuya magnitud aún puede verse.

Sin embargo, las vivencias de quienes trabajaron en esa empresa son otro aspecto que no siempre ha estado presente en la cobertura del tema. La Jornada presenta tres historias personales de ex empleados de LFC, y la forma en que la extinción cambió sus vidas.

Luz y Fuerza tatuada en el pecho

Además de desdibujarle a Felipe Jarillo Vargas el mundo en el que trabajó durante más de dos décadas, la desaparición de LFC también le quitó a su hijo Emmanuel, quien se suicidó ante la desilusión de ver perdido el empleo que recién había conseguido en la misma empresa que su padre.

Mi hijo tenía ilusiones de hacer muchas cosas. Él quería ir a la frontera a comprar una moto Harley Davidson, y casarse en diciembre (de 2009). Pero nos dieron el trancazo, y en ese momento se empezó a opacar, a sentirse mal, como si ya no fuera de aquí, recuerda Felipe, quien se jubiló luego de 27 años, seis meses y un día de trabajo en el departamento de distribución foránea.

A la tristeza de perder su empleo, se sumó también la desilusión de haber terminado con su novia y de ver a algunos de sus compañeros y amigos aceptar la liquidación ofrecida por el gobierno federal.

Fue así como la madrugada del 2 de enero de 2010, el joven de 20 años se colgó de la escalera que lleva al techo de su casa, dejando una carta donde decía que no aguantaba más, y lamentaba no poder cambiar el mundo que tanto lo decepcionaba.

Lo quise bajar, pero él ya no estaba vivo. Con la misma soga que quedaba, me traté de colgar, pero se cortó, y pensé que no era mi momento... A mí me pusieron en toda la madre, y no hay día en que no llore por él, resume entre lágrimas el trabajador, quien pidió la entrevista con La Jornada frente a varios de sus compañeros trabajadores.

Felipe vivió y sigue viviendo su duelo de diversas maneras: fantaseó con matar a Felipe Calderón, trató de quitarse la vida nuevamente, escucha los consejos que le da su hijo en sueños. Pero sobre todo, se apoya en la dignidad de sus compañeros y los llama a no darse por vencidos. Se los dice a ellos, y se lo dice a sí mismo.

Los que se liquidaron ya se acabaron el dinero, pero a mí esos me valen. Los que me importan son los que están aquí, porque cuando esto termine y recuperen su trabajo, van a tener la frente bien alta. Hace dos años, mi hijo me regaló esto (dice mientras muestra un logo de LFC tatuado en su pecho). Pueden decir que estoy loco, pero en breve el escudo del sindicato y esta carita, la de mi hijo, van a estar grabadas aquí también.

Nacida en el SME

Si alguien puede decir que literalmente nació en el SME, esa persona es Alicia Núñez, del departamento de recursos materiales de Luz y Fuerza del Centro. Cuando la sede del sindicato contaba con servicio médico, ella vio ahí la primera luz, pues sus familiares laboraban en la parestatal. Tiempo después ella también se integró a la empresa.

No tenía mucho tiempo de haber comenzado a trabajar, entré a principios de 2006; lo que pasó me dolió mucho, pues toda mi familia es electricista. Mi abuelo ya estaba enfermo, pero cuando pasó el golpe (la extinción), le afectó muchísimo. Le dieron en toda la torre, porque dejó de hablar, de caminar y de salir, y poco después falleció, recuerda Alicia Núñez durante la entrevista en pleno Zócalo capitalino.

Para ella, la noticia de la desaparición de la compañía no pudo llegar en peor momento, porque fue justo en esa época cuando planeó su embarazo. De hecho, piensa que fue el estrés, la mala alimentación y el cansancio de las marchas contra el gobierno los que le provocaron una gestación difícil, que debió resolverse con una cesárea porque el cordón umbilical se había enredado en el cuello de su hija, Elisa Zoé.

No sé qué tanto tenga que ver todo eso, pero a mi niña ya me la operaron dos veces por unos hemangiomas (tumores de los vasos sanguíneos). Gracias a Dios salió bien, aunque sí nos las hemos visto difíciles porque no tenemos recursos para hacerle un estudio, que cuesta más de mil 500 pesos, cuenta.

Aunque trata de no caerse anímicamente –entre otros motivos para que a sus compañeros no les pase lo mismo–, Alicia admite estar triste porque nosotros teníamos otra idea de nuestro futuro. Ya soy una señora de las cuatro décadas, tengo 42, y yo le había dicho a mi hijo que si estaba yo fuerte, a lo mejor me lo llevaba a conocer algún lugar. Hoy, todos esos planes están en veremos, pero no cancelados.

“El gobierno ha jugado mucho con nosotros, y no te voy a decir que no nos caemos. Tengo una lista con el nombre de varios compañeros que se dieron un balazo por la desesperación, y a veces estás a punto de reventar porque tienes la sangre muy caliente, pero yo soy representante de mi departamento y no puedo llorar. Por eso cuando los compañeros me preguntan cuándo vamos a ganar, y me dicen que les ponga una fecha, yo siempre les digo ‘mañana’. Y así va a ser: el día de mañana vamos a ganar”.

A seis meses de jubilarse

Perder el trabajo cuando recién se ha conseguido puede ser tan malo como perderlo cuando la jubilación estaba a la vuelta de la esquina. Tal es el caso de Carlos Aguilar Falcón, apodado El Gallo, quien luego de casi 28 años de reparar postes de luz y manejar líneas de alta tensión, lo que menos esperaba era tener que luchar por lo que siempre ha sentido suyo.

“A mí me faltaban seis meses para jubilarme, para llegar a la meta. Yo ya estaba pensando en descansar, pasearme en una camionetita con mi esposa, poner un negocio, y cuando de repente ves a Calderón anunciando que extinguía Luz y Fuerza; entras en shock. De mi departamento, dos compañeros se quitaron la vida por la desesperación”, recuerda Aguilar, de 47 años de edad, representante del área de distribución foránea.

Contra la idea de que los empleados de LFC gozaban de privilegios excesivos, El Gallo dice que el sueldo de la compañía le daba a sus trabajadores la oportunidad de vivir decorosamente, pero sin lujos, y recuerda que algunas cláusulas de su contrato les permitían jubilarse antes de los 30 años de servicio, aunque no por pereza, sino por el desgaste físico de controlar líneas electrificadas de alta tensión.

Al manejar una línea viva, tienes un desgaste interno, por eso logramos que se creara la cláusula 64, relacionada con el riesgo eléctrico. Hay compañeros que se retiraban diabéticos, hipertensos o mutilados, por eso teníamos la oportunidad de irnos a los 28 años de antigüedad, y no a los 30, pero el gobierno nunca informó de cuántos accidentes hubo, y los medios no hablaban del tema, acusa.

A pesar del riesgo, dice, yo saboreaba hacer mi trabajo, porque con estas maniobras evitábamos interrupciones en el servicio, pero ahora hay gente que no tiene el más mínimo conocimiento, o que no le tiene cariño al trabajo, por eso ya destruyeron el sistema de distribución y hay tantas explosiones en el DF.

A tres años de la extinción de la compañía donde trabajó más de la mitad de su vida, El Gallo y su familia han salido adelante gracias al dinero que obtuvieron por vender coches y terrenos de su propiedad, y también hamburguesas, ropa y zapatos, y aunque admite que su futuro es incierto, sigue pensando que el SME tiene que seguir marcado el rumbo en la lucha por la dignidad.

Desgraciadamente muchos compañeros ya se liquidaron, pero los demás tenemos que seguir al frente.¿Cómo nos vamos a defender ahora que aprobaron la reforma laboral? A lo que venga, tenemos que continuar y ponerle el ejemplo a todos.

Fuente: La Jornada - Politica