martes, 18 de septiembre de 2012

La reforma laboral de Calderón es una bomba que estallaría a Peña Nieto: PRI

Al comparecer ante diputados, la secretaria del Trabajo siembra incertidumbres
Enrique Méndez | Periódico La Jornada - Politica | Martes 18 de septiembre de 2012, p. 17
La secretaria del Trabajo, Rosalinda Vélez, intentó defender este lunes la iniciativa de reforma laboral de Felipe Calderón en una reunión con diputados, en la que la fracción del Partido Revolucionario Institucional (PRI) fue especialmente crítica con la iniciativa que, alertaron, podría generar un descontento social que no le estallaría a él, sino a Enrique Peña Nieto.
Tal parece, reprochó el presidente de la Comisión del Trabajo, Carlos Aceves del Olmo (PRI), cuando la funcionaria ya se había retirado, que Calderón lo hizo con alevosía y ventaja.

Los priístas alertaron que la iniciativa incluye matices en el derecho de huelga, lo cual violaría la Constitución y los convenios suscritos con la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

En su comparecencia para explicar el alcance de la iniciativa preferente de reforma a la Ley Federal del Trabajo, Rosalinda Vélez sostuvo que no trastoca, no modifica ni violenta el artículo 123 constitucional en ninguno de sus apartados, pero dejó de lado todas las preguntas que los legisladores hicieron sobre cómo afectaría el cambio a los obreros.

Incluso, al tratar de explicar cómo beneficiaría a los trabajadores regular la subcontratación o outsourcing, la funcionaria afirmó: Es como el colesterol. Hay colesterol bueno y hay colesterol malo. Hay empresas que sí cumplen; sin embargo, otras han abusado de esta figura.

En respuesta, el diputado Martí Batres (PRD) dijo: Aquí no hay colesterol bueno; hay puro colesterol malo inyectado directamente a las venas de los trabajadores.

Estocada a trabajadores

Su compañero de bancada Silvano Blanco expuso que con este documento Calderón se va como llegó: en una situación irregular, producto del fraude, y ahora quiere dar una estocada a los trabajadores.

Luego de dos rondas en que la titular del Trabajo no contestó si aprobar la reforma de Calderón produciría movilizaciones y protestas como en España, el PRI optó por sólo preguntar, pero no pedir una respuesta.

El priísta Patricio Flores, secretario general del Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Radio y la Televisión (Sitatyr), afirmó que la presencia de Rosalinda Vélez en la cámara “es producto del exceso de confianza del Ejecutivo.

“¿Por qué –cuestionó– el Ejecutivo considera que 30 días son suficientes para sacar unas modificaciones como las que propone?” Expuso que si bien los diputados están obligados a presentar un dictamen de la iniciativa del mandatario, “queda la duda de si cuando la envió pensó en el país que dejará.

Me parecería muy irresponsable si, por una iniciativa mal aprobada, tenemos a la gente en las calles, y él no tendrá que responder al descontento social. Correspondería al próximo mandatario. Y esto nos obliga a ser responsables, porque no podemos resolver las relaciones entre trabajadores y empresarios en 30 días, abundó.

Patricio Flores, quien cerró la tercera ronda de intervenciones, pidió expresamente a la secretaria que no le respondiera. Esto, después de que la funcionaria no contestó las preguntas que le hizo el tesorero del sindicato petrolero, Ricardo Aldana Prieto (PRI): “¿Cómo pretende que con esta iniciativa se incremente el trabajo? ¿Cómo visualiza los sueldos en los próximos cinco años? ¿Cómo visualiza el trabajo informal? En España se reformó la ley laboral, pero desencadenó huelgas, estallidos sociales, desempleo, devaluación… ¿Este es el panorama que vamos a ver en México?”

La titular del Trabajo sólo contestó que la informalidad se resolvería llevando los trabajos de la informalidad a la formalidad.

También admitió que se considera privilegiar la productividad como criterio para ascender u ocupar una vacante, que se incluyen nuevas modalidades de contratación, con periodos de prueba y rechazó que se pretenda pulverizar el salario, al pagarlo por hora. Si un patrón quiere contratar a un empleado sólo por dos horas, argumentó, tendría que pagar el salario mínimo completo.