25 febrero 2012 | Álvaro Delgado | Proceso
A nueve meses de dejar la Presidencia de la República, cargo que asumió “en medio de escándalos e impugnaciones”, Felipe Calderón enfrenta ya el juicio sobre su sexenio, y el libro de Julio Scherer García, Calderón de cuerpo entero, es un elemento fundamental para esa valoración histórica, advirtieron Carmen Aristegui, Manuel Espino y Alfonso Durazo en la presentación de la obra, el jueves 22.
Manuel Espino, expulsado del Partido Acción Nacional (PAN) que presidió cuando en 2006 Calderón asumió la Presidencia de la República, afirmó que decidió aportar información al periodista, porque los mexicanos tienen derecho a saber y porque Scherer García “quería escribir historia con la verdad”.
Testigo directo durante años de la manera de hacer política de Calderón, el político duranguense aclaró que en el más reciente libro del fundador de Proceso, del que es protagonista con sus testimonios, “no hay chisme, no hay mitote, son páginas de historia”.
A su vez, Durazo advirtió que Calderón –“una persona que sintetiza absolutamente todos los vicios de la política nacional”– intervendrá en el proceso electoral aún más que el expresidente Vicente Fox, de quien fue secretario particular.
“Creo que las dimensiones que tomará con Calderón resultarán inéditas”, vaticinó Durazo, quien afirmó: “Me queda claro que Calderón ha degradado aún más la ya de por sí baja credibilidad de la política mexicana, no estaba preparado emocionalmente para llegar a esa responsabilidad y que parece no tener una línea roja que respetar. Es decir, el haiga sido como haiga sido en estado puro”.
En el marco de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, cuyo Salón de Actos fue abarrotado por alrededor de 350 personas –otra cincuentena se quedó a las puertas-, Aristegui abrió la presentación, moderada por Julio Scherer Ibarra –hijo del periodista–, y justamente aludió al inicio de la valoración histórica de Calderón y su gobierno.
“El juicio de la historia, para decirlo en términos en los que se suele hablar, evidentemente ya empezó y don Julio es de los primeros que escribe precisamente para este ejercicio”, puntualizó Aristegui. “Sin duda va a ser un sexenio a analizar de una y mil maneras, de todos los ángulos posibles. Desde el ángulo periodístico don Julio aporta Calderón de cuerpo entero”.
La conductora evocó la suspensión de su noticiario en MVS, hace “un año y días”, a raíz de que preguntó si Calderón tenía problemas de alcoholismo, a raíz de que el diputado petista Gerardo Fernández Noroña desplegó en el salón de sesiones de la Cámara de Diputados una manta que decía: “¿Tú dejarías conducir a un borracho tu auto…? ¿No, verdad? ¿Y por qué lo dejas conducir al país?”
Expuso: “Se señalaba algo obvio: El estado de salud de un mandatario es, desde luego, un tema de interés público. No hubo respuestas a las preguntas específicas. Lo que hubo fue una reacción autoritaria y desmesurada. Un berrinche de notables dimensiones. Una personalidad retratada”.
Aristegui agregó: Scherer García, “el legendario periodista mexicano, ha puesto, por este y otros temas, su incisiva mirada en la figura de Felipe Calderón Hinojosa, el hombre que llegó, en medio del escándalo y las impugnaciones, a la Presidencia de México en 2006”.
En su libro, puntualizó, “se muestran ciertos comportamientos del hombre público y algunos rasgos de personalidad inquietantes de quien hoy ejerce el más importante cargo de poder político en este país”.
Una de las “voces implacables” recogidas por Scherer García en su libro, como las llamó Aristegui, fue la de Espino, quien, dijo, no quiso desaprovechar la oportunidad de hablar “no sólo con un gran periodista, sino con un periodista extraordinario que estaba haciendo historia y que quería escribir historia con la verdad”.
Reveló que Scherer García lo invitó a su casa para entregarle el manuscrito, pero no quiso revisarlo antes de la impresión. Luego, cuando lo leyó, se emocionó del resultado: “Ahí se mezcla al periodista y al historiador, y a ambos personajes los une un gran mexicano, y los tres son la misma persona: don Julio Scherer”.
Se trata de un libro histórico, precisó, que inquietó a panistas y algunos periodistas aun antes de que saliera, en la Presidencia de la República, la Secretaría de Gobernación, el PAN y la casa de campaña de Josefina Vázquez Mota:
“Yo lamento, pero al mismo tiempo celebro, que los testaferros del calderonato hayan trabajado horas extras desde que se publicó el avance del libro en la revista Proceso, y de Bucareli, de Los Pinos, de una oficina de partido de la colonia Del Valle y de una oficina de campaña de la colonia Del Valle comenzaron a diseñarse jugadas de comunicación para neutralizar, contrarrestar o desprestigiar a un libro que todavía no estaba en las librearías, pero que ya se sabía que pronto iba a aparecer.”
Añadió: “Y quienes lamentablemente como periodistas reaccionan en contra del libro, sin haberlo siquiera conocido, evidenciaron a quién estaban sirviendo, y periodistas a los que yo tenía aprecio y respeto por su objetividad, comenzaron a poner énfasis en un tema, en un enfoque de un tema, el tema del alcoholismo, y el enfoque de que era injusto hablar del alcoholismo del presidente.
“Yo nunca le dije alcohólico al presidente, porque no me espanta que una persona tome bebidas alcohólicas (…) Ese no es el problema, el problema es que se tome de manera irresponsable, el problema es que se tome cuando se trabaje y el problema es que se tome cuando se trabaja en una responsabilidad del tamaño de la Presidencia de la República. Y yo no sé si el presidente toma o no, pero sé que tomaba cuando era diputado y lo hacía cuando trabajaba.”
Y enseguida Espino reveló: “Yo conocía las inclinaciones de Felipe Calderón y por eso yo no quería que fuera el presidente o el candidato a presidente de mi partido. Eso es público y nunca lo he negado”.
Se explayó:
“Cuando ya era candidato lo tuve que apoyar, porque era mi obligación como presidente de un partido. Cuando era precandidato por supuesto que no quería, pero tampoco me atrevía a difundir, porque siendo presidente de un partido político nacional hubiera sido muy mal visto que, estando en el papel de árbitro, tratara de persuadir a los militantes de por qué no votar por una persona. Pero esa ya es experiencia y esa ya es historia que se plasma en los libros de don Julio Scherer.”
En su oportunidad, Durazo dijo que Scherer García se anticipa a lo que vendrá después de que Calderón deje el cargo, el último minuto del 30 de noviembre, porque a menudo esto no ocurre antes de que los presidentes concluyan su periodo de gobierno.
“Es hasta que los presidentes dejan el poder que todas aquellas estructuras que los cercaban tan eficazmente para que ignoraran la realidad empiezan a ceder y es también cuando se van los presidentes que los intereses cómplices que los protegían con su silencio empiezan a romper sus ataduras con el pasado y se llenan de libertad y nos permiten a destiempo conocer la verdad.”
Durazo, quien fue secretario particular del candidato priista Luis Donaldo Colosio, afirmó que, contrario a lo que se piensa, los presidentes mexicanos son los más mal informados de México, y “terminan por vivir como el presidente Fox, en foxilandia, y Calderón en su propio mundo”.
El libro de Scherer García, dijo, rescata de la anécdota lo esencial y, “al final, nos termina presentando a un Felipe Calderón de cuerpo entero, que no obstante que se presenta en esa dimensión yo digo que sigue siendo un Felipe Calderón realmente pequeño”.
Durazo, quien forma parte de un grupo ciudadano que respalda al candidato Andrés Manuel López Obrador, insistió en que Calderón se entrometerá en la elección presidencial en México, más que Fox.
“Una amenaza mayor que la que ya padeció nuestro país en la elección de 2006 se cierne sobre la elección presidencial de 2012. No obstante la intromisión indebida del presidente Fox en el anterior proceso electoral, creo que las dimensiones que tomará con Calderón resultarán inéditas. Espero que no. Pero hay un patrón de comportamiento y operación de Felipe Calderón que refleja con toda claridad el libro de don Julio.”
Fuente: Proceso