Anticipan la ceremonia para evitar molestias y reclamos al Presidente
Simboliza la unidad de la nación por encima de diferencias, dice Calderón
Ángeles Cruz Martínez | Periódico La Jornada | Domingo 8 de enero de 2012, p. 2
De manera sorpresiva, el presidente Felipe Calderón Hinojosa inauguró anoche la Estela de Luz, conmemorativa del bicentenario de la Independencia. A pesar del retraso de 15 meses no hubo de parte del Ejecutivo ninguna mención a los señalamientos de corrupción y las dudas sobre el uso de los recursos económicos destinados a la obra. En cambio resaltó que el nuevo monumento se convertirá en el emblema de una nueva era para el país.
Afirmó que la estela “nos pertenece a todos por igual, simboliza la unidad de la nación por encima de nuestras diferencias y particularidades”.
Afirmó que la estela “nos pertenece a todos por igual, simboliza la unidad de la nación por encima de nuestras diferencias y particularidades”.
La ausencia del secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio, fue notoria y más aún cuando Calderón le agradeció y reconoció, de manera particular, su liderazgo, para retomar “con renovados bríos el proyecto”, así como su “perseverancia y sensatez, con las que logró superar los obstáculos más inimaginables, y llevar así, el proyecto a su plena culminación”.
Antes, Calderón dio una amplia explicación sobre los detalles arquitectónicos de la obra, sobre las “inconsistencias” que se encontraron en el proyecto original al momento de ejecutarlo, las cuales ponían en riesgo su viabilidad, indicó.
Se decidió, dijo Calderón, “que se harían todos los estudios necesarios para que la estela fuese construida con todo el rigor técnico que una construcción de tal magnitud e importancia ameritaba”.
Tampoco puntualizó sobre el incremento en el costo de la estela, que pasó de 400 millones de pesos, considerados en el proyecto original, a más de mil millones.
Pero sí enfatizó que fue una “decisión responsable” realizar los ajustes técnicos, de tal manera que la estructura monumental cuenta con la tecnología más avanzada y de la ingeniería clave en materia de seguridad y viabilidad de largo plazo”.
El acto oficial fue convocado con unas horas de anticipación e incluso a algunos invitados se les indicó que participarían en un ensayo general. Ahí estaba todavía la barda metálica perimetral que resguardó la obra.
Pese a la seguridad, una veintena de jóvenes realizaron una protesta sobre la calle de Lieja casi esquina con avenida Chapultepec, hasta donde llegó la valla de seguridad.
Dijeron formar parte de las organizaciones Movimiento Indignados, México toma la calle y Acampa Sur de Coyoacán. Fueron rodeados por granaderos para evitar que ingresaran al festejo. “En realidad no queríamos entrar. No nos invitaron, como tampoco nos preguntaron si estábamos de acuerdo con que se invirtieran más de mil millones de pesos para construir una suavicrema”.
Para estos jóvenes los cuarzos de que consta la columna la hacen semejarse a ese tipo de galleta. Dijeron que en lugar de conmemorar la Independencia, la Estela de Luz debería ser el “gran monumento a la corrupción”.
Durante el acto oficial en el que participaron algunos miembros del gabinete, integrantes del cuerpo diplomático y José Ángel Ávila, secretario de Gobierno del Distrito Federal, Calderón se refirió ampliamente a los ajustes técnicos que se hicieron al par de columnas de que consta la Estela de Luz, entre otros, la profundidad en la cimentación, sólo comparable a la del edificio de Petróleos Mexicanos y la Torre Mayor.
Dijo que los paneles de cuarzo cuentan con un innovador sistema de sujeción y de iluminación. Los cambios repercutieron en el peso de la estructura que pasó de 800 a mil 700 toneladas, y “hubo, también, un necesario ajuste en el costo y el tiempo de construcción”.
A partir de hoy, indicó, “la Estela de Luz está llamada a iluminar el siglo XXI mexicano. Y más allá de las naturales controversias que este tipo de obras suelen generar, será un icono de la ciudad capital”.
Luego vino la inauguración. Calderón, Margarita Zavala y un grupo de niños pusieron las palmas de sus manos sobre uno de los cuarzos, el cual empezó a titilar. La cuenta regresiva dio paso a media hora de luz y sonido con música a cargo de varias orquestas. Para el final de la ceremonia la iluminación formó la palabra México y luego se encendió en su totalidad.