Los de Abajo-Gloria Muñoz Ramírez
Una larga columna de alumnos de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (Fecsm), de las 16 normales de esta agrupación, recorrió el jueves las calles de la ciudad de México con sorprendente orden y una consigna: Pedimos educación y recibimos balas”.
Una larga columna de alumnos de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (Fecsm), de las 16 normales de esta agrupación, recorrió el jueves las calles de la ciudad de México con sorprendente orden y una consigna: Pedimos educación y recibimos balas”.
En clara respuesta a las acusaciones de “revoltosos” y “guerrilleros”, que les han imputado instancias gubernamentales, los estudiantes marcharon pacíficamente hacia la Secretaría de Gobernación, donde encontraron, como siempre, las puertas cerradas. Igual que en Guerrero.
Encabezada por estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, Guerrero, plantel al que pertenecían Jorge Alexis Herrera del Pino y Gabriel Echeverría de Jesús, asesinados durante un bloqueo pacífico que sostenían junto a sus compañeros en la autopista México-Acapulco en demanda de mejores condiciones educativas, la movilización se trasladó a la ciudad de México, donde fueron recibidos por estudiantes de diversas universidades y gente de movimientos sociales, como el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra.
Entrevistado frente a las puertas fuertemente custodiadas de Gobernación, un representante de la Fecsm explica sus motivos: “Que se esclarezca y castigue a los responsables intelectuales y materiales de los asesinatos de nuestros compañeros. Juicio político al gobernador Ángel Aguirre Rivero y atención a las demandas de las escuelas normales”.
¿Y si no les resuelven nada? “Continuaremos con nuestras actividades hasta donde lleguemos. Saben la trayectoria de Ayotzinapa y que tenemos mucho respaldo de la Federación, así que seguiremos movilizándonos en acciones que después daremos a conocer”, responde otro joven de Ayotzinapa, representante de la Fecsm, quien se niega a dar su nombre. Lleva dos días sin comer, entre un traslado y otro. No se preparó para el frío capitalino y está ahí recibiendo una manzana que una mano le acerca.
“Nuestro ánimo es bueno. A pesar de todo estamos contentos por ver la participación de las 16 normales. Queremos educación, no que nos llamen guerrilleros ni vándalos. Los funcionarios no viven en lugares marginados, no conocen la falta de educación ni de salud. Nosotros por eso tenemos necesidad de hacer actividades para exigir recursos. Sólo eso.”
Las balas del pasado 12 de diciembre, advierte, “nunca las vamos a olvidar. Nos sentimos con mucho coraje. No nos sentimos tristes. Nos sentimos orgullosos y le vamos a seguir. Esas balas nos levantan y no importa que Gobernación no nos reciba”.