domingo, 16 de octubre de 2011

Iglesia "puede y debe" meterse en política si es a favor de los humanos: Rivera

La autoridad civil tiene como límite todo aquello que va en contra de los ciudadanos; si la autoridad electa se sale del marco legal "no hay obligación de tributarle obediencia", expuso el cardenal en la homilía de este domingo.
16 octubre 2011 | Matilde Pérez U. | La Jornada en Línea
México, DF. La Iglesia “puede y debe” meterse en política, en un marco de obediencia y respeto a la autoridad si legisla a favor de los derechos y deberes humanos, sostuvo el cardenal Norberto Rivera Carrera, en su homilía dominical.
Ante los integrantes del Sindicato Mexicano de Electricistas, encabezados por Martín Esparza, que prácticamente llenaron la Catedral Metropolitana y la comunidad peruana en México, apuntó que la autoridad civil tiene como límites “todo aquello que va en contra de los ciudadanos” y destacó que la función del gobernante es “servir al pueblo que lo eligió y aceptó. Si la autoridad se sale del marco legal no hay obligación de tributarle obediencia, y si se opone abiertamente a los derechos humanos fundamentales, entonces hay que negarle la obediencia”.

Fue el preludio al encuentro posterior que el cardenal sostuvo, en el altar de la Catedral, con la dirigencia del SME, quienes le solicitaron bendijera un estandarte de la Virgen de Guadalupe. Mientras el purpurado dialogaba con Esparza, en el recinto se escucharon gritos de: “los SMEistas somos católicos; los SMEistas somos Guadalupanos. Pedimos a Dios que nos devuelvan nuestro trabajo”.

Al término del breve encuentro, Martín Esparza dijo, en entrevista, que había solicitado al cardenal que los recibiera para “darle gracias a Dios por permitir mantener durante dos años su lucha en demanda de restituir el empleo a los ex trabajadores de la extinta Compañía de Luz y Fuerza del Centro y a un ingreso justo. Tenemos derecho a un trabajo digno y a un salario justo”.

Comentó que en el breve diálogo, Norberto Rivera mencionó que los integrantes del SME tienen derecho a un trabajo digno y que la autoridad tiene la obligación de respetar los derechos humanos de los trabajadores.

Asentó que la autoridad moral del purpurado está por encima de una autoridad que no ha restituido el empleo a los electricistas.