miércoles, 26 de octubre de 2011

El llamado de Peña Nieto para abrir Pemex a la IP divide a priístas, asegura Labastida

Que la ciudadanía decida, y no los intereses de grupo o decisiones personales: Sami David
El partido ya votó en contra cuando Calderón hizo esa propuesta, recuerdan los opositores
Andrea Becerril, Víctor Ballinas, Enrique Méndez, Roberto Garduño y Rosa Elvira Vargas | Periódico La Jornada | Miércoles 26 de octubre de 2011, p. 4
El llamado de Enrique Peña Nieto a la audacia de los priístas con el fin de emprender la modernización de Petróleos Mexicanos (Pemex) vía la participación de la iniciativa privada confrontó a militantes del tricolor. Algunos aceptaron de inmediato la iniciativa, y otros la rechazaron, con el argumento de que el manejo estatal de los hidrocarburos está en la raíz histórica y nacional de México.

Hubo además quienes plantearon adoptar una decisión de tal naturaleza sólo a partir de una consulta popular.

El senador Francisco Labastida Ochoa definió: es un tema que divide a los priístas.

De este modo, al parecer la propuesta de Peña Nieto se orientará primero a buscar consenso externo, mientras dentro del PRI topará con posiciones firmes de rechazo, las cuales se han expresado no sólo en términos declarativos, sino ante iniciativas presidenciales en la materia, como la de Felipe Calderón en 2008.

El diputado Sami David David, coordinador de la bancada del sector popular en San Lázaro, fue uno de quienes llamaron a consultar a la gente. Que la ciudadanía decida y no los intereses de grupo y mucho menos las decisiones personales, indicó.

Muchos legisladores rehuyeron el tema y no comprometieron opinión. Quien sí respaldó de manera abierta a Peña Nieto fue Francisco Moreno, si bien admitió la existencia de dos visiones dentro del PRI:
Estamos quienes queremos ir por un Estado más competitivo, por la apertura petrolera congruente, porque ya no podemos permitir que se sigan llevando el petróleo a Estados Unidos para refinarlo y después nos lo regresen, mientras seguimos aquí, sin una empresa que cuide el interés de la población.

A lo largo de 2008, cuando se realizó la consulta sobre la reforma energética, hubo voces en el PRI que defendieron la soberanía de la nación en el tema de los hidrocarburos.

Entre ellos estuvieron Francisco Rojas, actual coordinador de los diputados federales de ese partido y ex director general de Pemex; Manuel Bartlett, ex secretario de Gobernación, y David Ibarra Muñoz, ex secretario de Hacienda, por citar a algunos. Y con ellos, muchos militantes de ese instituto político han dejado patente que la propiedad estatal de los hidrocarburos tiene una honda raíz histórica y nacional ligada, argumentan, a la condición geopolítica del país.

Ayer, un ex presidente del tricolor, quien pidió no ser citado, preguntó: ¿cree que Pemex resistiría en manos privadas la carga fiscal, si es el causante cautivo más expoliado?

Aunque fuentes consultadas en el PRI no desdeñaron la propuesta de Peña Nieto, sí criticaron que su idea no se enmarque dentro de un planteamiento económico general para el país.

Anteriormente la Fundación Colosio publicó el libro La reforma energética: aportaciones para el debate. Ahí, Francisco Rojas escribió que se puede modernizar Pemex, sostener la plataforma de producción y abatir la importación de petrolíferos con soluciones reales, sin fragmentar al organismo y sin ceder mercados ni compartir beneficios.

Realizarlo, añadió, sin modificaciones constitucionales ni a las leyes reglamentarias, sin desmembrar al organismo ni enajenar el patrimonio de las futuras generaciones.

En ese mismo volumen, David Ibarra, en su artículo titulado El desmantelamiento de Pemex, apuntó: aparte de los escollos fiscales o cambiarios de vender el conjunto de la paraestatal, toda privatización tiene el inconveniente obvio de obligar a compartir ingresos presentes y futuros de una ventaja comparativa que hasta ahora ha beneficiado casi en exclusiva al país.

Para Peña Nieto, la modificación de la empresa a un esquema privado en las labores de exploración, explotación y refinamiento de crudo forma parte de lo que ha dado en llamar un Estado eficaz.
Sin embargo, para las posiciones más nacionalistas del PRI, ya el partido votó en contra de poner en manos de particulares esas actividades cuando lo propuso Felipe Calderón.

Plantear eso no forma parte de los principios sólidos de la ideología nacionalista ni revolucionaria. Cuando Vicente Fox y Calderón lo plantearon durante su campaña, simplemente esa iniciativa no prosperó en el PRI, indicó ex presidente consultado.