miércoles, 26 de octubre de 2011

Cada vez más grave, la crisis mundial de empleo en el sector juvenil, advierte la OIT

La baja en reportes de desocupación en países ricos, porque muchos deciden no buscar trabajo
La Cepal prevé que a finales de este año haya 74.6 millones de jóvenes sin fuente de ingresos
De la Redacción Periódico La Jornada | Miércoles 26 de octubre de 2011, p. 15
La Organización Internacional del Trabajó (OIT) alertó sobre una generación marcada por la cada vez más grave crisis mundial del empleo juvenil, sector en el que el descenso de desocupados se debe a que cada vez más jóvenes se retiran del mercado laboral, no a que encuentran un empleo.
Esto es especialmente cierto en las economías desarrolladas y en la Unión Europea, aseguró el organismo multilateral.

En la Actualización de las tendencias mundiales del empleo juvenil, 2011, reveló que la mala suerte de esta generación que ingresa al mercado laboral en los años de la gran recesión no sólo produce la actual sensación de malestar provocada por el desempleo, el subempleo y la tensión de riesgos sociales asociados a la falta de trabajo y la inactividad prolongada, sino que además podría tener otras consecuencias a largo plazo en términos de salarios más bajos en el futuro y desconfianza en el sistema político y económico.

En su reporte de un año antes, la Comisión Económica para América Latina (Cepal) reportó que, sólo entre 2007 y 2009, 7.8 millones de jóvenes se sumaron a las filas del desempleo, en contraste con lo que había ocurrido en la década anterior a la crisis, cuando se contabilizaron 191 mil desocupados por año en dicho sector.

Por su parte, la Cepal informó que el número absoluto de jóvenes desempleados disminuyó levemente desde su punto más alto en 2009 (pasó de 75.8 millones a 75.1 millones a finales de 2010, lo equivale a una tasa de desocupación de 12.7 por ciento) y se espera que baje a 74.6 millones en 2011, es decir, una tasa de 12.6 por ciento.

La OIT advirtió sobre la posibilidad de una generación de trabajadores jóvenes marcada por una peligrosa mezcla de alto desempleo, creciente inactividad y trabajo precario en los países desarrollados, y de un aumento de trabajadores pobres en los países en desarrollo.

Precisó que la frustración colectiva de ese sector ha sido uno de los factores que han contribuido al surgimiento de los movimientos de protesta que han tenido lugar alrededor del mundo este año, ya que les resulta cada vez más difícil encontrar un trabajo que no sea de tiempo parcial o temporal. Puso de ejemplo que en los últimos 20 años, en Medio Oriente y África del Norte uno de cada cuatro jóvenes ha estado desempleado, a pesar de los progresos alcanzados en la educación de niñas y niños.
Cifras frías

Según datos de la Cepal, entre 2008 y 2009 el número de jóvenes sin trabajo en el mundo registró un aumentó sin precedentes de 4.5 millones, el cual se entiende mejor si se compara con el incremento promedio del periodo anterior a la crisis (1997-2007), que fue de menos de 100 mil personas al año. Durante la crisis, la fuerza de trabajo juvenil se expandió mucho menos de lo esperado: en 2010, en los 56 países de los cuales existen datos, había 2.6 millones menos jóvenes de lo previsto en el mercado laboral con base en las tendencias a largo plazo que existían antes de la crisis. Es probable que muchos de estos 2.6 millones sean jóvenes desmotivados que estén esperando que la situación mejore. Y es probable que reingresen a la fuerza de trabajo como desempleados, lo cual significa que las actuales cifras oficiales subestiman el alcance real del problema en las economías desarrolladas, en la mayoría de las cuales la proporción de desempleados que han estado buscando trabajo por 12 meses o más es mucho más alta en los jóvenes que en los adultos. En Eslovaquia, Grecia, Italia y el Reino Unido tienen entre dos y tres veces más probabilidades de verse afectados por el desempleo de larga duración.

Entre 2007 y 2009, las tasas de trabajo a tiempo parcial para los jóvenes aumentaron en todas las economías desarrolladas, salvo en Alemania. La magnitud del incremento en algunos países –17 puntos porcentuales en Irlanda y 8.8 en España, por ejemplo– sugiere que dicha condición es aceptada como la única posible para ellos. A finales de 2010, en Canadá, Dinamarca, Noruega y los Países Bajos uno de cada dos laboraba de esa manera.

En 2009, la proporción de empleados jóvenes a quienes les gustaría trabajar horas adicionales superó la proporción de adultos en igual situación en todos los países de la Unión Europea, excepto Alemania y Austria.

El informe muestra una tendencia preocupante en Irlanda, donde la tasa de desocupación juvenil (que aumentó de 9 por ciento en 2007 a 27.5 en 2010) podría haber sido 19.3 puntos porcentuales superior si aquellos que se esconden en el sistema educativo o esperan en el hogar a que la situación mejore hubieran sido considerados desempleados.

Por otra parte, las economías de bajos ingresos están atrapadas en un círculo vicioso de pobreza laboral. El informe dice que si el desempleo juvenil fuera analizado por separado, se podría suponer erróneamente que a los jóvenes de Asia meridional y África subsahariana les va bien comparados con los de las economías desarrolladas, pero, de hecho, el alto nivel de la relación empleo-población de jóvenes en las regiones más pobres significa que éstos no tienen otra opción que trabajar. En el mundo hay muchos más jóvenes que son trabajadores pobres que jóvenes sin trabajo o que buscan empleo, dice el informe.