Carlos Fernández-Vega
Calma, que en este país nunca pasa nada. Cerca ya el primer aniversario de la muerte inducida de Mexicana de Aviación, todo está como al principio: a los trabajadores se les mutiló el contrato colectivo y muchos perdieron la chamba sin liquidación de por medio; el erario no ha recuperado un centavo de los cerca de mil millones de pesos que generosamente prestó al otrora dueño de la empresa; el gobierno no da una, mientras Javier Lozano repite como perico que en breve la aerolínea de nuevo estará en el aire; los responsables, públicos y privados, se lavan las manos, y el impune Gastón Azcárraga sigue tan campante.