Parte de los destrozos
Deficitaria y en quiebra, la Comisión Federal de Electricidad (CFE), no ha salido airosa en ninguno de los estudios practicados a su desempeño, sobre todo en los últimos diez años de gobiernos panistas. Tanto la Evaluación de la Cuenta Pública 2009, elaborada por la Cámara de Diputados como el análisis practicado al sector energético por la bancada del PRI en San Lázaro, coinciden en que la “empresa de clase mundial”, tiene un serio déficit en sus finanzas y ha puesto en riesgo la generación de energía, como área estratégica para el desarrollo nacional, al entregar de manera gradual dicha actividad a empresas trasnacionales.
Pero también prohijada bajo el manto de la inoperancia, la corrupción sigue de la mano en las acciones y decisiones de los altos funcionarios que con la llegada de Antonio Vivanco Casamadrid, no han cambiado en lo absoluto las viejas prácticas de los excesos y el dispendio cuando de gastar los magros recursos que ingresan a la paraestatal, se refiere.
Pero también prohijada bajo el manto de la inoperancia, la corrupción sigue de la mano en las acciones y decisiones de los altos funcionarios que con la llegada de Antonio Vivanco Casamadrid, no han cambiado en lo absoluto las viejas prácticas de los excesos y el dispendio cuando de gastar los magros recursos que ingresan a la paraestatal, se refiere.
Son la herencia no desterrada que dejaron tras su paso por la empresa el ex director, Alfredo Elías Ayub, y Néstor Moreno Díaz, su “aventajado alumno” que ahora enfrenta cargos por sobornos a empresas extranjeras en una Corte de Estados Unidos.
Un ejemplo fresco e incuestionable de los excesivos gastos que se siguen registrando en detrimento de las finanzas de CFE, lo es el ramo XIII de las Contrataciones que apenas en junio pasado, y bajo el contrato 800351540, aceptado por el Departamento de Control y Servicios de la paraestatal, mediante el procedimiento de licitación pública nacional a la empresa Heliservicio Campeche, autorizó un gasto para “arrendamiento de helicópteros”, por 636 millones 67 mil 584 pesos.
Como se aprecia, a los altos funcionarios de CFE no les gusta despeinarse viajando por carretera, prefieren hacerlo por aire a un enorme costo, pero también se dan, a cuenta de los injustos y excesivos cobros a los usuarios del país —incluidos ahora los de la zona de influencia de la extinta Luz y Fuerza del Centro—, lujos tales como vestirse bajo exclusivos diseños de Liverpool, según consta en el contrato 800416035, autorizado por la Gerencia Divisional de Distribución Centro Sur, bajo el procedimiento de adjudicación directa, a favor de Distribuidora Liverpool, mediante el concepto, nada claro por cierto, de “Servicios Profesionales para Contratos Personales de Servicios” (sic), por la cantidad de 192 mil 246 pesos, de fecha 15 de abril del 2009.
Puede entenderse entonces el porqué la CFE va en picada, pues además de su corrupción interna enfrenta una corrupción de más altos vuelos como lo es la entrega de concesiones, a espaldas del pueblo de México y del Congreso, para generación de energía a empresas trasnacionales como Iberdrola, Unión Fenosa o Mitsubishi, muchos de cuyos proyectos se han financiado con recursos públicos bajo la figura de los Pidiregas (Proyectos de Impacto Diferido en el Registro del Gasto).
De acuerdo a la Evaluación de la Cuenta Pública 2009, ese año la CFE tuvo ingresos por 220 mil millones de pesos pero registró egresos por 519 mil millones , lo que le representó un déficit de 299 mil millones de pesos; es decir que tuvo una operación negativa de menos 39.8 por ciento. Si se considera que el valor estimado de la paraestatal es de 300 mil millones de pesos, no se necesitan muchas ecuaciones para saber que la “empresa de clase mundial” está técnicamente quebrada.
Lo anterior, sin contar que de acuerdo al referido estudio de Evaluación, de 1999 al 2043, la CFE tendrá que cubrir un pasivo Pidirega por 545 mil 300 millones de pesos, incluidos los intereses. Tan sólo en diciembre de 2009, la empresa pago 63 mil 700 millones de pesos de capital y 42 mil 200 millones de intereses. Lo que de acuerdo al acucioso estudio significa que CFE tendrá que desembolsar de 2010 a 2043, la suma de 435 mil 400 millones de pesos por pago de amortización. Es decir, que con recursos públicos se ha financiado a las empresas extranjeras a las que ahora se les compra de manera obligada la energía que generan con nuestros propios recursos naturales. El jugoso negocio representó para las trasnacionales, tan sólo en 2009, ingresos por 268 mil millones de pesos.
Por eso, en su evaluación interna sobre el sector eléctrico, los priístas en la Cámara de Diputados, han concluido: “A pesar de que contamos con cuantiosas inversiones públicas e hidroeléctricas eficientes y con abundantes combustibles, el gobierno panista decidió privilegiar contratos de construcción y operación de empresas privadas generadoras de generación eléctrica a muy largo plazo. Hoy, el erario público paga un servicio eléctrico caro, comprometiendo a largo plazo la importación de gas y subutilizando infraestructura que ya fue pagada por el pueblo de México”.
Es pertinente citar en este contexto de quiebras y corrupción galopante en el sector, parte del contenido de la excitativa presentada por el diputado César Augusto Santiago a la Junta de Coordinación Política y a la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados, para dar paso a la creación de la Comisión Nacional de Tarifas del Sector Eléctrico, donde en sus argumentos, alerta que para mantener el negocio privado con las trasnacionales, la CFE ha acumulado una deuda de tal magnitud que ahora pretende convertir en deuda pública. “No paga un centavo de impuestos, los derechos, que tiene la obligación de pagar, se los condona el gobierno vía subsidios”. Y lo más grave para la soberanía nacional es que “no hay un solo empresario mexicano dedicado a la generación de energía eléctrica”.
Esto es parte de los destrozos que en 10 años han ocasionado al sector energético del país los gobiernos panistas.