Ahora luchan por rescatar su fuente de trabajo, sus prestaciones, su gloria; ahí siguen en la resistencia contra un gobierno que está empecinado en liquidar su contrato y de ser posible al mismo sindicato.
¡Los electricistas sabrán resistir!
Pablo Casas Jaime | 20 julio 2011 | La Prensa
Hace 75 años en estas mismas páginas de La Prensa, se daba cuenta de una de las epopeyas más importantes y trascendentes de la clase trabajadora de México: El Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) había decidido ir a la huelga ante la intransigencia de los funcionarios de la Compañía Mexicana de Luz y Fuerza que, adoptando una posición prepotente e irracional, negaba la posibilidad de discutir los planteamientos de los trabajadores electricistas, debidamente sustentados debido a que conocían perfectamente bien las ganancias que se obtenían de la producción y distribución de la energía eléctrica.
El proceso de revisión del contrato colectivo se inició desde el 20 de febrero de 1936, cuando los dirigentes del SME presentaron su proyecto.
Las discusiones fueron difíciles, se prolongaron por varios meses; la soberbia de los empresarios extranjeros impedía la conciliación de intereses.
Así llegaron los primeros días de julio, la clase patronal empleaba todos sus recursos para convencer a la sociedad de que eran víctimas de los dirigentes sindicales, que ponían en riesgo la estabilidad financiera de la empresa.
Pero siempre encontraban argumentación sólida y firme del sindicato que reclamaba, no solo prestaciones económicas, sino un mejor trato laboral para los trabajadores.
La lucidez, el compromiso y la lealtad con su organización sindical de los dirigentes: Francisco Breña Alvírez y Manuel Paulín Ortíz, dotaron al SME de una gran fuerza ideológica para enfrentar a sus enemigos de clase; estaban dispuestos a ir a la huelga, como una medida extrema, ante la cerrazón de los patrones y sus argucias leguleyas.
En reiteradas ocasiones informaron al Presidente Lázaro Cárdenas de sus decisiones; quien mostró su verdadero talante de estadista.
Cárdenas los escuchaba atentamente para indicarles: "Si van a la huelga y no violan ninguna disposición legal, mi gobierno no interferirá, de ninguna manera en su movimiento".
La huelga estalló el 16 de julio, a las 12:00 horas. A pesar de que la huelga duró 10 días, del 16 al 25 de julio, el Presidente Cárdenas les cumplió el compromiso, siempre fue respetuoso de la decisión de las organizaciones sindicales.
El 25 se levanta la huelga y el SME, obtiene un gran triunfo, logra un contrato colectivo de trabajo con el 100% de sus demandas; un contrato que sigue siendo modelo y aspiración de la clase trabajadora.
Hoy los agremiados al SME conmemoran esos días gloriosos; aunque enfrentan una de las situaciones más difíciles de su historia y de la misma clase trabajadora del país.
Ahora luchan por rescatar su fuente de trabajo, sus prestaciones, su gloria; ahí siguen en la resistencia contra un gobierno que está empecinado en liquidar su contrato y de ser posible al mismo sindicato.
¡Los electricistas sabrán resistir!