viernes, 17 de junio de 2011

López Mateos nos trajo la luz; Calderón nos conduce a las tinieblas

Discurso de Adolfo López Mateos, Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, sobre la Nacionalización de la Industria Eléctrica
Jueves 16 junio 2011 | Por Roberto ESCAMILLA PÉREZ
Primera parte.
COMPATRIOTAS:
Al tomar posesión la nación mexicana de la Compañía de Luz, se consuma un largo esfuerzo desarrollado por el pueblo de México para tener en sus manos la energía eléctrica que en el país se produce por manos de mexicanos.
La nacionalización de la energía eléctrica es una meta alcanzada por el pueblo en el camino de la Revolución. Siempre hemos sostenido que alcanzar una meta debe ser punto de partida para más importantes realizaciones, y ahora invitamos al pueblo de México a que, en posesión de su energía eléctrica, acreciente su industrialización para llevar a los hogares de todos, los beneficios de la energía eléctrica y los de la industrialización.
Hemos de velar todos porque la industria eléctrica en México se maneje con la mayor limpieza, para que todos sus beneficios sean para el pueblo y sólo para el pueblo. Y todos estaremos atentos y vigilantes para señalar con índice de fuego y para castigar en forma adecuada a quienes falten a la lealtad que deben a la patria y al pueblo.
No habrá en la industria eléctrica ni merinos ni ladrones, porque contamos no sólo con la energía del gobierno, que habremos de poner en juego, sino con la lealtad de los trabajadores electricistas, que habrán de ser soldados permanentes en la vigilancia de los intereses del pueblo.
Confiamos en su esfuerzo y en su patriotismo para responderle a México que su industria eléctrica se manejará bien, en beneficio del país; honestamente, en beneficio del pueblo; esforzadamente, en beneficio de México.
Y en esta ocasión en que se cumple una etapa más, podemos afirmar: México es cada día más soberano, cada día más libre, cada día más independiente, por el esfuerzo de ustedes, por el esfuerzo de todos los mexicanos.

¡Adelante... México es nuestro!

27 de Septiembre de 1960

Una brevísima historia de la industria eléctrica
La energía eléctrica fue utilizada en México por primera vez en 1879, y ya entre 1887 y 1911 había 199 empresas mexicanas generadoras de electricidad en diferentes estados de la República; sin embargo, la Mexican Light and Power Company Ltd., creada en 1902, de capital anglocanadiense, al establecerse en nuestro país comenzó a absorberlas hasta convertirse en el monopolio más grande de México y al que Porfirio Díaz dio concesiones para aprovechamiento de aguas propiedad de la nación, por 50, 97 años y hasta a perpetuidad.

Razones de su nacionalización
Varios fueron los motivos que orillaron al gobierno mexicano a nacionalizar la industria eléctrica, decisión histórica y patriótica que le correspondió tomar al Presidente Adolfo López Mateos; sin embargo, los siguientes fueron los principales.
El monopolio eléctrico representado por la Mexican Light and Power Company Ltd., su filial la Mexican Tramways, y después la American and Foreing Power, se convirtió en una traba para el desarrollo industrial, económico y social de México, pues además de limitarse a cubrir las áreas más rentables, como zonas industriales y de población con buenos ingresos, abandonó a las áreas semi-rurales, rurales o de pobreza urbana, manteniéndolas en las tinieblas.
Otro de los motivos fue la explotación brutal a la que eran sometidos sus trabajadores, a quienes impedían organizarse mediante la represión selectiva y amenazas, les proporcionaban salarios miserables, los obligaban a aportar herramientas de trabajo para ser contratados, insalubridad, existencia de cuerpos policiacos represivos internos, trato despótico, injusticias con enfermos y accidentados, retención de sueldos y despidos injustificados, entre muchas otras injusticias.
Además, su abuso y prepotencia, que llegó inclusive a ejercerse contra los gobiernos municipales, estatales y hasta contra el propio Gobierno Federal.
Y, por último, las tarifas extraordinariamente altas y con gran disparidad entre los precios pagados por los consumidores grandes, por un lado, y los pequeños, por el otro.

Las primeras medidas en contra del monopolio eléctrico extranjero
Algunas de las primeras medidas encaminadas a terminar con este monopolio y con sus prácticas contrarias a los intereses del pueblo y de la nación fueron tomadas por Álvaro Obregón, en 1923, y por Plutarco Elías Calles, en 1926.
Posteriormente, el 2 de diciembre de 1933, Abelardo L. Rodríguez, Presidente Constitucional sustituto, envió al Congreso de la Unión la iniciativa para autorizar la creación de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), misma que fue aprobada el 20 de enero de 1934.
El objetivo principal de la CFE fue organizar y dirigir un sistema nacional de generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, sin propósito de lucro y en beneficio del interés general.
Además, el Estado intentaría proveer a la población y a industriales nacionales de un servicio básico barato, y presionaría a las compañías extranjeras a reducir los costos y, de ser posible, las tarifas.

El monopolio persiste en su actitud abusiva y desafiante
Sin embargo, la actitud de los monopolios eléctricos no cambió, y entre 1937 y 1943 la inversión extranjera eléctrica se estancó; los sistemas de generación eléctrica no eran uniformes; sólo proporcionaban el servicio al 38 por ciento de la población; las interrupciones eran constantes y las tarifas muy elevadas, y los trabajadores de los monopolios continuaban en las mismas condiciones, todo lo cual trababa el desarrollo económico del país.
Así, el 14 de agosto de 1937, el Presidente Lázaro Cárdenas constituye formalmente la CFE, cuya capacidad, de 1938 a 1946, creció de 64 Kw. a 45 mil 594 Kw.
En 1960 generaba ya el 54 por ciento del total de energía eléctrica del país, lo que permitió un vertiginoso desarrollo de la industria, la agricultura y otras actividades urbanas y rurales, aunque debido al acelerado crecimiento poblacional, sólo el 44 por ciento de los mexicanos contaban con electricidad.

López Mateos inicia el proceso de nacionalización
En abril de 1960, el Presidente Adolfo López Mateos inicia el proceso para comprar finalmente las acciones de las empresas eléctricas. El primero de septiembre anunció la reforma al artículo 27 constitucional a fin de que no se otorgaran concesiones a particulares para prestación de servicio público de energía eléctrica.
Finalmente, con la toma de posesión de la ahora Compañía Mexicana de Luz y Fuerza Motriz (la expropiada The Mexican Light and Power), el 27 de septiembre de 1960, López Mateos anuncia la Nacionalización de la Industria Eléctrica ante una enorme multitud de mexicanos congregados en el Zócalo de la ciudad de México.

La CLyFC y el SME
En 1911 se funda la Liga Mexicana de Electricistas y en 1914 se constituye el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME).
El SME fue fundado el 14 de diciembre de 1914 por trabajadores electricistas de la Mexican Light and Power, trabajadores telefonistas, electricistas privados y trabajadores tranviarios, tomando como nombre el de Sindicato de Empleados y Obreros del Ramo Eléctrico, mismo que fue cambiado en la segunda asamblea por el de Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) el 21 de diciembre del mismo año.
El primer medio informativo dentro del SME fue "Rojo y Negro", cuyo primer desplegado fue el 14 de diciembre de 1915, sindicato que sería, durante los años siguientes, baluarte de la lucha obrera mexicana y gran ejemplo para cientos de sindicatos que se formarían durante la primera mitad del siglo XX.
Desde su surgimiento, el SME luchó entre otras cosas por aumento de salarios, jornada máxima de ocho horas, pago extra por trabajo extra, desaparición de los cuerpos de seguridad de las empresas y mejores condiciones de trabajo.
Así, el 5 de septiembre de 1917 se acuerdan con la Mexican Light and Power aspectos como antigüedad y aptitudes para ocupar vacantes, ajuste del salario, incapacidades, servicio médico, indemnización a incapacidades permanentes, establecimiento de 8 horas de trabajo y capacitación de personal, entre otras.
En 1960, la paraestatal "The Mexican Light and Power, Co." y sus filiales, fueron reorganizadas por el Estado Mexicano como sociedades anónimas bajo el nombre de Compañía de Luz y Fuerza CLyFC).


La nacionalización: un proceso lleno de lucha y sacrificios
La nacionalización de la industria eléctrica no fue un regalo de los monopolios extranjeros a los mexicanos porque en primer lugar sus acciones les fueron adquiridas por más de 122 millones de dólares.
Además, a lo largo de todo este proceso fueron asesinados, reprimidos, perseguidos y despedidos de sus trabajos de manera injustificada, sólo por sus opiniones y acciones en la lucha por sus derechos, cientos de trabajadores electricistas, cuyas esposas e hijos, por ello, pasaron por hambre y enfermedades, que a no pocos los llevaron incluso a la muerte.
Fueron necesarias también cientos de acciones y movilizaciones obreras y populares en promoción y defensa de la nacionalización, y debates de los partidos, como el Popular Socialista, y de elementos revolucionarios, como Vicente Lombardo Toledano, con los voceros de los monopolios, con los “intelectuales” y partidos de la derecha, como el PAN, que siempre han tenido la ventaja en cuanto a recursos y medios para la difusión de sus ideas.
También es de justicia hablar de los enormes sacrificios y esfuerzos que desde siempre, pero principalmente a partir de la nacionalización, y de la creación de la CLyFC y de la CFE, hicieron los trabajadores electricistas para llevar el servicio al pueblo mexicano, laborando jornadas extenuantes, no pocas veces sin las herramientas adecuadas ni las mínimas condiciones de higiene y seguridad, arriesgando su salud y hasta su vida, sin recibir más recompensas que su salario, el agradecimiento del pueblo y la satisfacción del deber cumplido.

Los seres de las tinieblas
Sin embargo, todo lo anterior lo han olvidado Salinas, Zedillo, el PAN, el gobierno de Calderón, sus voceros pagados o gratuitos, y los prepotentes y soberbios funcionarios de la CFE, seres que hoy nos conducen a pasos agigantados hacia las tinieblas, en el sentido estricto y amplio de la palabra. Pero de esto hablaremos próximamente en la continuación de este artículo.