viernes, 03 de junio de 2011 | Mónica Romero
Casi dos años han transcurrido desde el incendio en Hermosillo, Sonora, en la Guardería ABC, y los niños que vivieron luchan con las secuelas de ese día.
De los sobrevivientes, el pequeño Héctor Manuel Robles Villegas, fue el niño que mayores quemaduras sufrió en su cuerpo durante el incendio del cinco de junio en la Guardería ABC.
Hoy a sus cinco años de edad, Héctor tiene más del sesenta por ciento de su cuerpo injertado y se ha sometido a 14 cirugías en el Hospital Shrinners de Sacramento, California, sus padres y sus dos hermanas lo aman y lo apoyan al cien por ciento.
Adriana Villegas, su madre, pasó tres meses con él en Hospitales desde el día de la tragedia y fue hasta después de noventa días que logró regresar a casa para ver a sus otras dos hijas que hoy tienen nueve y once años.
Adriana Villegas, su madre, pasó tres meses con él en Hospitales desde el día de la tragedia y fue hasta después de noventa días que logró regresar a casa para ver a sus otras dos hijas que hoy tienen nueve y once años.
Dentro de lo que implica para un niño pequeño las secuelas de las lesiones que le dejó el incendio en la Guardería ABC, Héctor se esfuerza para tener una vida normal, su mamá Adriana está consciente de que lo menos que pueden hacer por su hijo es tratar de que su vida sea lo menos incomoda posible:
“Pues él es de los hombrecitos que quedaron vivos, es de los más afectados, él tiene casi el sesenta por ciento de su cuerpo injertado, son extremidades, son los dos brazos completos, las dos piernas completas, rostro, cráneo y empeine, todo injertado ya. Él ahorita está estable, tratando de hacer su vida normal, que es lo que tratan los médicos del hospital, siempre en dejarlos de tal manera que ellos se puedan atender por sí solos, pero sabes que no quedan al cien”.
El pequeño Héctor Robles regresó a la escuela el pasado mes de octubre y sus calificaciones son excelentes, falta cuando tiene que viajar a Estados Unidos, pero se recupera en sus estudios inmediatamente:
“Sí de hecho él se integró al segundo año del preescolar, pero ha estado yendo y viniendo y los periodos que falta los recupera en una semana siempre, académicamente él es muy inteligente gracias a Dios y lo recupera en una semana […] todos estos niños que ya tienen injertos su temperatura cambia ocupan un ambiente muy refrigerado, de hecho la casa está muy refrigerada, ocupan bloqueadores, protectores, sus gorritas, ya trajes especiales no, por el tipo de piel que ya se están restableciendo, pero sí cuidados muy especiales”.
Además de las quemaduras que sufrió Héctor la familia Robles Villegas lucha por superar el trauma psicológico, una de sus hijas que en aquel entonces tenía siete años vivió de cerca el accidente pues acompaño a su padre a recoger a su hermanito y le tocó presenciar las escenas de rescate, según lo narró su madre, Adriana Villegas:
“A parte de lo doloroso, la niña de en medio estuvo presente el día del accidente, ella vio a los niños quemándose, a los niños sacándolos en pedacitos, entonces eso le afectó muchísimo a tal grado que retrocedió, retrocedió y ahorita tengo un grave problema con ella porque no puede dormir, ella sigue oyendo los llantos de los niños, ya está atendida psicológicamente, psiquiátricamente, pero ella iba acompañando a su papá, su papá también ayudó a sacar niños de ahí y entonces ella lo vivió muy fuerte”.