Es necesario recordar que tras la extinción de Luz y Fuerza del Centro, hace ya más de un año, las condiciones y calidad de servicio eléctrico decayeron de manera severa, mientras que por otro lado las cuotas domiciliarias se dispararon en forma por demás grosera.
La Crónica de Hoy
El Buzón
Señor director:
Acudo a este su prestigiado medio de información para denunciar la negligencia de la Comisión Federal de Electricidad, que por más reportes que realizamos los vecinos de la colonia Aragón-La Villa, por la falta de alumbrado público en la calle de Cuauhtémoc, entre 5 de Febrero y Ferrocarril Hidalgo, no nos hacen caso alguno.
Primero, resulta un auténtico triunfo lograr comunicarse al número para quejas dispuesto por el organismo. Una vez que “entró” la llamada, soportar las desesperantes grabaciones que en teoría “guían” al quejoso y que en realidad no sirven para nada; y por último, cuando por fin termina la comunicación virtual y puede uno hablar con algún empleado, éste sólo toma el reporte para que al final nadie haga caso.
Desde hace varias semanas las calles antes citadas tienen fundido gran parte del alumbrado. La obscuridad representa un riesgo para todos los habitantes de la zona porque, estando tan cerca de la Basílica de Guadalupe, gente de otras partes deambula constantemente.
Sí, en efecto, en su gran mayoría es gente de bien, pero ha habido casos en los que algunos desconocidos asaltan y roban a los habitantes del área, amparados en la obscuridad de las calles.
Pero no sólo eso, sino que las banquetas de nuestras calles están en mal estado físico, presentan rupturas y levantamientos que ocasionan peligrosos tropezones, sobre todo en niños y adultos mayores que no alcanzan a ver por dónde caminan ante la falta de luz.
Pido a usted, de la manera más atenta, se sirva publicar esta carta con la intención de que las autoridades de la CFE resuelvan este problema que se prolonga ya por varias semanas.
Es necesario recordar que tras la extinción de Luz y Fuerza del Centro, hace ya más de un año, las condiciones y calidad de servicio eléctrico decayeron de manera severa, mientras que por otro lado las cuotas domiciliarias se dispararon en forma por demás grosera.
Tengo la certeza de que los insensibles funcionarios de la Comisión Federal de Electricidad no tienen la más mínima preocupación por lo que ocurre en las calles de la ciudad de México con el alumbrado público, con las consecuencias que su ausencia puede causar, pero es necesario que sus jefes, o quien sea, los pongan a trabajar porque los ciudadanos cumplidos, los que pagamos nuestros impuestos, tenemos derecho a un servicio de calidad.
Confiamos en que los buenos servidores públicos que laboran ahí, y que no son pocos, tomen en sus manos este asunto que seguramente, con su experiencia y capacidad, podrán resolver en apenas unos minutos.
Atentamente.
Licenciada
Verónica Mateos,
Vecina