Hace más de un año, el gobierno federal –la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, encabezada por Javier Lozano Alarcón, para más señas– decidió desaparecer a la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, y de paso retirar su reconocimiento al Sindicato Mexicano de Electricistas (SME). Ello generó un movimiento de resistencia, encabezado por el líder sindical Martín Esparza, que hoy ve recompensado su enfrentamiento con el gobierno federal.
Martín Esparza ha sido ratificado como el líder del SME y se apresta a pedir la toma de nota a la dependencia encabezada por Lozano Alarcón. ¿De qué sirvieron al país, al gobierno federal y a la comunidad estos meses de parálisis del SME? ¿Se ahorraron recursos? ¿Se promovió la creación de un nuevo sindicato de electricistas que sí representara los intereses de los trabajadores del sector?
Nada de esto. Por el contrario. Fueron meses de marchas, bloqueos, manifestaciones y denuncias contra las autoridades gubernamentales, por su supuesta cerrazón y maldad al haber desaparecido Luz y Fuerza del Centro, por haber dejado sin empleo a los electricistas que no aceptaron finiquito.
Un año y dos meses después, las autoridades del gobierno federal volverán a arropar a Martín Esparza y a los suyos. Vuelven en el momento de las definiciones rumbo al 2012. Los electricistas ya están de vuelta para aquel partido o candidato, preferentemente de izquierda, que busque en ellos un apoyo, una base de movilización.
Si creímos en algún momento que la iniciativa del gobierno federal se orientaba al saneamiento de las instituciones corporativas del viejo régimen, hoy no quedan claras las razones por las cuales el SME, con Esparza a la cabeza, intacto, regresarán a la Secretaría del Trabajo a pedir su toma de nota.
Va de nuevo la pregunta: ¿qué pasó, entonces, durante los 14 meses de paro del SME? No quedan claras las razones del gobierno federal, aunque sí las del Martín Esparza y su sindicato.
