
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- “Si la reforma educativa es represión,
la repudiamos. Si la reforma educativa es sometimiento, no la queremos.
Si la reforma educativa es a base de muertos y sangre, está muerta.”
El anterior es fragmento de la carta que alcaldes, funcionarios y
organizaciones campesinas de Oaxaca firmaron la misma noche del domingo
19, tras los enfrentamientos entre la Policía Federal con agremiados y
simpatizantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la
Educación (CNTE) en el que nueve personas fueron asesinadas en las
inmediaciones de la región mixteca de Nochixtlán.
En el documento lamentan que la “lucha por la justicia social” de la
disidencia magisterial roce la violencia y dañe a la sociedad oaxaqueña.
Pero, para los regidores, el principal culpable de la escalada del
conflicto tiene nombre y apellido.
“Exigimos la destitución de Aurelio Nuño Mayer que, lejos de educar
bien, ha generado muerte”, demandaron al presidente Enrique Peña Nieto.
El dictamen se propagaría con el paso de las horas. Por su discurso
beligerante, por negarse terminantemente a dialogar con los indignados
por la reforma educativa, por politizar y judicializar el conflicto del
gobierno federal con la CNTE, artistas, analistas, académicos,
intelectuales, políticos, universitarios y miles de personas a través de
redes sociales encontraron en el titular de la Secretaría de Educación
Pública (SEP) el detonador del estallido en Oaxaca.
La misma noche del domingo, encabezados por el pintor Francisco
Toledo, artistas e intelectuales publicaron otra misiva en la plataforma
digital change.org, señalando la estrategia de Nuño.
“La incapacidad de establecer el diálogo como vía de solución de los
conflictos ha provocado en nuestra entidad constantes altercados entre
profesores y policías, que este domingo (19 de junio) en Nochixtlán
escaló hasta la muerte.
“Una reforma educativa debe ser un pretexto para la discusión de
ideas, no un pretexto para reprimir y acabar con los opositores mediante
el uso desmedido de la fuerza pública y llenar las cárceles de
inconformes”, dice el documento que ha sido firmado por más de 12 mil
personas.
Tibio deslinde
El día del operativo policiaco federal que cimbró al país, del
titular de la SEP sólo se supo a través de su cuenta de Twitter. Desde
la red social, Nuño extendió una felicitación por el Día del Padre y
emitió una convocatoria para otorgar becas a estudiantes del Sistema
Educativo Militar.
Mediático como ninguno otro de los miembros del gabinete
presidencial, el secretario optó por resguardarse en las sombras. El
lunes 20 canceló sus apariciones públicas y, por primera vez desde que
asumió el cargo, no otorgó una sola entrevista a lo largo de la semana.
Más de 30 horas transcurrieron para que hiciera pública su postura,
el martes 22, en una conferencia de prensa que se vio comprometida por
las protestas de estudiantes y jóvenes militantes del PRD apostados a
las puertas de la SEP.
Desencajado, Nuño leyó un pronunciamiento en el que lamentó los
hechos ocurridos en Nochixtlán, se solidarizó con los familiares de las
víctimas y confirmó que esta vez el gobierno federal sí entablaría un
diálogo con la disidencia magisterial, sólo que no sería él, sino Miguel
Ángel Osorio Chong, titular de la Secretaría de Gobernación, quien se
haría cargo del conflicto, por su talante político.
Sólo aceptó preguntas de tres medios previamente elegidos por su
equipo. Con frases hechas, descartó la posibilidad de formar parte de la
mesa de diálogo con los maestros mientras éstos se pronuncien contra la
Reforma Educativa y rechazó también presentar su renuncia.
Desplazado, haciendo referencia en todo momento a las declaraciones
de Osorio Chong –la nueva voz cantante en el conflicto magisterial–, se
deslindó de toda responsabilidad en la represión.
“Me parece que hay que separar”, dijo. “La Reforma Educativa es una
reforma que lleva una ruta, es una reforma que está en la Constitución y
que, como decía hace un momento, refiriéndome a lo que señaló el
secretario de Gobernación, acatar la ley no es una opción, es una
obligación para todos y particularmente para los funcionarios públicos.”
Tropezando con las palabras, continuó: “En ese sentido, la reforma
lleva una ruta que va a continuar. Y por otro lado están los eventos
lamentables que sucedieron el domingo, pero que tienen que ver con una
condición muy particular que sucedió y que ya todos conocemos, y que las
instancias competentes han relatado, pero en ese sentido no es un
evento, o son dos eventos totalmente distintos que me parece que no
tienen, en ese aspecto, ninguna relación ni, por supuesto, afecta el
camino de la Reforma Educativa”.
Desde entonces, no ha aceptado un cuestionamiento más.
El miércoles 22, Nuño se refugió en un acto con miembros del
Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, el sindicato oficial
del magisterio y que conserva la estructura construida por Elba Esther
Gordillo, bajo la dirección ahora de quien fue su mano derecha, Juan
Díaz de la Torre.
“Cuando hay real apertura y cuando hay una visión de la
transformación que debe tener el país, que debe tener la educación, que
deben tener los maestros, sin lugar a dudas todo se puede platicar, todo
se puede dialogar y ahí están los resultados”, lanzó Nuño.
Al día siguiente, contrario al discurso que mantuvo los últimos 10
meses, celebró el inicio del diálogo que horas antes se concretó entre
el gobierno federal y la CNTE. No hizo alusión a que en dicho encuentro
los maestros pidieron la salida de Nuño de la SEP y la abrogación de la
reforma que diseñó y defiende.
A la deriva, de gira por Guerrero, el viernes 24, ante el compromiso
de la Comisión de Derechos Humanos del Senado para citar a comparecer a
los titulares de la SEP y de Gobernación por el caso Oaxaca, Nuño lanzó
un mensaje más al recordar que la educativa fue una reforma conseguida a
partir del Pacto por México, “una gran alianza que contó con el gran
consenso de todas las fuerzas políticas que lo aprobaron en el Congreso
de la Unión y en los congresos locales”.
Finalmente, en una asamblea masiva realizada en “las islas” de Ciudad
Universitaria, miles de estudiantes de la UNAM, el IPN y la UAM, entre
otras escuelas, decidieron sumarse a la causa de la disidencia
magisterial con una consigna principal como estandarte: exigir la
renuncia de Aurelio Nuño Mayer.
Finalmente, el subcomandante Galeano –antes Marcos–, emblemático jefe
militar del EZLN, se refirió a Aurelio Nuño como un “triste y gris
capataz, aspirante a policía”, que usó los medios de comunicación para
“calumniar, amenazar y atacar” a los maestros en resistencia.
Y, dirigiéndose aún al funcionario, terminó el subcomandante: “Tus
palabras desaparecerán. Tu casa desaparecerá. Tu nombre desaparecerá.
Toda memoria de ti desaparecerá”.