Alejandro Nadal - Opinión
La caída del precio del
petróleo debería ser una buena noticia para la economía mundial.
Después de todo, los bajos precios del petróleo benefician a los
consumidores directos: por ejemplo, el sector transporte y la industria
petroquímica. Y ese impacto positivo debería traducirse en una inyección
de adrenalina que traería consigo crecimiento y generación de empleo.
Entonces, ¿por qué se ve en el bajo precio del petróleo una mala noticia
para la economía global?
En cuanto a la importancia del petróleo en la estructura de costos hay muchos malentendidos. Se piensa, por ejemplo, que el bajo precio del petróleo beneficia a los productores de energía eléctrica. La realidad es que sólo 5 por ciento de la producción de energía eléctrica en el mundo se lleva a cabo quemando petróleo. Y uno de los países en los que se concentra ese pequeño porcentaje es precisamente Arabia Saudita, el principal causante del desplome de precios de crudo. En Estados Unidos apenas 0.7 por ciento de la energía eléctrica que se produce proviene de la utilización de petróleo (mientras 4.2 por ciento lo generan turbinas eólicas). La reducción del precio del crudo no tiene ningún impacto sobre la generación de energía eléctrica.
Por otra parte, el precio del petróleo no está vinculado en la actualidad con los precios de gas natural o de carbón, que son los insumos que realmente cuentan en el plano de generación de energía eléctrica. El 23 por ciento de la electricidad en el mundo se genera en plantas que queman gas natural (en Estados Unidos ese porcentaje alcanza 28 por ciento). Entre los años 1998-2009 los precios de gas natural, carbón y petróleo estuvieron estrechamente asociados y se movían en la misma dirección. Pero ese vínculo se fue rompiendo gradualmente, en parte porque el precio del gas derivado de esquistos se redujo mientras el precio de petróleo fue aumentando hasta 2014. El precio del carbón ha mantenido una tendencia a la baja desde 2011 debido a la competencia de otras fuentes de energía y al persistente exceso de oferta por los productores en China. Es decir, los precios de los combustibles fósiles que realmente cuentan en materia de generación de energía eléctrica ya vienen mostrando una disposición a la baja desde hace seis o siete años. Ese comportamiento no ha sido suficiente para contrarrestar las tendencias recesivas de la economía mundial.
En Estados Unidos la caída en el precio del petróleo está
provocando el desplome en la economía de las regiones donde se
desarrolló el malogrado boom de la extracción de petróleo de
esquistos con la tecnología de fractura hidráulica. Un número importante
de empresas que se financiaron en Wall Street para desarrollar sus
agresivos planes de inversión está hoy en la bancarrota. Las
instalaciones de control de la extracción directa de petróleo de
esquisto se han desplomado en 70 por ciento desde que comenzó la caída
del precio de crudo hace un año y medio. Y el impacto de esto en el
sector financiero es significativo. Por ese motivo se observa una
correlación estrecha entre las caídas en la bolsa de valores y los
anuncios sobre las reducciones récord del precio del crudo. Todo esto
aviva la discusión sobre si el aumento en la tasa de interés decretada
por la Reserva federal fue prematura o no.
Pero no sólo los adictos al fracking en Estados Unidos están
sufriendo. Los yacimientos de gas natural proveniente de esquistos en
China constituyen una de las mayores reservas a nivel mundial. Pero el
milagro de la producción en China se verá afectado por los bajos precios
del gas natural y las importaciones provenientes de Estados Unidos.
En general, el desplome del precio del crudo es visto más como una
mala señal sobre lo que viene en la economía mundial. La caída acelerada
del precio de petróleo en el último año ha coincidido con reducciones
brutales en los índices de cotizaciones bursátiles de las principales
plazas financieras en el mundo. Y aquí se observa algo inédito. Arabia
Saudita no pudo escoger un momento más desfavorable para iniciar su
guerra de precios con el fin de preservar su (dominante) franja de
mercado. En medio de una recesión global, el descenso en los precios del
crudo se tiene que intensificar debido a la reducción en la demanda.
Por eso hoy en día la caída en el precio del petróleo es una señal de lo
mal que se está comportando la economía mundial.