jueves, 31 de diciembre de 2015

Morelos en llamas

Graco Ramírez, gobernador de Morelos Foto: Germán CansecoJose Gil Olmos - Proceso
MÉXICO, DF (apro).- Cuando el gobernador de Morelos, Graco Ramírez, llegó a palacio de gobierno, lo primero que dijo que es que el estado encontraría la paz luego de años de violencia y la presencia ominosa del crimen organizado. También se definió como hombre de izquierda y aseguró que estaría cerca de las causas sociales.
Sin embrago, lo primero que hizo fue aceptar el mando único y se alineó a la estrategia militar y policiaca de combate al narcotráfico dictado desde Los Pinos, que una y otra vez ha mostrado su fracaso.
Luego se embarcó en una serie de conflictos personales, como el ocurrido con el nuevo alcalde de Cuernavaca, Cuauhtémoc Blanco, y la confrontación con los familiares de desaparecidos que denunciaron la existencia de fosas clandestinas utilizadas por el mismo gobierno estatal.
No ha pasado ni la mitad de su mandato y todas sus promesas de pacificación y bienestar siguen pendientes. La barbarie ha regresado a los municipios morelenses con una fuerza inusitada.
El reportero Julio Aranda hizo un breve recuento de la violencia de los últimos días en Morelos, entidad que colinda con Guerrero, Estado de México y el Distrito Federal, y que es estratégico en las rutas del narcotráfico:
– Un comando atacó con bombas molotov y armas de grueso calibre a una familia custodiada en Puente de Ixtla. Ahí murió un exmilitar adscrito al Mando Único.
– Un grupo de personas armadas asaltó una fiesta de XV años en la carretera hacia Tepoztlán.
– Se reportaron al menos tres personas desaparecidas, una de ellas (un empresario) secuestrada.
– Cinco cadáveres calcinados aparecieron en la última semana. Los últimos tres en Tlaltizapán y Yautepec. Versiones periodísticas señalan que uno de los calcinados de Tlaltizapán habría sigo plagiado días antes.
– Hay inestabilidad política en cuando menos siete municipios por la falta de pago de aguinaldos y el cambio de presidentes y cabildos.
– Una recomendación de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) desnuda la delicada situación que viven los servicios de salud de Morelos, cuya negligencia provocó la muerte de un bebé.
A esta lista habría que agregarle el escándalo y la pelea que el gobernador tiene con el exfutbolista Cuauhtémoc Blanco, quien esta mañana tomó posesión como presidente municipal de Cuernavaca, la otrora ciudad de la eterna primavera y lugar de descanso de miles de familias de los estados aledaños a Morelos, que ahora se ha transformado en un municipio peligroso e inestable.
También habría que añadir a la lista de problemas sin resolver la existencia de al menos tres fosas clandestinas con 150 cadáveres que el propio gobierno de Graco Ramírez mandó a hacer para enterrar a las personas que no han podido identificar.
En 2011 surgió en Cuernavaca el Movimiento de Paz con Justicia y Dignidad a raíz del asesinato de seis personas, entre ellas el hijo del poeta Javier Sicilia. La violencia y el crimen organizado generaron una situación de ingobernabilidad en todo el estado que hasta ahora no ha disminuido, como lo prometió el gobernador perredista.
Hoy Morelos es la entidad federativa más violenta de México y Cuernavaca la ciudad –con más de 100 mil habitantes-
– con mayores índices de inseguridad, según el estudio “Ranking de la violencia en municipios y entidades federativas 2014” del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal.
Morelos está entre los primeros tres lugares a nivel nacional en cuatro de seis delitos: secuestro, violación, robo con violencia y extorsión. En el caso de secuestros ocupó el segundo lugar nacional, solo detrás de Tamaulipas; lo mismo que en los casos de violación, detrás de Quintana Roo, y de robo con violencia, únicamente antecedido por Tabasco.
El delito de extorsión tiene el nivel más alto en el país con 19.3 por cada 100 mil habitantes, es decir, cinco veces superior a la media nacional.
A nivel municipal Cuernavaca es la ciudad más violenta de México, seguida de Acapulco y Chilpancingo, Guerrero.
Morelos está en llamas y, pese al discurso oficial, esas llamaradas se expanden cada vez más en el pastizal seco que rodea a la entidad y que llega hasta la ciudad de México.