II. Nos lleva por entre los vericuetos del escándalo creado por los Vargas, la mano visible
de Peña y sus empleados de “categoría” que creen ser políticos –cuando
actúan como politiqueros–, y nos pone al tanto con días y horas de esos
momentos cardiacos para los actores del drama de la censura, el
abuso del poder presidencial, las complicidades de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación y el visto bueno de los adversarios en la
competencia por la audiencia, a través de los noticiarios con
entrevistas, opiniones, mesas de discusión, reportajes y el periodismo
de investigación que el grupo de Aristegui enriqueció en calidad, en el
contexto de la cantidad de información existente. Con una prosa sin
desperdicio es una ayuda de memoria a la hora del corte de caja del peñismo y los reportes de sus daños al pueblo, como los inmuebles apodados la mansión o casa blanca de Malinalco, y los hidalguenses, que fueron justificados no obstante la información de que fueron mal habidos en el río revuelto
de la corrupción. Por eso, en mayo pasado promulgaron la Ley
Anticorrupción, cuando su vigencia no es retroactiva y los peñistas se curaron en la impunidad.
III. A pregunta de los reporteros que
cubren las actividades presidenciales sobre su voluminoso patrimonio:
más de 50 millones en inversiones bancarias, 17 inmuebles, monedas
antiguas, etcétera –demasiado para un exdesgobernador que hizo suya la propuesta de su mentor Carlos Hank González: “Un político pobre es un pobre político”–, “Peña soltó de su ronco pecho,
encogiendo los hombros y sacudiendo las palmas hacia el cielo: ‘En este
asunto cada quien ha construido una historia distinta. Yo me pregunto,
¿en dónde está el conflicto de interés? No nos la regalaron. Esa casa se
construyó cuando yo era presidente [fue su casa de campaña
presidencial]. Queríamos una casa y, platicando, nos preguntamos quién
sabía de esto, teníamos un conocido y le preguntamos. Nadie escondió,
nadie ocultó la casa…’, continuó el presidente en tono cortés… abrió con
desmesura los brazos: ‘¡Y es una casa bastante grande [en realidad son
dos casas pared con pared] a la vista de todo mundo! [cuidada por
militares]. En verdad no entiendo cuál es el inconveniente’”. Es un
trabajo metódico sobre la censura al noticiario más escuchado en México,
pisoteando el Artículo 23 de nuestra contrarreformada Constitución sobre la concesión de servicios públicos y bienes de la Federación. Tiene razón Carmen Aristegui: tenemos “un vendaval autoritario de regresiones”, desde el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz hasta la fecha, cuando menos.
Ficha bibliográfica:
Autor: Wilbert Torre
Título: El despido. La verdad detrás de la salida de Carmen Aristegui del noticiero más escuchado en México
Editorial: Planeta Mexicana, Temas de Hoy, 2015
Álvaro Cepeda Neri*
*Periodista
[BLOQUE: MISCELÁNEO] [SECCIÓN: EX LIBRIS]
Contralínea 456 / del 28 de Septiembre al 04 de Octubre 2015