lunes, 28 de septiembre de 2015

Presupuesto y gritos

Como si fuera un martirio para la burocracia y sus incondicionales, Enrique Peña Nieto decidió suprimir la ceremonia en Palacio Nacional donde hace años se ofrecía una cena para diplomáticos, empresarios, intelectuales orgánicos del priísmo, amigos de los aparentes partidos opositores y uno que otro colado. Festejo que contrastaba con la verbena popular que antaño se hacía en la plancha del Zócalo, la cual fue sustituida hace tiempo por acarreados, militares y policías atentos a la voz que Cantinflas hizo famosa en la película El agente 777: “¡A sus órdenes, jefe!”.
27 septiembre 2015 | Jorge Meléndez Preciado * | Contralínea
Ahora ya no hay relajo afuera ni borrachera adentro. Lo que muestra no la austeridad republicana que necesita el país, sino la distancia mayúscula, ofensiva, desmesurada que hubo entre la clase política cada vez más impugnada y la sociedad que se desespera y ya no aguanta.

No obstante la crisis que vivimos hoy y sufriremos hasta 2016 o más, de todas maneras se contrató a grupos musicales que amenizarán bailes para algunos. En la plancha central del país estuvo la Arrolladora Banda Limón, que cobra millones de pesos, y otros grupos. Y en cada delegación capitalina, los perredistas que erogan como si ellos pusieran de su bolsillo y no los ciudadanos a quienes nos sangran con impuestos, hubo también conjuntos musicales que aparecen en televisión. Pachanga y simulación.

Mientras ello ocurrió, un grupo de organismos aglutinados en Acción Ciudadana pide un nuevo presupuesto, ya que el actual no toma en cuenta a la gente y sí fortalece a los hombres del poder, entre ellos a los partidos políticos, al Poder Ejecutivo y al Judicial.

En una tabla que proporciona, señalan: el 1 por ciento de la población concentra el 21 por ciento del ingreso nacional y el 43 por ciento de la riqueza del país (Sin Embargo, 14 de septiembre de 2015). Es decir, vamos para atrás en el desarrollo, como viles cangrejos.

Que la situación del empleo no está para colgarse una medalla, lo demuestra el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP): en los últimos meses se perdieron 615 mil empleos con ingresos de más de dos salarios mínimos y se crearon 938 mil con un salario mínimo o dos, es decir, las cifras oficiales de más trabajos son falsas. Y afirma el mencionado organismo privado: la inflación es baja por los salarios de miseria que se pagan (La Jornada, 14 de septiembre de 2015).

Según Carlos Fernández Vega (ídem), el 13 por ciento del presupuesto será financiado con deuda.

El investigador Rogelio Gómez Hermosillo (El Universal, 15 de septiembre de 2015) dice que el próximo gasto oficial será dispendioso, ya que la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, por ejemplo, financiará a los grandes productores y no a los pequeños; en salud, no se trata de inaugurar (para la foto, anotamos) más hospitales, sino dedicar los recursos a contratar más enfermeras, médicos, reparar equipo que se utiliza y comprar medicinas baratas; ni hacer erogaciones sin sentido, por ejemplo, los comedores populares de Sin Hambre, que atienden únicamente a 1 millón de personas (no se olvide que a la señora Rosario Robles, Enrique Peña Nieto la mandó a la toma de posesión de la nueva gobernadora de Sonora, Claudia Pavlovich, y a Dolores Hidalgo, Guanajuato, en su representación, para el grito del 15, es decir, “no te preocupes, Rosario”, vuelve a resonar).

Para el subdirector de La Crónica, Francisco Báez, lo presupuestado traerá un “estancamiento estabilizador para rato” (15 de septiembre de 2015), ya que no se combaten las causas de nuestro atraso y se continúa con la receta que no lleva a ningún lado. Incluso, según el mismo articulista, pagaremos la deuda anticipadamente con nuestras reservas financieras.

Por esas y otras razones, The New York Times escribió: “El abismo entre la gente y su presidente [Enrique Peña Nieto] nunca había sido tan grande” (Jenaro Villamil en Facebook, 15 de septiembre de 2015).

Por otro lado, según estadísticas, los mexicanos somos de las poblaciones que más gastamos en transporte y menos en calzado y ropa (Animal Político, 15 de septiembre de 2015). No se diga lo poco que ponemos a la educación (1.5 por ciento).

Pero eso sí, con el aval del gobierno del Estado de México (Eruviel Ávila), OHL elevó sus tarifas en carreteras que incluso están construyéndose (ídem). Lo que muestra, a las claras, que favorecer a los cuates (la corrupción en grado mayúsculo) es algo muy común en el pasado y en el actual gobierno del Estado de México.

Quizá debido a este panorama catastrófico, Maite Azuela fundó una agrupación que se denomina Dejemos de Hacernos Pendejos. La sentencia es clara, pues necesitamos intervenir en los problemas nacionales, no dejar en manos de los profesionales la política, sino intervenir en esta actividad de manera cotidiana y supervisar de muy diversas formas los asuntos públicos, los cuales nos afectan a nosotros y a los que vienen.

El grito que ahora se dio tendrá un eco por mucho tiempo, no obstante lo que piensen los funcionarios del actual régimen.


Jorge Meléndez Preciado*

*Periodista

[BLOQUE: OPINIÓN] [SECCIÓN: ARTÍCULO]