lunes, 31 de agosto de 2015

Economía: fábrica de pobreza

En los primeros tres años de su gestión, Enrique Peña Nieto y su secretario de Hacienda, Luis Videgaray, han venido esgrimiendo un falso discurso económico sobre una pretendida prosperidad nacional. Lo cierto es que convirtieron el país en una fábrica de pobres, según demuestran las propias cifras de instituciones como el Inegi y el Banco de México. Ante esta lacerante realidad, las pregonadas reformas estructurales –la fiscal y la energética– sólo evidencian un crecimiento torpe y excluyente. Al parecer, lo único que se multiplica en México es la pobreza. Y todo indica que esta situación no cambiará en los últimos años. 
30 agosto 2015 | Carlos Acosta Còrdova | Proceso

Pobreza extrema en Cochoapa, Guerrero. Foto: Miguel Dimayuga
El lunes 3, durante una gira de trabajo por el Estado de México, el presidente Enrique Peña Nieto adelantó el tono del discurso que dará el miércoles 2 de septiembre -al menos en la parte económica- con motivo de su tercer informe de gobierno.

El país no ha registrado un crecimiento económico "en los niveles que quisiéramos"; "en el tamaño de crecimiento que hubiésemos querido llevar a la fecha", dijo. Pero no estamos tan mal, sugirió, pues "a otras economías del mundo les ha ido peor".

Y agregó: "En México lo sentimos, lo explicamos, pero para quienes tienen, quizá, un mayor conocimiento en el tema, entienden muy bien que el escenario global es difícil; que lamentablemente nos toca observar cómo diferentes regiones del mundo han enfrentado o están viviendo desaceleración en sus economías, incluso teniendo crecimientos negativos en el desempeño de sus economías".

Es el discurso recurrente del mandatario, pero sobre todo del secretario de Hacienda, Luis Videgaray, quien cotidiana e invariablemente emplea la fórmula, cuando hay un dato malo en la economía, de que otros países están peor que México.

Pero la información oficial en torno al desempeño de la economía en lo que va de la administración de Peña Nieto, en especial los datos y cifras del Banco de México y del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) -esas sí, sin adjetivos-, dan cuenta del fracaso en la conducción de la economía nacional, independientemente del entorno internacional.

El 26 de diciembre de 2013 se publicó en el Diario Oficial de la Federación el Programa Nacional de Financiamiento al Desarrollo (Pronafide), en el que se planteaban dos escenarios para el crecimiento económico: uno sin reformas, que es el crecimiento "inercial", y otro con reformas estructurales.

Sin reformas, la economía crecería 3.8% en 2015, 3.7% en 2016, 3.6% en 2017 y 3.5% en 2018, al término de la administración.

Pero con reformas, según el Pronafide, el ritmo de la economía sería acelerado: 4.7% en 2015, 4.9% en 2016, 5.2% en 2017 y 5.3% en 2018 (Proceso 2005).

A 20 meses de la publicación de ese documento y ya en plena vigencia y operación las reformas, la realidad, cruda, ha sido un palmo de narices para el gobierno.

LOS DESATINOS

Apenas el jueves 20, el Inegi dio a conocer que en el segundo trimestre de este año el PIB registró un crecimiento de 2.2% anual real, inferior al 2.9% que se observó en el segundo trimestre de 2014, y también inferior al 2.6% del primer trimestre de 2015.

Una semana antes, el Banco de México había hecho lo propio, al bajar su estimación para el incremento del PIB en 2015 a un rango de 1.7% a 2.5%, desde 2% a 3%, que estableció también en mayo pasado.

El punto medio del pronóstico de Hacienda para este año es de 2.4%, que no sólo no alcanza al crecimiento inercial esperado para el año, de 3.8%, en el Pronafide; y queda muy lejos, casi a la mitad, del 4.7% que, con reformas, se planteaba en aquel documento.

El magro comportamiento de la economía en este año, según los especialistas, se debe al débil desempeño de las actividades secundarias (construcción, industria manufacturera y la minería); a que las exportaciones no petroleras -el gran motor del crecimiento- están estancadas, y a que la construcción de nueva cuenta va a la baja.

Todo ello se ha compensado, en parte, por una mejor evolución del consumo y de las actividades terciarias (servicios y comercio). Pero que no alcanza para darle más aire a la economía en su conjunto.

El achicamiento de las cifras y de las expectativas oficiales de crecimiento, más allá de lo que impliquen en términos macroeconómicos, y en medio de un mundo turbulento, en el país han tenido una traducción brutal en la vida de los mexicanos:

Por lo menos en los dos primeros años del gobierno de Peña Nieto se agregaron a la pobreza 2 millones de mexicanos -suman ahora 55.3 millones las personas en esa condición- y los ingresos de 90% de la población se redujeron de manera dramática.

Hoy, no sólo son más bajos que en 2012, sino mucho peor que en 2008, al inicio de la crisis financiera internacional, según datos del Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) y del Inegi.

"Yo hice un cálculo de que esos 2 millones de pobres más en un par de años, equivale a dos pobres por minuto, dice el prestigiado economista Gerardo Esquivel Hernández en entrevista.

A esa tasa está creciendo la pobreza. México, durante los primeros años de gobierno de Peña Nieto, fue una auténtica fábrica de pobres, comenta Esquivel, licenciado en economía por la UNAM, maestro en la misma disciplina por El Colegio de México y doctor por la Universidad de Harvard.

Y agrega: "A eso nos estamos enfrentando por una economía que no crece y que cuando crece lo hace de una manera no incluyente. Excluye a los sectores amplios de los beneficios de ese crecimiento".

-¿Por qué han sido tan pobres los resultados en materia económica? ¿Qué fue lo que falló en la operación, en la conducción de la economía? -se le pregunta.

-Yo creo que fue una combinación de elementos. Nunca entendieron el entorno nacional e internacional. Faltó liderazgo en el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, que desatendió la economía desde el primer año.

"Pero al final de cuentas me parece que hicieron un mal diagnóstico de la situación. No tenían claro, a cabalidad, las causas del bajo crecimiento económico en los últimos años. Hubo una desatención de la parte administrativa.

"En 2013 toda la atención estuvo enfocada en la aprobación de las reformas. Y ahí el secretario de Hacienda jugó un papel muy importante. Y eso me parece que fue crucial para entender lo que creo que marca esta gestión y que de alguna manera está determinando la tendencia de este sexenio.

Y el punto nodal de la mala gestión económica, dice Esquivel, se dio en el errático manejo del gasto público desde el primer año.

LAS FALACIAS DE VIDEGARAY

Autor del reporte "Desigualdad extrema en México; concentración del poder económico y política", editado recientemente por OXFAM y que mereció comentarios y análisis en casi todos los medios, Gerardo Esquivel insiste en que el responsable de un mal manejo y ejercicio del gasto público es Videgaray.

"Es inexplicable que alguien que había sido secretario de Finanzas en el gobierno de Peña Nieto en el Estado de México haya hecho lo que hizo. Dice el entrevistado: decidió ejercer los recursos del presupuesto de una manera inexplicablemente muy lenta y eso le metió un freno a la economía muy significativo en 2013.

"Y eso explica por qué ese año fue de tan bajo crecimiento. Una cosa realmente atípica, pues crecimos inclusive por debajo de Estados Unidos, lo cual no había ocurrido en muchos años."

En suma, dice el economista, pesaron más los factores internos para hacer del primer año de gobierno un desastre económico, "pero que tuvieron que ver con una mala gestión, una desatención de parte del secretario Videgaray -'por su propio interés político, por vocación o por petición del presidente de la República'-, que terminó generando una situación de desaceleración en 2013 y de crecimiento mediocre en los años subsecuentes".

-¿No era necesaria la reforma energética, la que se dijo era la madre de todas las reformas estructurales de Peña Nieto?

-Es un mal diagnóstico simplemente pensar que el sector petrolero puede ser la base del crecimiento de la economía. Siempre he creído que pensar que eso sea la palanca de desarrollo es equívoco. Porque es un sector que es muy pequeño, comparado con el tamaño de la economía mexicana, es un sector -todo el energético: petróleo, gas, electricidad- que emplea a menos de 1% de la población.

"Es decir, es un sector que por mucho que crezca es muy difícil que arrastre a la economía en su conjunto. Es un sector desvinculado de la economía y pensar que incluso duplicando o triplicando el sector en México, que sería ya una cosa descomunal, el impacto que tendría en la economía en su conjunto sería relativamente pequeño.

"Entonces, pensar que esa era la solución a los problemas del país y que atraer inversión extranjera en ese sector -principalmente el petrolero-, que fue donde estuvo el énfasis de la reforma energética, pues es equivocado porque simplemente no va a atraer suficiente inversión extranjera para transformar realmente al país, por hacer que regrese a la senda del crecimiento", dice.

Fuente: Proceso