MÉXICO, D.F. (apro).- Si el programa de reformas que Grecia
presentará mañana recibe el visto bueno de sus homólogos europeos, ello
permitirá al país recibir de nueva cuenta los préstamos sin los cuales
podría ser declarado en bancarrota y expulsado de la zona euro el
próximo domingo 12, cuando los líderes de los 28 países de la Unión
Europea (UE) se reunirán en Bruselas para una nueva cumbre.
Por separado, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk,
advirtió que los próximos cinco días serán cruciales para el destino de
la UE, ya que el gobierno griego tiene hasta la mañana del jueves 9 para
presentar un programa de reformas económicas que discutirán tres días
después.
“De no ser así, implicará la ruptura en las negociaciones, con todas
las posibles consecuencias, incluso el peor escenario es que todos
perdemos”, planteó Tusk al subrayar que la bancarrota de Grecia y el
derrumbe de sus bancos afectarán a los griegos, pero también “a toda
Europa, incluso en el sentido geopolítico”.
Y si bien el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker,
aseveró estar “fuertemente contra el Grexit (la salida de Grecia de la
unión monetaria)”, informó que han preparado un escenario de Grexit “muy
detallado, (que contemple) hasta programas de ayuda humanitaria”.
A su vez, la canciller alemana Angela Merkel reiteró el mensaje que
dio a conocer ayer, e insistió en que si bien respeta el triunfo del
“no” en el referéndum del pasado domingo –mediante el cual los griegos
rechazaron las medidas de austeridad que proponía el Banco Central
Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI)–, “la soberanía
de los otros 18 países (de la zona monetaria) también debe ser tomada en
cuenta”.
Planteó: “Hemos convocado a una cumbre el próximo domingo porque estimamos que la situación es muy peligrosa”.
El presidente griego, Prokopis Pavlopulos, entregó a Tusk una carta
que ayer redactaron los representantes de los partidos griegos, en la
que aseveraron que la victoria del “no” en el referéndum del pasado
domingo “no constituye un mandato para romper con la zona euro, sino un
mandato para continuar y reforzar el esfuerzo para alcanzar un acuerdo
socialmente justo y económicamente viable”.
Pero el mensaje entre los distintos jefes de Estado resultó muy
claro: queda muy poco tiempo para resolver el caso griego y, como lo
planteó el presidente francés, Francois Hollande, “no sólo se trata de
un problema de Grecia, sino del futuro de la Unión Europea”.
Durante la junta entre ministros de Economía que se realizó después
del mediodía, todos los representantes de los países europeos
declararon, con distintos grados de alarmismo, que después del triunfo
del “no” al referéndum, recaía ahora sobre el primer ministro griego la
responsabilidad de encontrar una solución rápida para salir de la
crisis.
El recién nombrado ministro de Economía, Euclides Tsakalotos, quien
representó al gobierno griego en una delicada junta europea, apenas un
día después de la renuncia de su predecesor, recibió la bienvenida de
sus pares, aunque no presentó ni discutió el nuevo acuerdo.
Su homólogo belga, Johan Van Overtveld, afirmó en tono dramático que
“la economía griega está en caída libre. El sistema bancario está en
caída libre. No tenemos mucho tiempo. Todo se trata de las propuestas de
Grecia”.
Por la mañana, el presidente de la eurozona, Martin Schultz, se
declaró a favor de mantener unida a la zona monetaria, y subrayó que
quienes quieren dividir a la unión “están mal”.
En la tarde, el presidente estadunidense Barack Obama habló por
teléfono con Angela Merkel y le urgió hacer todo lo posible para evitar
la salida de Grecia de la unión monetaria, mientras que la
vicepresidenta Hillary Clinton abundó en ese sentido al llamar a la UE a
ayudar a Grecia.
Representantes del gobierno alemán, por su parte, mantuvieron sus
críticas contra el gobierno griego. El vicecanciller y titular de
Economía, Signar Gabriel, del partido socialdemócrata, declaró que desde
la perspectiva actual, “la admisión de Grecia en el euro se llevó a
cabo de manera muy ingenua”.