viernes, 22 de mayo de 2015

Tijeretazo, política pública / Otro recorte al crecimiento / Halo: "éxito de la reforma"

Carlos Fernández-Vega / México SA
Pues nada, que el tan cacareado camino correcto (EPN y ministro del (d) año dixit) mantiene en el hoyo a la economía nacional, la cual de plano no levanta. Primer trimestre de 2015, y primer recorte oficial al pronóstico ídem de crecimiento para el presente año: un punto porcentual, con lo que, si bien va, tal avance sería de 2.2 por ciento, es decir sólo migajas, si se consideran más de tres décadas de raquitismo económico o, como algunos lo denominan, estancamiento estabilizador.
Parece fotografía: en la Secretaría de Hacienda sólo cambian la fecha y ajustan la proporción de la caída, y eso es lo que ha sucedido desde el advenimiento del grupo que aseguró saber gobernar. Según la promesa original, la economía crecería 5 por ciento trimestral, pero en realidad lo hace 0.4 por ciento, o lo que es lo mismo 12 veces y media por debajo de lo ofrecido en la campaña electoral del ahora inquilino de Los Pinos. La única novedad, por llamarle así, es que al principio lo anunciaba el propio Luis Videgaray, ahora el subsecretario Aportela, sino es que algún director de área o jefe de algo.
Mal y de malas, pues, porque entre enero y marzo de 2015 la economía mexicana reportó el peor resultado en los últimos cinco trimestres, y nada ayuda para suponer que la tendencia se modificará. Agarraos, pues, que después de las elecciones la fiesta se pondrá más animada y se grabará en letras de oro las sabias palabras de Luis Videgaray (lo mejor está por venir, porque el futuro es promisorio), pronunciadas en el arranque sexenal y reiteradas cada que recorta el pronóstico oficial de crecimiento.
Aferrada al manual tecnocrático y a la tesis de que vamos por el camino correcto, desde el púlpito oficial la tecnocracia afirma que la ingrata situación económica nacional no es más que un asunto coyuntural, pero 33 años al hilo de pésimos resultados son muchísimos como para asegurar que se trata de algo pasajero. Para comenzar a salir del hoyo, y sólo eso, la economía tendría que crecer sostenidamente 6 por ciento cada año, pero en los hechos en esas tres décadas y pico el avance ha sido de poco más de 2 por ciento, como promedio anual. Entonces, ¿coyuntura? No, problema estructural.
Ayer el Inegi divulgó el nada atractivo resultado económico del primer trimestre del año, periodo en el que la economía nacional creció 0.4 por ciento con respecto a los tres meses previos (cuando el registro fue de 0.66 por ciento), y 2.5 por ciento anualizado (2.6 por ciento en diciembre pasado). Con esta información a la mano resulta que el promedio trimestral de avance a lo largo del sexenio peñanietista a duras penas llega a 0.45 por ciento, algo que ni lejanamente saca del hoyo al país, ni genera bienestar social. El inquilino de Los Pinos prometió resultados tangibles y, bueno, allí están.
Más tardó el Inegi en divulgar dichos resultados que la Secretaría de Hacienda en recortar su pronóstico sobre el crecimiento económico en 2015 (como reiteradamente lo hizo a lo largo de 2013 y 2014). Con la cara más dura que el concreto el subsecretario Fernando Aportela, quien ya no siente lo duro sino lo tupido, volvió a salir en la tele para repetir que no pasa nada, que todo va de maravilla, que todo está bajo control, que la economía mexicana está creciendo a un ritmo mayor al del año pasado, mayor al esperado por los analistas en sus estimaciones más recientes, y que se observa un balance entre el mercado interno y las exportaciones.
Y que, por lo mismo y para demostrar que todo marcha bien y funciona mejor, el gobierno peñanietista sacó la tijera para recortar un punto porcentual su propio pronóstico de crecimiento para 2015: de un rango de entre 3.2 y 4.2 por ciento, lo redujo a 2.2-3.2 por ciento, o lo que es lo mismo un tijeretazo cercano a 30 por ciento, con ganas de que el correcto sea el rango menor, si bien va. Y apenas es el primer trimestre, con mucho dinero en movimiento por razones electorales. Espérese, pues, la astringencia post electoral.
Dice Aportela que si se toma en cuenta el entorno internacional, en el primer trimestre del año México registró un crecimiento balanceado, y en la clásica (mal de muchos, consuelo de subsecretarios) refirió que las bajas en las previsiones de crecimiento se han dado alrededor del mundo. En síntesis, según él, se crece conforme a lo esperado, aunque lo esperado, de acuerdo con el cálculo de su jefe, era 30 por ciento mayor al resultado obtenido.
En fin, el siempre positivo equipo de la Secretaría de Hacienda ve color de rosa lo que todos los demás ven color rojo intenso, porque dice Aportela que la economía mexicana lleva siete trimestres con cifra positiva de crecimiento (léase un raquítico 0.63 por ciento como promedio trimestral en ese periodo). ¿Así, o más crecimiento?
Ahora que negar, así nada más, que no hay crecimiento sería injusto, amén de aferrarse a la mentira, pues como documenta la OCDE: “la inequidad en México ha aumentado en años recientes y los ingresos del 10 por ciento de la población más rica son ahora 30.5 veces mayores a los del 10 por ciento más pobre… México es, después de Chile, el país con mayor inequidad entre 34 países de la organización multinacional”.
Y en estos merengues no podía faltar el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo. Cómo estará la cosa que hasta este fallido candidato al gobierno de Nuevo León se animó a declarar que en materia económica 2015 no será el año que queremos como modelo, aunque será mejor que 2014. Pues sí, ni duda cabe, de 2.1 por ciento obtenido en 2014 ahora el potencial de crecimiento avanzó a 2.2 por ciento en 2015, siempre de acuerdo con la propia Secretaría de Hacienda. Un logro inobjetable, para quien lo dude, y por eso estamos trabajando para que los próximos años sigan reflejando con más contundencia el impacto de las reformas. ¡Ole!
Lo mejor del caso es que Ildefonso Guajardo inyectó serenidad y al respetable dejó tranquilo, pues él que lo sabe todo, descartó afectaciones graves para la economía mexicana por la caída de los precios internacionales del petróleo, pues hoy México depende menos de las exportaciones de crudo. Y se quedó tan tranquilo.
Las rebanadas del pastel
Entrados en gastos, lo único que falta es que algún integrante del gabinetazo peñanietista, o el propio inquilino de Los Pinos, salga a presumir que el halo solar que ayer se dejó ver en el Distrito Federal es muestra inequívoca del rotundo éxito de la reforma energética.