La Jornada - El Correo Ilustrado
El problema principal de
nuestro país es geográfico. La inevitable vecindad con Estados Unidos
desde que en la primera mitad del siglo XIX nos invadieron y derrotaron
no hemos podido llevar una buena relación, otros países: Alemania,
Italia, Japón, también fueron invadidos y derrotados sin embargo en un
lapso de tiempo relativamente corto lograron una recuperación asombrosa y
mantienen buenas relaciones con su vencedor, sustentadas en gobiernos
democráticos que no toleran la corrupción en sus gobernantes Nuestros
poderosos vecinos, en los más de 150 años desde que nos derrotaron, han
sido cómplices de gobiernos corruptos, antidemocráticos, beneficiándose
aparentemente de tal situación; uno de sus notables líderes, Henry
Kissinger, manifestó:
Estados Unidos no puede tener un Japón en su frontera sur; otro de ellos dijo
México es un país muy fácil de controlar, ya que es gobernado por un solo hombre; hagamos que sus jóvenes brillantes se eduquen en nuestro sistema y costumbres y harán de México un país sujeto a nuestro dominio sin derramar una gota de sangre. Desafortunadamente así ha sido, agravándose en 30 años, esos jóvenes brillantes casi han acabado con México: corrupción, impunidad, antidemocracia, violencia, pobreza, ignorancia son los antivalores que nuestros vecinos han aceptado para su vecino distante, ajenos completamente a los valores que ellos pregonan, como supuestos campeones de la democracia. Desde luego no son culpables únicamente los vecinos y gobernantes corruptos, lo somos más aún los millones de mexicanos que no hemos sabido tener la dignidad suficiente para rechazar ser el traspatio de Estados Unidos; los afroamericanos, mediante ella, alcanzaron el respeto a sus derechos civiles, al grado de que el actual presidente tiene ese origen racial.
Nuestra nación, con 120 millones de habitantes y un pródigo territorio, no puede continuar siendo tratada como tercermundista.
Leopoldo Escudero González