lunes, 3 de noviembre de 2014

Deuda en nivel histórico / Economía uno; débito 10 / Per cápita, 58 mil pesos

Carlos Fernández-Vega / México SA
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Para aquellos pesimistas que reclaman porque en este país nada crece (salvo el número de muertos y de las fosas clandestinas, más el volumen de las fortunas de los Forbes), la Secretaría de Hacienda ha tenido a bien informar que en lo que va del sexenio peñanietista la deuda pública por mexicano, incluidos los recién nacidos, se ha incrementado hasta llevarla a 58 mil 417 pesos.
Con lo anterior, y si se consideran los gobiernos panistas, a lo largo del presente siglo la deuda pública cargada en los hombros de cada uno de los mexicanos que habitan aquí ha crecido la friolera de 427 por ciento, al pasar (prorrateo de por medio) de 10 mil 200 pesos al comienzo del sexenio foxista a 50 mil 342 pesos al concluir el calderonista, y de allí a 58 mil 417 pesos al cierre de septiembre de 2014, con Enrique Peña Nieto en Los Pinos. Y de cereza, una economía que se mantiene en el suelo, con un avance promedio anual en el periodo de 1.8 por ciento y el 60 por ciento de la población ocupada en la informalidad.
La Jornada (Israel Rodríguez) lo resume así: “en lo que va del actual sexenio el sector público federal se ha endeudado a un ritmo de mil 675 millones de pesos diarios, cantidad que, comparativamente, equivale a que en sólo 59 días se contratan pasivos por un monto que equivale al presupuesto anual destinado a la seguridad nacional, se desprende de informes de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
“Así, en los 668 días transcurridos desde el primero de diciembre de 2012, cuando empezó el actual gobierno federal, hasta septiembre pasado, el monto de la deuda en su expresión más amplia representada por el saldo histórico de los requerimientos financieros del sector público aumentó en un billón 119 mil 527 millones, cantidad equivalente al doble del gasto en salud previsto para 2015.
“Los más recientes informes sobre las finanzas públicas y la deuda correspondientes al cierre del tercer trimestre del año, emitidos por la Secretaría de Hacienda, precisan que el monto total de la deuda del sector público, en su concepción más amplia, ascendió a 7 billones 10 mil 39 millones de pesos a septiembre de 2014, cantidad equivalente al 41 por ciento del monto total de los bienes y servicios que producirá el país en todo 2015, calculado en 17 billones 96 mil 300 millones de pesos, de acuerdo con cifras oficiales… También es equivalente a poco menos del doble del gasto que el gobierno canalizará a educación y que será para el próximo año de 651 mil 87 millones de pesos”.
Pues bien, en el arranque sexenal el inquilino de Los Pinos prometió a los mexicanos resultados tangibles, y uno de ellos está a la vista: en apenas 22 meses de gobierno, cada uno de los mexicanos que habitan aquí vio crecer su deuda (que quiéranlo o no deberán pagar, por obra y gracia gubernamental) en 8 mil 75 pesos, y contando, monto que es independiente de las deudas personales.
Con Enrique Peña Nieto en la residencia oficial, y a su lado Luis Videgaray, el doblemente galardonado ministro del año, el saldo de la deuda pública ha crecido a un ritmo diez veces mayor que el de la economía (19 por ciento contra 1.75 por ciento, en promedio, siempre y cuando este año el PIB avance 2.4 por ciento), y ha llevado el monto del débito a un nivel histórico.
El 65 por ciento de los mexicanos ocupados (en términos laborales, claro está) obtiene un ingreso que va de cero a tres salarios mínimos, y el incremento de la deuda pública por habitante sólo en lo que va del sexenio peñanietista equivale a poco más de cuatro meses de ese mini ingreso. Si se toma la cantidad acumulada (los 58 mil 417 pesos por cabeza), entonces el monto es equiparable a dos años y cuatro meses de salario mínimo, factura que se traslada, sin consulta alguna, a la espalda de cada uno de los moradores de este país.
En el desglose estadístico que la Secretaría de Hacienda presenta en sus Informes de la situación económica, las finanzas públicas y la deuda pública al tercer trimestre de 2014, divulgado el pasado viernes, se anota que en lo que va del presente sexenio el saldo de la deuda del gobierno federal se ha incrementado 18.5 por ciento (5 puntos porcentuales más del producto interno bruto); el relativo al débito del sector público federal aumentó 18.4 por ciento (1.5 puntos más del PIB) y el correspondiente al histórico de los requerimientos financieros del sector público (el débito en su concepción más amplia) 19 por ciento (5 puntos más).¿Y la economía?: 1.75 por ciento, como promedio anual.
Por ejemplo, en este último concepto la Secretaría de Hacienda detalla que casi dos décadas después del rescate bancario de 1995, el saldo de los pasivos del IPAB (heredero del Fobaproa) rebasa los 857 mil millones de pesos; el correspondiente al rescate carretero de 1997 se acerca a 159 mil millones de pesos; mientras el relativo a los Pidiregas ronda los 100 mil millones de pesos. Ambos rescates y la solución definitiva al problema de inversión en Pemex y CFE, como en su momento lo calificó) son herencias del gobierno zedillista.
Casi dos décadas después de tales rescates y de la solución definitiva, más de 80 por ciento de la banca es privada, reporta pingües ganancias, es acreedora del gobierno y no aporta mayor cosa al crecimiento económico; las carreteras rescatadas fueron devueltas a manos empresariales (incluso a las mismas que rescataron), aunque la voluminosa deuda la conserva el gobierno federal; y los Pidiregas, aunque hay que pagarlos, ya no vienen al caso porque el sector energético ha sido privatizado, pero la deuda no.
Sólo como ejemplo, Ernesto Zedillo heredó a los mexicanos esas tres voluminosas deudas, que se sumaron a otras por él contratadas, a la histórica y a las que a manos llenas autorizaron Fox y Calderón, y las de Peña Nieto y su ministro del año, que no son pocas. Claro es que de todo esto el ex mandatario no se ocupa ni se preocupa, pues él no tiene deudas, porque económicamente le ha ido de maravilla. Y a los demás ex mandatarios que endeudaron al país, también.
Las rebanadas del pastel
Entonces, jodidos los mexicanos, porque cada uno de ellos –incluso los recién llegados– debe hacer su cochinito para reunir 58 mil 417 pesos (hasta septiembre pasado) y cubrir una deuda que ni siquiera saben que existe, y menos que les toca pagar. Y apúrense, porque en octubre el saldo se incrementó.