martes, 2 de septiembre de 2014

Grupo México: otra mentira / Avienta la papa, una vez más / Senado: coperacha pa’l bozal

Carlos Fernández-Vega / México SA
Si a estas alturas algún incauto dudaba sobre la ostentosa falta de ética del impresentable Germán Larrea y su Grupo México, pues ayer el propio corporativo se encargó de eliminar cualquier posibilidad de que se ponga en tela de juicio su enorme capacidad de mentir.
En un comunicado difundido ayer por medio de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), el corporativo reconoce que ha mentido reiterada y descaradamente a la autoridad federal (lo cual, hasta donde se entiende, es un delito), pues ahora asevera que otro fue el culpable de lo que la Semarnat y la Profepa catalogaron como el peor desastre ambiental de la industria minera del país.
El pasado 12 de agosto, también por medio de la BMV y seis días después del ecocidio, Grupo México aseguró que no fue responsable, sino las lluvias atípicas que se presentaron en la zona noroeste del estado de Sonora las que provocaron daños a los ríos Sonora y Bacanuchi, es decir, del derrame de 40 mil metros cúbicos de desechos altamente tóxicos que contaminaron aguas y suelos, mataron ganado, arrasaron con cultivos, afectaron siete municipios y a más de 24 mil sonorenses, entre otras consecuencias. Y de allí no se movió, por mucho que las pruebas documentaban que no fue así.
Sin embargo, ayer, casi un mes después del ecocidio, Grupo México no sólo se lavó las manos, de nueva cuenta, sino que, más fresco que una lechuga, trasladó la responsabilidad del ecocidio a otra empresa. En su comunicado a la BMV dice que “con independencia de que en este momento la información permite establecer que una causa relevante de estos hechos fue un defecto de construcción en el sello de una tubería del sistema Tinajas-1 (…) que fue contratada y encomendada a una firma contratista especializada de la región, denominada Tecovifesa, la precipitación pluvial fue un factor para el incremento del nivel de solución en el represo”, es decir, las lluvias atípicas atacan de nuevo.
La autoridad federal ha documentado fehacientemente que al registrarse el citado derrame de desechos tóxicos ni una sola lluvia atípica cayó en la región de Cananea, donde se localiza la mina Buenavista del Cobre. De hecho, el titular de la Semarnat, Juan José Guerra Abud, abiertamente acusó a Grupo México de mentiroso, lo cual se confirma con el más reciente comunicado divulgado por medio de la BMV.
En otro pasaje, el corporativo asegura que en cumplimiento de su obligación legal, la empresa comunicó el accidente a la Profepa tan pronto como tuvo noticia del mismo (10 de la mañana del 6 de agosto) y no seis días después de ocurrido, como se ha difundido, cuando en realidad lo habría hecho telefónicamente 25 horas después de los sucesos (11 de la mañana del 7 de agosto), aunque la Delegación Sonora de la Profepa documenta que la formalización del aviso de derrames, infiltraciones, descargas o vertidos de materiales peligrosos o residuos peligrosos fue con fecha 8 de agosto. Sólo hasta el 12 de agosto, seis días después, fue cuando el consorcio lo informó oficialmente por medio de la BMV, y en todas las ocasiones las lluvias atípicas fueron las responsables.
Lo anterior no impidió que Grupo México asegure que nos hemos conducido siempre con la verdad y de acuerdo con los hechos conocidos y corroborados, y sostenga que la prioridad de la compañía ha sido superar los efectos del accidente, apoyando a las comunidades en las áreas afectadas algo, dicho sea de paso, totalmente anti natura en este corporativo, y los trabajadores de Buenavista del Cobre (antes Minera de Cananea) son vivo ejemplo de ello.
En realidad, el único interés del comunicado divulgado por Grupo México es dejar en claro que la autoridad le hizo lo que el viento a Juárez, que se pasó por el arco del triunfo el cateo a las instalaciones de Buenavista del Cobre ordenado por la Procuraduría General de la República, que se mantiene impune y seguirá haciendo de las suyas, y que la empresa no ha parado de producir ni, especialmente, de generar utilidades (“en ningún momento se afectó el funcionamiento del complejo minero, el cual continúa operando normalmente). Para el dueño y el corporativo, lo demás les viene guango, y es así porque la autoridad lo ha permitido, y lo seguirá haciendo.
Eso sí, en una inserción pagada en medios de comunicación amigos, Grupo México le besa las suelas al gobierno de la República y lo chantajea con el clásico a pesar de que me tratas mal no dejaremos de invertir en el país, es decir, exactamente lo contrario de lo que el propio Larrea anunció en octubre pasado, cuando amenazó con llevarse una inversión de 5 mil 388 millones de dólares si el Congreso aprobaba el impuesto de 7.5 por ciento sobre las ganancias en el sector de la minería. Y lo aprobaron, pero el señor ni pío dijo, porque le dieron un nuevo filón: petróleo y gas.
Más allá del contubernio entre poder económico y poder político, y de los anuncios de ocasión que a nadie convencen (“la prioridad de la compañía… bla, bla, bla”) La Jornada (Mireya Cuéllar) documentó que la empresa de Larrea incumple con las labores de limpieza en río Sonora: “las brigadas de ‘reparación y limpieza’ de las que habla Grupo México no aparecen. La semana pasada se improvisó una para regar cal; los participantes portaron chalecos con vivos rojos para la foto (entre ellos otro amigo involucrado en este cochinero, el gobernador Guillermo Padrés). Pero desde ese día nadie ha vuelto a ver un brigadista en las márgenes del río”. Funcionarios de algunas dependencias estatales que recorren la zona explicaron que nadie sabe qué herramientas se van a usar para sacar el lodo, qué equipo deben portar los brigadistas para evitar contaminarse y dónde se llevarán las miles de toneladas de lodo que se sacarán del lecho del río.
Eso y la advertencia de la Red Mexicana de Afectados por la Minería, el Movimiento Mexicano de Afectados por las Presas y en Defensa de los Ríos, así como Greenpeace: “el derrame de 40 mil metros cúbicos de sulfato de cobre es considerado ‘la punta del iceberg’ de muchos otros vertidos tóxicos” (La Jornada, Alma E. Muñoz).
Las rebanadas del pastel
Y mientras en el Senado hacen coperacha para comprarle un bozal a Javier Lozano Alarcón, ayer se cumplió el ritual: el inquilino de Bucareli entregó al Congreso el segundo Informe de gobierno. Hemos demostrado que la división de poderes no significa división de esfuerzos y objetivos, dijo (léase no se angustien, amiguitos, que el negocio alcanza para todos nosotros). Y Silvano Aureoles aplaudió.