miércoles, 3 de septiembre de 2014

Economía: otro tijeretazo / Realidad mata promesas / Hambre: estrena logotipo

Carlos Fernández-Vega - México SA
En pleno ceremonial del día de la victoria (segundo de seis), y a todo motor el culto a la personalidad de nuestro gran timonel (el inquilino de Los Pinos, para quien tenga dudas), los especialistas en economía del sector privado, permanentemente consultados por el Banco de México, tuvieron la descortesía de apestar la magna celebración con un nuevo tijeretazo a la expectativa oficial de crecimiento económico en este 2014.

De nueva cuenta (ocho recortes en igual número de meses del año) tales especialistas redujeron el potencial económico del país a sólo 2.47 por ciento, y descontando, cuando en el arranque de 2014 estimaban un avance de 3.41 por ciento, y dejan para 2016, si bien va, la posibilidad de que la gloriosa economía nacional registre, en el mejor de los casos, una tasa de incremento cercana a 4 por ciento, ya con las reformas a todo lo que dan.
Así, de cumplirse tal pronóstico –hasta ahora los especialistas se han quedado cortos con la realidad–, en materia de resultados económicos la primera mitad del sexenio del gran timonel sería más de lo mismo, es decir, mediocridad garantizada que a estas alturas no sorprende a los mexicanos, pues se han acostumbrado a mucho caldo y nada de albóndigas. De concretarse, pues, la tasa anual promedio de crecimiento durante el primer bienio de EPN a duras penas llegaría a 1.7 por ciento, incluso por debajo de los miserables resultados del calderonato.
Al cierre de agosto pasado, los 35 grupos de análisis y consultoría económica del sector privado nacional y extranjero que permanentemente consulta el Banco de México de nueva cuenta sacaron la tijera y, ¡zas!, de nueva cuenta recortaron (aún más) su pronóstico de crecimiento en este México en movimiento, y lo hicieron justo cuando el inquilino de Los Pinos se dirigía a la nación (versión oficial) y la clase política (empresarios incluidos, obviamente) aplaudían a rabiar por los excelentes resultados (ídem) de dos años de gobierno.
Pero la realidad es cruel, y mientras Enrique Peña Nieto navegaba en la nada y se auto felicitaba por los grandes avances en materia de seguridad, los citados especialistas advertían que el principal factor que podría obstaculizar el crecimiento económico del país es, precisamente, la inseguridad, lectura que, dicho sea de paso, no se ha movido del primer escalón en todo el año y que en su evaluación ha ido en permanente crecimiento desde cuando menos enero de 2013.
El segundo gran candado que los especialistas consideran para el crecimiento económico es la debilidad en el mercado interno, que en agosto de 2014 resultó tres veces superior a la considerada en igual mes de 2013 y más de seis tantos por arriba con respecto al arranque sexenal. De igual forma, mantienen encendidos los focos rojos por el impacto negativo de la llamada reforma fiscal, cuya evaluación negativa se multiplicó por 6.5 entre enero de 2013 y agosto de 2014.
Eso sí, consideran que se ha desvanecido la ausencia de cambio estructural en el país, es decir, avalan plenamente la reformitis que va viento en popa, por mucho que no hay un sólo resultado tangible que justifique la felicidad de los especialistas en este renglón, toda vez que aún con el gran paquete de reformas transformadoras que ha sido aprobado por el Congreso, la evaluación de los especialistas sobre el raquítico crecimiento económico se mantiene en descenso.
Lo anterior queda de manifiesto cuando los citados especialistas hacen sumas y restas (éstas, principalmente) en materia de empleo en el sector formal de la economía. En este sentido, en agosto pasado de nueva cuenta redujeron la expectativa de generación de plazas laborales, al igual que las estimadas para 2015. En cambio, sí incrementaron suavemente su estimación sobre la tasa oficial de desocupación abierta, la cual ronda el 5 por ciento de la población económicamente activa.
Lo anterior contrasta con la visión oficial de las cosas. En su segundo día de la victoria, el gran timonel aseguró que “la economía mexicana continúa fortaleciendo su recuperación conforme transcurre el año. Si bien en el primer trimestre de 2014 la recuperación económica fue menor a la esperada, en el segundo semestre la economía mostró mayor dinamismo. Lo anterior debido a que el primer trimestre del año estuvo afectado por diversas razones de carácter transitorio. Durante el periodo enero-marzo de este año el PIB de Estados Unidos tuvo una caída trimestral anualizada debido, en gran medida, a los efectos de un invierno atípicamente desfavorable. Asimismo, se observó una débil producción de petróleo y el bajo dinamismo de Europa y América Latina provocó que nuestras exportaciones a dichos destinos disminuyeran en términos anuales.
“Sin embargo, en el segundo trimestre de 2014 el PIB creció a una tasa anual de 1.6 por ciento (NdelaR: menos que en el primer trimestre). Ese resultado implicó una expansión trimestral desestacionalizada de 1.04 por ciento, cifra mayor que los incrementos de 0.4 y 0.2 registrados en el primer trimestre de 2014 y en el cuarto trimestre de 2013, respectivamente. Esta cifra confirma una aceleración significativa de la economía mexicana (equivalente a un crecimiento anualizado de 4.22) anticipando ya el mayor crecimiento que se esperaba.
Se estima un mayor dinamismo para la economía mexicana en lo que resta del año. Si bien la tasa esperada de crecimiento para 2014 se sitúa en 2.7 por ciento, nivel que es superior al promedio de los últimos 14 años, es imperativo continuar trabajando en una adecuada legislación secundaria de las reformas estructurales aprobadas en 2013, para que permitan incrementar al máximo un crecimiento sostenible de la economía mexicana.
En síntesis, mientras el gran timonel cotidianamente promete maravillosos resultados a futuro, incluso mucho más allá de su periodo constitucional, la realidad no deja de impactar negativamente en el de por sí reducido nivel bienestar de los mexicanos, quienes ya no sienten lo duro sino lo tupido.
Las rebanadas del pastel
El hambre de los mexicanos cambia de nombre y logotipo: el inquilino de Los Pinos anunció ayer que el programa Oportunidades se convierte en Prospera, es decir, la misma gata revolcada por cuarta ocasión (Solidaridad con Salinas, Progresa con Zedillo, Oportunidades con Fox y Calderón, y ahora Prospera con Peña Nieto). En el balance, de 1988 a la fecha el número de mexicanos en pobreza pasó de 38 millones a cuando menos 61 millones, y contando, lo que devela que en esos cinco sexenios ninguno de los logotipos coincidieron con la realidad.