jueves, 21 de agosto de 2014

¿Y a nosotros qué nos queda?

El Correo Ilustrado-La Jornada
El 25 de mayo de 2014 la Minera San Xavier, en Cerro de San Pedro, San Luis Potosí, provocó fuertes derrames de cianuro al perder el control de las piletas de lixiviación. Puso así en peligro la vida de los habitantes de la comunidad la Nueva Zapatilla. También contaminó mantos freáticos que abastecen de agua a los habitantes de esa zona.
Pocos días antes, las autoridades sanitarias presentaron estudios en los cuales encuentran plomo y arsénico en niños de la escuela de Planta del Carmen, comunidad del municipio de Cerro de San Pedro.

El pasado 7 de agosto alrededor de 40 mil metros cúbicos de solución de cobre y otros metales procesados con ácido sulfúrico se derramaron desde la mina Cananea, ubicada en el estado de Sonora.

El domingo 13 de agosto, por la mañana, la minera Proyecto Magistral, ubicada en el municipio El Oro, en Durango, derramó 2 mil metros cúbicos de solución cianurada al arroyo La Cruz.

Para las autoridades ambientales, sanitarias o de protección civil, no es mucho lo que pasa, casi siempre los daños están por abajo de la norma.

Alrededor de 900 proyectos mineros están autorizados por todos los rincones de México. ¿Qué nos queda a nosotros, a la inmensa mayoría de los mexicanos, cuando la plata, el hierro y el oro de las entrañas de nuestra patria inundan los mercados de todo el mundo? ¿Vale la pena?
Sergio Serrano Soriano