domingo, 6 de julio de 2014

Para Televisa, una canasta de regalos

El dictamen correspondiente a la Ley Federal de Telecomunicaciones aprobado en la Cámara de Senadores está hecho para beneficiar a la cadena de televisión que impera en México. Entre otras cosas, no habrá límites para que comercialice sus espacios, cobrará los tiempos del Estado como si fueran publicidad, y se frenará cualquier atisbo de competencia hacia ella; aun así, no se le considerará monopolio. Sí, para Televisa, una canasta de regalos.
6 julio 2014 | Jenaro Villamil | Proceso
MÉXICO, DF (Apro).- En el dictamen de 315 artículos y 44 transitorios de la nueva Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión y en los 32 artículos del nuevo Sistema Público de Radiodifusión hay millonarios regalos para Televisa y TV Azteca. Ambas empresas ya controlan 95% de la televisión abierta y la primera, 60% de la restringida.

A cambio de estos regalos, el Gobierno federal, por conducto de las secretarías de Gobernación, de Comunicaciones y Transportes y la de Hacienda mantiene el control en la relación con los concesionarios. Y la autonomía del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) simplemente no se respeta, según especialistas y legisladores consultados por Proceso.

COMERCIALIZACIÓN SIN LÍMITES

El primero de los regalos viene con la publicidad. Lejos de democratizar los medios audiovisuales y promover la mejora de sus contenidos, la nueva ley permitirá a los concesionarios comerciales en radio, televisión abierta y restringida transmitir publicidad en más de la tercera parte de su tiempo-aire.

En el artículo 237 se limita a 18% del total de su transmisión por cada canal de televisión y a 40% del total por cada estación de radio. Sin embargo este límite "no incluye los promocionales propios de la estación, ni las correspondientes a los tiempos de Estado ni a programas de oferta o de producción de servicios", señala el texto. Es decir, los infomerciales de "productos milagro" u otros servicios no se incluyen en este conteo.

Además, los artículos 247 y 248 incorporan incrementos para alcanzar hasta "más del 35% de publicidad" por los porcentajes acumulativos establecidos para las estaciones de televisión y de radio que difundan programación con producción nacional y producción nacional independiente.

En el documento Los derechos de las audiencias y el dictamen, enviado al Senado el jueves 3, Francisco Prieto (defensor del televidente de Canal 22), Beatriz Solís Leree (defensora del radioescucha de Radio Educación), Adriana Solórzano (mediadora del Instituto Mexicano de la Radio) y Gabriel Sosa Plata (ómbudsman de Noticias MVS) advierten que estas disposiciones violentan el derecho a recibir "información de calidad y programación equilibrada entre contenidos y publicidad".

PREPONDERANCIA POR SECTOR

Los principales críticos del PAN y PRD de este dictamen han señalado que el artículo 262 de la nueva ley, que define el agente económico preponderante "por sector", beneficiará al Grupo Televisa, pues no se le impondrán límites a su dominio en la televisión de paga. Es el segundo regalo.

El especialista Jorge Fernando Negrete, director de Mediatelecom, dice a este semanario que definir por "sector" al agente económico preponderante es "incongruente" y "ridículo" pues "pretende que cada uno de los segmentos que componen a los sectores de radiodifusión y telecomunicaciones es igualmente comparable entre ellos, cuando pueden existir diferentes condiciones de mercado, desde estructuras de costos, competidores, hasta usuarios, tecnologías y audiencias".

Para Negrete definir el agente preponderante por "sector" deja "desprotegido al usuario de servicios donde los preponderantes no tengan presencia". En el caso de la televisión de paga, "queda automáticamente fuera de la regulación porque el preponderante en telecomunicaciones (América Móvil) no ofrece ese servicio. En cambio, el preponderante en radiodifusión (Televisa) que sí tiene una participación considerable en el mercado de televisión de paga no se regula en telecomunicaciones".

La "cláusula Cablecom" es el tercer obsequio.

Según datos proporcionados a Proceso por el IFT, a marzo de 2014 del total de 15 millones 185 mil suscriptores de televisión restringida, Televisa tiene 53.8%; MVS, 15.2%; Megacable, 13.2%; Cablecom, 8.2% y las empresas más pequeñas, 9.6%.

Si Televisa adquiere el control accionario de Cablecom tendrá 62% de este servicio, según datos del IFT. Desde agosto del año pasado el consorcio de Emilio Azcárraga anunció su interés por adquirir el control de esta empresa que hasta marzo de 2014 tenía 1 millón 249 mil suscriptores.

Si Televisa no es declarado preponderante en el servicio de televisión restringida la podrá adquirir sin problema.

‘CANALES ESPEJO’

La devolución de los "canales espejo" en Tijuana es el cuarto regalo.

Una simple frase en el artículo 19 transitorio de la ley provocará que el apagón analógico operado en esa ciudad fronteriza quede sin vigencia; por lo tanto se le devolverán los llamados canales espejo a Televisa y TV Azteca en esta ciudad.

Este artículo establece que el plazo máximo para el "apagón analógico" será el 31 de diciembre de 2015 y le corresponderá al IFT determinar si existen las condiciones para hacerlo.

Sin embargo, el artículo establece: "Se derogan las disposiciones legales, administrativas o reglamentarias en lo que disponga el presente transitorio".

El ex presidente de la Comisión Federal de Telecomunicaciones, Mony de Swaan comenta a Proceso que el "apagón" en Tijuana –en 2012– fue una medida administrativa. Televisa y TV Azteca armaron una campaña en pantalla contra esta determinación.

El quinto obsequio es que no hay pago de contraprestación en la multiprogramación.

En los artículos 158 y 159, que regulan la multiprogramación y la eventual autorización de señales adicionales, a los concesionarios de televisión se les exime del cobro obligatorio de contraprestación y no se desarrollan criterios para atender las condiciones de concentración en la zona geográfica de cobertura.

Fuente: Proceso


Y la UNAM le abrió las puertas

María Luisa Vivas | Proceso
Con un costo de 7 mil pesos y una duración de 120 horas, el pasado 1 de marzo se inició en el Centro de Educación Continua de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM el diplomado “Creadores de contenidos: Un viaje al proceso televisivo”, producto de un convenio entre la FCPyS y el Sindicato Industrial de Trabajadores y Artistas de Televisión y Radio Similares y Conexos de la República Mexicana (Sitatyr).

La primera parte del curso concluyó el pasado el 28 de junio y está pendiente el módulo Transmedia, que se impartirá en línea.

Este programa desató una ola de inconformidad entre maestros y alumnos, que repudian el modo en que se aceptó esta colaboración y el propio contenido del curso.

Dos días después de iniciado el diplomado, el 3 de marzo, profesores de la carrera de ciencias de la comunicación –encabezados por Felipe López Veneroni, consejero técnico representante de maestros de dicha licenciatura– entregaron una carta al director de la FCPyS, Fernando Castañeda Sabido, en la que manifestaban su “consternación y rechazo” a la propuesta de incluir el diplomado como parte de la modalidad de titulación “Profundización del conocimiento”.

Los académicos solicitaron al director de la FCPyS revocar el convenio con el Sitatyr, entre otras razones porque el diplomado “no es impartido por una institución de educación superior ni tiene vínculo en el ámbito de la formación académica”. Además, “se ignora si quienes aparecen como docentes en los módulos tienen la formación teórico-metodológica y pedagógica, así como los requisitos académicos y la experiencia docente para impartir clases a nivel licenciatura”.

Criticaron también que algunos de los módulos que se estudian en el diplomado, como géneros periodísticos y el modelo piramidal de la información, se imparten desde la licenciatura, por lo que “no se advierte ninguna contribución novedosa”.

En contraparte, subrayan, “la organización de concursos de belleza y las ceremonias de premiación no guardan vínculo discernible alguno con el ámbito teórico, metodológico o empírico de la comunicación, ni reflejan el carácter ético, profesional o académico que nuestra carrera busca delinear como perfil de los egresados universitarios”.

En una reunión con Castañeda Sabido –que fue “tensa”, según maestros de la carrera consultados por Proceso– se debatió sobre el programa. De acuerdo con el director, el Consejo Técnico de la FCPyS avaló los diplomados como una opción para titularse. Fue en ese marco, expresó, que un grupo de egresados afiliados al Sitatyr se acercó para proponer el curso.

El problema, le refutaron los docentes, no es la aprobación de nuevas modalidades de titulación, sino el diplomado particular impartido por empleados de Televisa. Hicieron hincapié en la “pobre calidad” de los contenidos. Sin embargo, el director cambió el tema y, aunque los profesores le solicitaron responder por escrito a su carta, no lo hizo.

La inconformidad entre los catedráticos llegó a tal grado que la dirección removió de la Coordinación de Ciencias de la Comunicación a Arturo Guillemaud Rodríguez Vázquez por “no haber frenado a tiempo el diplomado”. Empero, no estaba entre sus facultades aprobarlo. Esa responsabilidad le corresponde a Alma Iglesias, jefa de la División de Educación Continua y Vinculación de la FCPyS.

En lugar de Rodríguez Vázquez fue designada Carola García Calderón, quien también firmó la carta dirigida a Castañeda Sabido.

La forma y el fondo

Adriana Solórzano y Marcos Márquez, profesores de asignatura en la carrera de ciencias de la comunicación en la FCPyS, aseguran que el convenio con el Sitatyr generó descontento por el procedimiento que se siguió y por la falta de calidad del curso.

El trámite, señalan, no incluyó a la comunidad académica y se pasó por alto la normatividad para que un diplomado pudiera ser considerado una forma de titulación.

La potestad de revisar, valorar y autorizar esa modalidad le corresponde al Comité de Titulación del Centro de Estudios de Ciencias de la Comunicación. “En este caso el Comité fue consultado una vez que el diplomado ya se había iniciado y existía el compromiso de la FCPyS ante los inscritos, y sólo porque la comunidad académica cuestionó esta grave falta”, afirma Solórzano.

El asunto más relevante, añade Márquez, son los contenidos. “Nosotros no formamos técnicos en producción televisiva, no enseñamos a iluminar un foro ni el movimiento de las cámaras. No enseñamos a realizar telenovelas, programas de concursos o pasarelas.

“Nosotros formamos científicos sociales capaces de analizar el proceso de producción mediática, no solamente desde la perspectiva de la realización, sino también de su difusión y consumo. Este es el motivo fundamental que me ha llevado a estar en desacuerdo con el diplomado en cuestión, pues contradice las bases que sustentan la carrera y de ninguna manera ‘actualiza’ a los egresados de ella”, sostiene.

Agrega Solórzano: “Es grave que en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales se imparta un diplomado que incluye el módulo ‘certamen de belleza’. No se trata, como algunos se atreven a decir, que en la facultad se deje de lado lo que realmente ocurre en el mercado laboral, pero es tanto como justificar que a un estudiante de medicina se le enseñara una mala praxis sólo porque en algunos hospitales ocurre. La universidad no forma profesionales que repitan esquemas para conseguir rating; los profesionales de la UNAM son seres reflexivos que están preparados para contribuir a mejorar la comunicación social y pública”.

Con ellos coinciden decenas de estudiantes y egresados que se unieron a la página de Facebook “UNAM sin Televisa”, que surgió el martes 1 y ya supera los 3 mil 600 “me gusta”.

Los inconformes también lanzaron una campaña mediante la organización civil Change.org, cuyo objetivo es “empoderar a todas las personas en donde estén para crear el cambio que quieren realizar”. La petición “Fuera Televisa de la UNAM” ha sido respaldada por 757 personas.

Que sí, que no

El diplomado pasó inadvertido hasta el martes 1 de julio, cuando Milenio publicó la nota “Televisa ofrece cátedra a la UNAM”, en la que Jorge Eduardo Murguía, vicepresidente de producción de Televisa, afirmó que aquel planea tener “una larga vida” gracias a la demanda que tuvo.

Alma Iglesias González, jefa de la División de Educación Continua y Vinculación de la FCPyS, difundió una nota aclaratoria: “Respecto de todas las empresas televisivas, la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales aclara que no tiene convenio con ninguna de estas compañías y, en particular, con Televisa”, se lee en la carta, publicada en el sitio web de dicho plantel.

Consultada al respecto, Iglesias asevera que el diplomado tuvo como objetivo “combinar conocimientos prácticos y teóricos en un programa que buscara actualizar, profundizar o profesionalizar sus conocimientos (de los estudiantes) en materia televisiva”.

Puntualiza, eso sí, que el Consejo Universitario aprobó la titulación mediante diplomados de 240 horas. Por tal motivo, continúa, “este curso no cumple con este requisito, así que (quienes lo tomaron) no podrán titularse sólo con él”.

Pese al rechazo de académicos y estudiantes, Iglesias refiere que “programar una nueva generación de este diplomado posiblemente dependerá de la demanda que exista”.

Asimismo defiende a los profesores que impartieron clases, a quienes califica como “personas altamente calificadas y ampliamente reconocidas en la materia que les correspondió desarrollar”.

Según el plan de estudios del diplomado, la plantilla de maestros incluyó a la productora de telenovelas Carla Estrada, quien además es la madrina de la generación; Roberto Gómez Fernández, hijo de Roberto Gómez Bolaños, Chespirito; Luis de Llano, productor de programas y grupos musicales; Pedro Damián, uno de los fundadores del grupo Timbiriche; Enrique Segoviano, director de El Chavo del Ocho; Miguel Ángel Fox, productor del reality show La Voz… México, y los periodistas Santos Bris, Carla Iberia Sánchez y Saúl Sánchez Lemus.

Iglesias afirma, no obstante, que Carla Estrada, Pedro Damián y Miguel Ángel Fox no impartieron clase.