
Acabo de hacer una primera lectura de la estrategia nacional de energía, tal vez me anime para leerla nuevamente, pero no creo que valga la pena. El documento de 57 páginas contiene los mismos y desgastados clichés de los privatizadores, perdón de los vende patrias, que en la entrega del patrimonio nacional energético no dudan en repetir sus viejas mentiras, por ejemplo que con las reformas estructurales:
-Se crearan cerca de 500 mil empleos adicionales en este sexenio y 2.5 millones al 2025
- y que con la entrega del petróleo y la electricidad México se situará entre las mejores economías del mundo
- agregando que con ello bajarán de precios las elevadísimas tarifas eléctricas en México.
Era más ingenioso Salinas de Gortari cuando hablaba de adelgazar al Estado Mexicano. Con este viejo capo del neoliberalismo se entregaron, desde la época de Miguel de la Madrid 1150 empresas del sector estatal de la economía, bajo la promesa de que se construirían muchas escuelas y hospitales y se crearían millones de empleos. Sin embargo, después de más de 30 años México se debate en una atroz crisis económica, política, social, cultural, etc., con un campo hecho trizas, sin trabajo ni educación que ofrecer a millones de jóvenes que cada año se incorporan al mercado de trabajo y con un nivel delincuencial que tiene como trasfondo la miseria y pobreza de la mayoría de los mexicanos.
Por mandato de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal en su artículo 33, fracción VI, el gobierno de Peña Nieto envió al Congreso de la Unión su Estrategia Nacional de Energía con un horizonte de quince años. Sin embargo, más allá de sus demagógicos clichés y mentiras de siempre, el dichoso documento guarda cuidadosa distancia frente a la instrumentación de las inconstitucionales contrarreformas a los artículos 25, 27 y 28 de la CPEUM. Sabedor de que las leyes secundarias que tienen un plazo perentorio que vence el 19 de abril de 2014, se están confeccionando (en reuniones cuasi secretas organizadas por la Secretaría de Energía) como un traje a la medida de los intereses y proyectos, tanto de las grandes corporaciones energéticas trasnacionales y sus asociados mexicanos, como de las perspectivas del imperio del norte que no en balde hizo acto de presencia en la reciente visita del Presidente Barak Obama a la Ciudad de Toluca.
Llama la atención, sin embargo, el que en el mar de letras de ese documento mal llamado Estrategia Nacional de Energía, apenas haya una mención a un problema de fondo en lo que será la conversión de CFE y PEMEX de organismos descentralizados a Empresas Productivas del Estado, cuando afirman que “los trabajadores continuarán siendo el principal activo de estas empresas y sus derechos laborales serán respetados en todo momento.”
De ahí la importancia de los actos programados por SME el día de mañana en diferentes puntos y centros de trabajo de Luz y Fuerza del Centro y en la propia Secretaría de Energía que encabeza Pedro Joaquín Coldwell. Se trata, ni más ni menos, que hacer prevalecer el interés del SME en la recuperación de nuestros trabajos, que nos fueron arrebatados por el inconstitucional Decreto de extinción de LyFC del criminal Felipe Calderón.
