jueves, 11 de julio de 2013

Nubarrón laboral (uno más) / Empleo a la baja (otra vez) / STPS: “factores externos”

México SA-Carlos Fernández-Vega
Con la novedad, mexicanos crédulos, que tampoco en 2013 habrá empleo formal para todos (olvídense del salario remunerador) ni se alcanzará la meta fijada por el gobierno peñanietista en este renglón. En el mejor de los casos –como es tradición– sólo uno de cada dos mexicanos lograría incorporarse al mercado laboral en el sector formal de la economía. Y sólo en el mejor, porque en seis meses (diciembre de 2012 a mayo de 2913) la poderosa economía mexicana apenas generó 58 mil 704 plazas formales (entre permanentes y eventuales) o, lo que es lo mismo, una de cada diez demandas.
Y tan terrorífica proyección no la hace un “enemigo del régimen”, sino uno los integrantes del gabinetazo peñanietista, Alfonso Navarrete Prida, titular de la Secretaría del Trabajo, quien ayer advirtió que “la expectativa de generación de empleos en México va a la baja, y según ella se crearían alrededor de 600 mil puestos al año, si (la tasa de) crecimiento económico es de 2.8 o 2.9 por ciento (de acuerdo con la más reciente estimación del Fondo Monetario Internacional). Con cada punto porcentual a la baja se dejan de crear 200 mil empleos formales, más o menos” (La Jornada, Fabiola Martínez).

Esa “es la realidad”, advierte Navarrete Prida, pero le echa ganas: “hay optimismo en que durante el segundo semestre se dinamice la economía y podamos crecer un poco más; hay anuncios muy importantes de inversión directa en México que el presidente de la República ha estado haciendo” (de hecho, el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios anuncia, todos los años, multimillonarias inversiones que nadie sabe si las realizan o no, aunque sí se conoce que cada vez “exportan” más capital). Lamentablemente el titular de la Secretaría del Trabajo recurrió a una de las justificaciones patentadas por Felipe Calderón: “este panorama no es por cuestiones internas, sino por la situación económica de Estados Unidos que crecerá menos de 2 por ciento, o de Brasil y Europa” (El Universal). ¿Y dónde quedó, entonces, la “sólida” economía mexicana, envidia de la comunidad de naciones?

Para nadie es un secreto que 60 por ciento de la población económicamente activa ocupada (alrededor de 30 millones de mexicanos en edad y condición de laborar) sobrevive en el sector informal de la economía. Sólo 35 por ciento de la PEA se emplea en el sector formal y el restante 5 por ciento se encuentra desocupada, de acuerdo con las cifras oficiales. Lo anterior no incluye a más de 6 millones de personas (población “disponible”) que de tanto intentarlo y no lograrlo, de plano dejaron de buscar empleo. Y todavía se alarman porque las finanzas del IMSS están “desbalanceadas”.

El balance resulta escalofriante, pero en lugar de recibir “resultados tangibles” (Peña Nieto dixit) los mexicanos son notificados de que si quieren un empleo formal, pues que ni lo intenten, porque la economía no da para más, es decir, un empleo por cada dos solicitantes, sólo en el mejor de los casos. Y si México viniera de un prolongado periodo de jauja, pues bien podría aguantar la escasez “temporal” de plazas formales, pero resulta que el problema es que el país acumula tres décadas al hilo con creciente déficit de empleo (ese sí es un “resultado tangible” del sacrosanto modelo económico).

Sólo hay que recordar que en la decena trágica de listones blanquiazules, sólo 24 de cada 100 mexicanos (incluidos los puestos eventuales, y si sólo se consideran las plazas permanentes entonces la relación se reduce a 17 de cada 100) lograron colarse en el mercado laboral del sector formal de la economía, sin considerar los miserables salarios por ellos recibidos ni las decrecientes prestaciones. Con Fox (que prometió un millón 350 mil plazas anuales) y Calderón (autodenominado “presidente del empleo”) el fracaso en este renglón fue total: la información oficial revela que en los dos sexenios panistas apenas se crearon 3.4 millones de plazas formales (eventuales 27 por ciento de ellas), contra una demanda real superior a 12.5 millones de puestos de trabajo, de tal suerte que el déficit de empleo formal (sólo con Fox y Calderón en Los Pinos) fue de 9 millones de plazas, en números cerrados (4.84 millones con el de las ideas cortas y la lengua larga, y 4.28 millones con el otro).

Eso en el pasado inmediato, el cual algunos políticos de tres colores prometieron rápidamente dejar muy atrás, porque ellos –contrario a los de la decena trágica– “sí tenemos experiencia y sabemos cómo”. Pues bien, a la vuelta de los meses ninguna de esas aseveraciones ha podido ser confirmada, y a cambio sólo ofrecen más de lo mismo.

Las rebanadas del pastel

De la lectoría sobre el extraño recule de la SEP: “una licitación que está en chino es la de 240 mil laptops para estudiantes de 5º y 6º de primaria, que forma parte del programa impulsado por el presidente Enrique Peña para dotar de computadoras portátiles a estudiantes en Colima, Sonora y Tabasco. Este proceso ya fue alterado por prácticamente todas las empresas participantes, y ayer le fue notificado al consorcio compuesto por GMT Préstamos en la parte financiera, Integra Ingeniería (la desarrolladora de IAVE) y Corporativo Arca (que había sido designado por la SEP entre las 11 propuestas presentadas como el ganador de la licitación al ofrecer el mejor precio) que el contrato de adjudicación será rescindido. La rescisión se da en condiciones poco claras, debido a que el proceso fue descarrilado por golpeteo de dos empresas chinas (Haier International Limited y South Holding Industrial Limited) que serían las proveedoras encargadas de llevar a cabo la manufactura de las computadoras portátiles, y supuestamente tenían contratos de exclusividad con por lo menos los tres primeros lugares de la licitación, el consorcio ganador, Synnex y Servicios Integrales Datha. El descontrol e incertidumbre de las supuestas exclusividades de los proveedores chinos generó que el consorcio ganador no pudiera cumplir en tiempo y forma con la entrega de la fianza –que por contrato se exige al ganador– equivalente a 10 por ciento del valor del contrato, ya que siete afianzadoras que abarcan 90 por ciento de este mercado se negaron a otorgar la fianza para ejecutar la licitación. Los chinos parecen tener un concepto muy amplio de lo que significa exclusividad, pues con todos fueron ‘exclusivos’. Es preocupante que las empresas chinas estén influyendo de esta manera en un proceso tan importante y que muy probablemente los segundos lugares logren ganar la licitación ‘a lo chino’”.

Fuente: La Jornada