México SA-Carlos Fernández-Vega
Los indicadores sociales se deterioran un día sí y el siguiente también, y el nivel de bienestar de millones de mexicanos sigue en picada. El empleo es escaso, con salarios y prestaciones decrecientes, y la renovada ley laboral avala condiciones de trabajo que la anterior legislación prohibía, mientras los discursos sólo dan de comer, y muy bien, a los funcionarios que los pronuncian.
Salvo golpes espectaculares, como el propinado a Elba Esther, aquí no pasa nada y el país se mantiene en calma chicha, que algunos ilusos leen como preludio de un estallido, aunque no hay que alarmarse, porque en los hechos ese ha sido el estatus nacional desde hace muchísimos años.
Salvo golpes espectaculares, como el propinado a Elba Esther, aquí no pasa nada y el país se mantiene en calma chicha, que algunos ilusos leen como preludio de un estallido, aunque no hay que alarmarse, porque en los hechos ese ha sido el estatus nacional desde hace muchísimos años.
Un hombre recicla pet en el cerro de Tepenepantla, Chimalhuacán, estado de México. Foto: José Carlo González |
La razón “se encuentra en el deterioro del mercado laboral, algo que básicamente se atribuye a las cada vez menores prestaciones y remuneraciones percibidas por los trabajadores”, explica el Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN) del Tecnológico de Monterrey, campus estado de México, el cual subraya que “un problema adicional es que el comportamiento del ITLP no es exclusivo del último trimestre del año pasado, pues a lo largo de 2012 la variación alcista del índice fue de 3.5 por ciento”.
Un aspecto fundamental a considerar es la caída en el poder adquisitivo del ingreso de los trabajadores mexicanos: se presentó una disminución de 4.3 por ciento en la comparación con respecto al último trimestre de 2011. Si el resultado se coteja en referencia con el inicio del sexenio de Felipe Calderón (el que a los mexicanos prometió que con él en Los Pinos “vivirían mejor”) lo que se aprecia es una caída de 28.4 por ciento. La baja en el poder adquisitivo de los ingresos afecta el bienestar de las familias, particularmente de las más pobres. No se puede olvidar que el 10 por ciento de las personas de menores ingresos destina casi la mitad de sus ingresos a la compra de alimentos y bebidas, situación que los pone contra la pared cuando su precio se eleva y esa, precisamente, fue la dinámica durante el calderonato.
El hecho de que el ITLP vaya al alza, anota el CIEN, “sintetiza la precarización del mercado laboral e implica que los beneficios del crecimiento económico no llegan al bolsillo de las personas que cuentan con una ocupación, lo cual es más preocupante para quienes no tienen empleo. A nivel estatal es evidente que existe una presión sobre el bienestar de la población: a tasa anual solamente seis estados de la república reportaron una disminución del ITLP, en tanto que 15 sufrieron un aumento. Lo descrito representa una mala noticia para el desarrollo social de México, particularmente porque al mismo tiempo se presenta una marcada desaceleración de la economía, algo que exacerba el desequilibrio del país. Durante el primer mes de 2013 la tasa de desocupación se elevó, al mismo tiempo que el empleo registrado ante el IMSS fue mayoritariamente eventual. Por tanto es difícil pensar que al arranque del año se haya contabilizado una mejora en las condiciones del mercado laboral”.
Lo anterior, evidentemente, afectará los planes de los tres niveles de gobierno, particularmente en su política contra la pobreza y el hambre: ante este escenario, los recursos inicialmente utilizados para ello podrían ser insuficientes (de hecho, la Cruzada Nacional contra el Hambre arranca sin presupuesto propio). El aumento del ITLP es un llamado para las autoridades y partidos políticos; elevar impuestos como el IVA (y aplicarlos a medicinas y alimentos) podría dislocar un tejido social que de por sí se encuentra profundamente afectado por la precarización de la ocupación. “El hecho de que el ITLP se encuentre en niveles superiores a los registrados durante la crisis de 2009 y que su tendencia se mantenga al alza, implica que un aumento a la tasa del IVA (y su aplicación a todo tipo de productos y servicios) mermaría aun más la capacidad de compra de la población más pobre”.
Pensar que el gasto social podría disminuir, y hasta revertir, la tendencia creciente de la pobreza, implica que lo primero que habría que hacer sería transformar los programas oficiales existentes y dotarlos de una eficacia que hasta el momento no han alcanzado. En los siguientes meses se tendrá un debate sobre el rumbo de las reformas a construir, sin lugar a dudas que todas ellas deben orientarse a generar bienestar social, de otra manera los desequilibrios citados podrían aumentar.
El CIEN detalla que al analizar las cifras con respecto al mismo periodo del 2011, se encuentra que únicamente seis entidades de la República registraron reducción en su índice, donde Veracruz (-7.3 por ciento), Chihuahua (-6.7) y Aguascalientes (-3.5) fueron los casos más representativos. Sin embargo, el 50 por ciento de los estados presentó un incremento en su ITLP, siendo Michoacán (21.4 por ciento), Nuevo León (10.3) y Querétaro (8.5) las entidades con la situación más crítica, ya que además de mostrar un aumento en su ITLP en términos anuales, dicho comportamiento también se presenta con respecto al trimestre anterior (para el caso de Michoacán y Querétaro). “Dicha situación continúa exacerbando el poder adquisitivo de la población, lo cual se intensifica cada vez más dentro de la zona urbana y con ello un decaimiento de la situación económica del país”, puntualiza el CIEN.
Las rebanadas del pastel
Amarraos los calzones, que ya viene el IVA a todo y para todos, como parte de la “modernidad” (eufemismo por madriza) que os propinará el “nuevo” gobierno, quien para calentar el fogón autorizó su tercer gasolinazo al hilo en tres meses de estancia en Los Pinos, con el añadido de que ahora los aumentos son de 11 centavos, contra 4-8 del anterior.
Fuente: La Jornada
Fuente: La Jornada