sábado, 23 de marzo de 2013

Cancelados, 110 mil empleos / Y la “válvula de escape” va / Alfombras para los políticos

México SA-Carlos Fernández-Vega
Mal arranque laboral reporta el gobierno de Enrique Peña Nieto, pues en sus primeros tres meses de estadía en la residencia oficial acumula la cancelación de alrededor de 110 mil empleos formales (permanentes 30 por ciento de ellos, de acuerdo con la estadística del IMSS), de tal suerte que el tan cacareado boom ocupacional prometido por quienes impulsaron la “reforma” sectorial (vigente desde el primer día del año) se mantiene en veremos.
Así, el sector informal de la economía no ha sido desbancado como gran generador de ocupación de supervivencia ni “válvula de escape” social en estos menesteres. En cambio en el sector formal, al cierre de febrero pasado, más de 33 mil mexicanos perdieron su plaza y poco más de 76 mil adicionales su empleo temporal. Así, en el periodo diciembre de 2012-febrero de 2013, el balance sigue siendo negativo, o lo que es lo mismo lejos de registrarse generación de empleo formal, en términos reales se han cancelado alrededor de 110 mil plazas, algo que ni de lejos se mencionó en la monárquica celebración oficial por los 100 días de gobierno peñanietista.

Lo anterior contrasta con el reporte divulgado ayer por el Inegi (indicadores oportunos de ocupación y empleo, con información al cierre de febrero de 2013), en el que se notifica que en el mes de referencia “a nivel nacional la tasa de desocupación (TD) fue de 4.85 por ciento de la población económicamente activa (PEA), porcentaje inferior al que se presentó en el mismo mes de 2012, cuando se situó en 5.33 por ciento”.

Lo anterior sólo confirma que si la tasa oficial de desocupación registra algún descenso, así sea mínimo, es producto del crecimiento de la población ocupada en el sector informal, en el que más de 30 millones de mexicanos sobrevive. El sexenio del “presidente del empleo” (como Felipe Calderón cínicamente se autocalificó) concluyó con una tasa oficial de desocupación de 5.12 por ciento de la PEA, 43 por ciento más que cuando se sentó en Los Pinos. Si se considera lo que sucedió en la administración de Vicente Fox, entonces en los 12 años de estadía panista en la residencia oficial dicha tasa se multiplicó por tres, al pasar de 1.6 por ciento en noviembre de 2000 a igual mes de 2012.

De ese tamaño es el reto del gobierno peñanietista, el cual, de entrada, no ha encontrado alternativas reales para impulsar el empleo formal. Cuando menos hasta ahora, la “reforma laboral” sólo ha fortalecido la precarización y la informalidad. Aun así, el Inegi sostiene que en febrero pasado la tasa oficial de desocupación registró un leve descenso, lo que se viene dando –según sus indicadores– desde el inicio de la nueva administración.

De acuerdo con el Inegi, al cierre de noviembre pasado 5.12 por ciento de la PEA estaba oficialmente en desocupación; para diciembre del mismo año, dicho indicador se redujo a 4.96 por ciento y para febrero de 2013 cayó a 4.85 por ciento. Lo anterior demostraría que, aunque muy leve, habría menor desocupación en el país. El problema es que tal tendencia sería únicamente atribuible al crecimiento de la ocupación informal, y no del empleo en el sector formal, en el que, como se menciona, se registran alrededor de 110 mil plazas canceladas.

Lo que no se ha modificado nada es el lamentable hecho de que a mayor educación mayor desocupación. La información del Inegi confirma que en febrero pasado 73.1 por ciento de los desocupados contaba con los mayores niveles educativos, en tanto que el 26.9 por ciento restante ni siquiera concluyó sus estudios de secundaria. Así, las instituciones de educación media superior y superior siguen formando a estudiantes sin mayor perspectiva laboral, y quienes milagrosamente obtienen una plaza formal lo hacen en condiciones de precariedad absoluta.

Además, la población subocupada (aquella que declaró tener necesidad y disponibilidad para trabajar más horas) representó 8.2 por ciento de la población ocupada, apenas por debajo del registro de igual mes de 2012, cuando fue de 8.5 por ciento. El porcentaje de subocupación es más alto en los hombres que en las mujeres, correspondiendo a esta categoría el 8.8 por ciento de la población ocupada masculina frente a 7.3 por ciento de la femenina, en febrero pasado. En su comparación mensual, con cifras desestacionalizadas, este indicador registró una disminución (por llamarle así) de 0.41 puntos porcentuales en febrero de 2013 respecto al mes inmediato anterior.

Los indicadores de informalidad reportaron ligeros descensos, y el Inegi los reportó así: tasa de informalidad laboral: en febrero pasado fue de 59.55 por ciento de la población ocupada, contra 60.13 por ciento un año antes. Este indicador “se refiere a la suma, sin duplicar, de los que son laboralmente vulnerables por la naturaleza de la unidad económica para la que trabajan, con aquellos cuyo vínculo o dependencia laboral no es reconocido por su fuente de trabajo. En esta tasa se incluye –además del componente que labora en micro negocios no registrados o sector informal– a otras modalidades análogas como los ocupados por cuenta propia en la agricultura de subsistencia, así como a trabajadores que laboran sin la protección de la seguridad social y cuyos servicios son utilizados por unidades económicas registradas”.

Tasa de ocupación en el sector informal: en febrero de 2013 representó 28.9 por ciento de la población ocupada, contra 29.14 por ciento de un año atrás. “Se refiere a todas las personas que trabajan para unidades económicas no agropecuarias operadas sin registros contables y que funcionan a partir de los recursos del hogar o de la persona que encabeza la actividad sin que se constituya como empresa, de modo que la actividad en cuestión no tiene una situación identificable e independiente de ese hogar o de la persona que la dirige y que por lo mismo tiende a concretarse en una muy pequeña escala de operación”.

Las rebanadas del pastel

Los fabricantes de alfombras están felices, porque la demanda de su producto crece como la espuma. No son los únicos, pero van dos ejemplos recientes: A) los voraces cuan desaseados consejeros del IFE, con Leonardo Valdés Zurita a la cabeza, pretenden “esconder la mugre bajo el tapete” (Gregorio Guerrero dixit) por su cochinero en el manejo de recursos, para lo cual han hecho un pedido de muchísimos metros cuadrados para así lograr su deshonroso propósito; y B) Carlos Romero Deschamps, medalla al consumidor por su grotesca práctica de ponerse de alfombra cada que aparece Enrique Peña Nieto (cualquier duda consultar los videos del pasado 18 de marzo).

Fuente: La Jornada