sábado, 6 de octubre de 2012

Reforma laboral, el inhumano desprecio neoliberal por los trabajadores

Alfredo Rodríguez - Opinión EMET | Sábado 6 Octubre 2012
Todo indica que el PRI y el PAN, apoyados por sus partidos comparsas como el Verde y el PANAL, aprobarán la nefasta y cruel Reforma Laboral, lo que nos coloca en la antesala de una nueva y dolorosa derrota de la clase trabajadora y de los intereses populares en general.
Con esto, Felipe Calderón cerrará su sexenio tal y como lo comenzó, con una despiadada tendencia a ir con todo y contra todo lo que signifique bienestar general para la población; y como franco enemigo de la igualdad que es, poniéndo siempre por delante, sin ningúna consideración ética o moral de por medio, los intereses del pequeño grupo que lo colocó en la presidencia a toda costa y mediante un vergonzoso fraude electoral.

La reforma laboral es justamente el mejor ejemplo del por qué y para qué ese grupo de oligarcas privilegiados impulsó el fraude electoral en 2006. La clase dominante hizo todo cuanto hizo falta para imponer a un gerente de sus intereses que promoviera esta clase de políticas, y para al mismo tiempo, como también lo logró en 2012, evitar a toda costa el triunfo de un gobierno que estuviera en pro de una justa distribución de la riqueza social.

Esta reforma, sin duda alguna, producirá aún más pobreza y desigualdad, y si ya en éste espantoso sexenio se han creado seis nuevos pobres cada minuto, con la legalización de esta especie de esclavitud moderna que representa la reforma laboral, seguramente la producción de pobres se acelerará (quizá a eso se refieren sus defensores cuando dicen que la reforma es para fomentar la “productividad”).

Esta clase de medidas, que no se dan exclusivamente en México, (como bien hace en recordar López Obrador), y que forman parte de una agenda global impulsada por organismos internacionales con fuertes intereses financieros, dejan en evidencia la absoluta decadencia política y moral de quienes verdaderamente mandan en el mundo, que con sus dogmas financieristas y su incapacidad para resolver con este modelo económico los fuertes problemas que atraviesa la humanidad, están arrastrando al mundo a una situación cada vez más cruda de pobreza, guerras, violencia y hambre.

Queda pues, ante un panorama así de gris para el país (no olvidar que también intentarán destruir una poderosa fuente de recursos públicos con la reforma energética), solo  la esperanza que se fortalezca a mediano-largo plazo una tendencia a nivel nacional y global, cimentada sobre un verdadero espíritu humanista, que pueda conquistar el poder para utilizarlo en servicio del bien común y que pueda darle vuelta al saqueo, la rapiña y la codicia exacerbada de quienes mandan de manera demencial e irracional hoy en día.