22 agosto 2012 | Álvaro Cepeda Neri * | Contralínea
Desde que el “haiga sido como haiga sido” de Calderón se impuso como la antipolítica presidencial, las obligaciones federales para un buen gobierno democrático y republicano dejaron de cumplirse; imperando el mal gobierno con tantos abusos de poder, que Calderón debería ser llevado a juicio político.
Inició su pésima administración presionando para sacar de su noticiero al periodista José Gutiérrez Vivó, y “loco de contento” ha dejado que el Grupo Radio Centro incumpla un laudo internacional que determinó pagarle más de 30 millones de dólares, a los que el comentarista tiene derecho por la arbitraria cancelación del programa, entonces, con mayor audiencia.
Inició su pésima administración presionando para sacar de su noticiero al periodista José Gutiérrez Vivó, y “loco de contento” ha dejado que el Grupo Radio Centro incumpla un laudo internacional que determinó pagarle más de 30 millones de dólares, a los que el comentarista tiene derecho por la arbitraria cancelación del programa, entonces, con mayor audiencia.
Su mal gobierno se caracterizó por su favoritismo empresarial, el “dejad hacer, dejad pasar” de los bancos (que encabezados por HSBC, lavan dinero del narcotráfico); y por nombrar a sus amigos incompetentes en los cargos de primer y segundo nivel con sueldos millonarios. Tras los dos homicidios, la secretaría de Gobernación fue de mal en peor con sus titulares. En Hacienda colocó a su compadre Ernesto Cordero sólo para imponerlo después como candidato, pero le salió el tiro por la culata. Y por eso se desquita, cobardemente, de Vázquez Mota, a quien los panistas quieren en la presidencia de los restos del Partido Acción Nacional.
En Petróleos Mexicanos no ha podido, porque el corrupto sindicato blanco de Romero Deschamps,tapete de Calderón, impide una limpia en la cúpula, y mientras la empresa es víctima de sus torpes directores, permite que esté sitiada por empresarios de gran voracidad, que la llevan a la orilla de la privatización y usa sus utilidades para pagar grandes sueldos de la elite burocrática.
Por vengarse de la empresa Luz y Fuerza del Centro, echó a la calle a más de 40 mil trabajadores, extinguiéndola de un plumazo. Presionó para que Mexicana de Aviación esté en el limbo de la quiebra para favorecer a empresarios-dueños de otras compañías. Y por esto, más de 8 mil familias del personal de tierra, llevan más de dos años sin recibir sus salarios; mientras el gobierno calderonista les niega el acceso a 30 mil millones de pesos de pasivos laborales para que acepten la quiebra de la empresa. Y por medio de Molinar Horcasitas y del expriísta Pérez Jácome, sabotea a los inversionistas que tratan de rescatarla. Si la quiebra no ha tocado fondo, es porque el Juez Consuelo ha tratado de salvarla y por eso ha sido destituido por la Judicatura Federal, órgano de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
El odio a los trabajadores que defienden sus derechos duramente conquistados ha hecho que Calderón ejerza venganzas contra ellos. Mexicana de Aviación es un ejemplo de esa antipolítica anticonstitucional. Los pilotos y copilotos, en su mayoría, se han ido a trabajar fuera del país. Pero hay más de 200 mil trabajadores que no reciben un centavo, pues hasta a los jubilados los tienen a cuentagotas para recibir sus pensiones. Mexicana de Aviación, a punto de su quiebra, es otra de las venganzas del calderonismo, que deja un país al borde de las revueltas civiles y el estallido de la violencia social.
