viernes, 9 de diciembre de 2011

Fallido intento de Hacienda por refutar a la OCDE

Felipe Zermeño | Periodico La Jornada - El Correo Ilustrado | Viernes 9 de  Diciembre 2011
El intento de la Secretaría de Hacienda por refutar el reporte de la OCDE acerca de la enorme desigualdad en la distribución del ingreso que se registran en México (ver La Jornada, 7 de diciembre de 2011) es elíptico y finalmente absurdo.
La OCDE afirma que en 2008 la diferencia en México entre los ingresos del 10 por ciento más alto y el 10 por ciento más pobre era 25 a uno, cuando esa diferencia promedio en los países de la OCDE era de 9 a uno. Hacienda no refuta directamente estas cifras, en cambio, afirma que en los pasados 30 años la brecha entre pobres y ricos ha disminuido. Su intento de refutación es elíptico: los equilibrios macroeconómicos, incluyendo el monetario, que implica control de la inflación, determinan por sí mismos una mayor igualdad en la distribución del ingreso, que además se mejora gracias al incremento del gasto presupuestario de orientación social.

Con todo y esos equilibrios, en México la desigualdad puede avanzar si se polariza la distribución del ingreso entre salarios y ganancias del capital, lo que ha sucedido en las pasadas tres décadas. La política de estabilidad macroeconómica no impide este proceso de concentración del ingreso. Incluso, las políticas de estabilización que se han practicado en los últimos años, se apoyan en y determinan una mayor concentración del ingreso.

El Banco de México en sus informes se ufana de que mantiene un tipo de cambio estable y competitivo con lo que contiene la inflación y dice propiciar el crecimiento, gracias a la disminución en términos reales y en relación con Estados Unidos de los costos unitarios del trabajo.

Esta disminución se logra porque aumenta la productividad del trabajo cuando el salario crece menos o disminuye. Así se concentra el ingreso en las ganancias, y esta concentración factorial es determinante de una mayor concentración social del ingreso, y así ninguna política de gasto social va a evitar que la desigualdad y la pobreza avancen.